sábado, 2 de diciembre de 2017

NURIA GALLARDO. Retrato PUNTA SECA.

Formada en el Método, evoluciona hacia la Paradoja 
Nueva habitante de este paisaje de las maravillas (gracias, lectores y seguidores, por la acogida que venís prestándole). Retratos a Punta Seca. Hija de Manuel Gallardo y de María Jesús Lara. O sea actriz de raza y de estirpe por los dos lados. No recuerdo la primera vez que vi a  Nuria Gallardo en un escenario. No porque haga mucho tiempo, sino porque entonces yo no escribía de teatro y mi memoria era más aleatoria. Quizá fuera en el Marat haciendo de Carlota Corday. Quizá. Me gustaba ver teatro entre cajas, cuando  los amigos o la empresa me lo permitían,   y en una de esa tardes o noches debí quizá coincidir con ella. Sería casi una niña y, de existir ese sueño, debió de ser en el Marquina, Infanta Isabel o María Guerrero próximos al café Gijón. No sé. En esos teatros y en algún otro yo hacía de machaca, o sea asistente,  de los cómicos  trayéndoles bocatas, cervezas o cocacolas entre función y función. Quizá  una tarde en que ella fue a ver a su padre Manuel Gallardo.  En cualquier caso estos retratos no persiguen  la exactitud histórica y biográfica, sino una aproximación muy personal al personaje.
 Cabalmente, con pleno conocimiento de causas teatrales y personales, la conocí hace seis o siete años en un fallo del Premio Valle Inclán en compañía de Esperanza D,OrsIgnacio Amestoy., del que había hecho Ederra “Ven, me dijo éste, vas a conocer a Nuria Gallardo”; “ya la conozco respondí”.  
Ciertamente la conocía, aunque quizás no conocía a la genuina Nuria Gallardo Tengo la costumbre, o la descortesía, de mirar sin disimulo a los ojos, lo que a veces crea cierta incomodidad. A Nuria Gallardo no le creó ninguna. Vi en esas bellas transparencias marinas, agua, aire e inteligencia e ironía un poco malvada.  Es actriz de muchos registros, pero Helena Pimenta  la ha amarrado a la Compañía Nacional de Teatro Clásico de la que es puntal, donde a mí me gusta valorar su sintonía con Joaquín Notario, Marta Poveda o Pepa Pedroche.  

Procede del laboratorio de  Willyan Layton, o sea el Método, que no es Stanislauski exactamente, pese a lo que dijera  Strasberg. Yo creo que  está más cerca de La paradoja del comediante de Diderot.  Y de Dom Richardson y su teoría: Interpretar sin dolor. Es una actriz madura y consistente y, a la vez, joven. Una actriz a la que le queda un largo recorrido.

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