jueves, 26 de octubre de 2017

SMOKING ROOM EN PAVON KAMIKAZE




Jorge Eines, maestro de actores

Argentino de Buenos Aires. Llegó a  España en 1976 y enseguida se abrió un huecos, amplio y brillante, en el panorama del teatro español. Catedrático de Interpretación en la Resad y director   de grandes espectáculos por todo el mapa de España. Y teórico del hecho teatral  en profundidad con libros como  El actor pide, por ejemplo. Va de Borges a Chejov con absoluta naturalidad. La docencia es una pasión  que le lleva a crear su propia escuela, Ensayo 100. Maestro de actores. Ese es quizá el título que más ama, el más  preciado de su biografía. Ahora presenta en el Infanta Isabel Peer Gynt, la gran epopeya de Henrik Ibsen, sobre un aldeano aventurero y astuto, los domingos a las 13,00 horas, la hora del vermut al que invitan a la gente. Un espectáculo ambicioso con un elenco de diez actores.

Kamikaze. Las funciones que vienen

La función por hacer fue, en cierta medida, la consagración de Miguel del Arco y de Israel Elejalde, técnica y emocionalmente pirandellianos. Volverán  en Kamikaze con Las funciones por hacer, en plural. Cita para no perdérsela. El proyecto del teatro Pavónkamikaze se consolida.

Smoking Room.

 Secun de la Rosa, Mikil Esparbé, Manuel Morón, Pepe Ocio, Manolo Solo, Edu Soto; cinco estupendos actores para Smoking Room. Fue película de éxito por todo el mundo y ahora es función de éxito en Teatro Pavón Kamikaze. Arranca risas y carcajadas, pero no se fíen ustedes. Puede que tiemblen después de haber reído. Retrato de las miserias humanos, de la deslealtad y también de la tozudez de un líder sin seguidores que acaba brutalmente apaleado por un amigo. La cosa no acaba ahí, pero naturalmente no voy a contarlo. La trama es sencilla: corrupción y engaño; y la moraleja  también. Si usted cae en la aventura de pedir un salón exclusivo para fumar en su empresa, no lo haga; es preferible que salga a la calle o suba a la azotea, aun a riesgo de morirse de frio, y  deje de reivindicar el derecho al confort  de los compañeros. Una pulmonía es menos grave que el desprecio de amigos desleales y oportunistas. 
Interrumpo mi serie de retratos a Punta Seca de actrices, actores para hacer el retrato de una sala de teatro. Sé que un retrato de Aitana Marta Poveda, Nuria Gallardo, Pepa Pedroche, Miguel del Arco, Israel Elejalde, Fernanda Orazi, Carmen Machi y otras excelencias, es más atractivo que el de una sala. Las salas de los teatros las habitan fantasmas  de actores, actrices y autores  además de seres   vivos. Y una parte de nuestros sueños. Hace años cuando Antonio Guirao con la ayuda siempre eficaz de un jovencísimo Luis Torres, regía los destinos del entonces Centro Cultural de la Villa, la sala pequeña del Centro se llamaba Sala 2.  Guirao  tenía muchos nombres, pero  prevaleció la idea de neutralidad para no crear agravios comparativos.  La sala 2, hoy sala Jardiel Poncela, está  ligada a mis actividades culturales en la Metrópolis; conferencias, mesas redondas, rectales poéticos; y coloquios taurinos durante los Sanisidros, que eran los que más éxito tenían.  La sala 2 tenía aspecto de salón de actos de un colegio, un escenario alto y reducido al que se accedía  por un escalera lateral.Un mediodía almorzábamos Guirao y yo en el Café Gijón. Guirao quería organizar un acto en el que intervinieran Claudio Rodríguez y el doctor Barros, celebérrimo seductor y hábil mediador en la abrupta querella que mantenían Alberti y Bergamín por causa del Borbón y una fiesta en Roma. Antonio requería mi apoyo para tan magno acontecimiento y barajaba la posibilidad de Rafael Alberti y Bergamín en el mismo.  La Sala 2 hoy se llama Sala Jardiel Poncela y es un lugar sagrado al que pretenden acceder grupos significados del circuito rompedor y alternativo. Como la Princesa del María Guerrero  o la Margarita Xirgu del Español, por ejemplo.  O el Ambigú de Pavón Kamikaze, el lugar más sagrado de todos.   
SENSIBLE.Complicidad y destrucción
Una vez más la sintonía de José Luis Rubio como director y Kiti Manver como intérprete, funciona. Sensible.  Impulso trágico de Manver y  rigor  de Juan Carlos Rubio.    Mano férrea casi inadvertida. Teatros del canal a sala casi llena. Y una interpretación  formidable.
Nada  ni nadie es capaz de  convencer a Constance  de que el infierno de los celos es irracional; y tampoco hay nada que pueda demostrarle lo contrario. Tragedia pura. El amor destruye sin piedad.  La verdad será una verdad póstuma. El texto, quizá excesivo y poco verosímil ¿Hay sensibilidad en el amor o es un sentimiento que de tan puro, no admite matices ? El peso de la  palabra apenas lo alivian las acrobacias de Chevi Muraday espectacular. Sobre la gimnasia rítmica de sus piruetas, descansa buena parte de la fuerza y el desgarro de esta obra,    cruenta,  feroz cruel. Y una amistad, ofendida y cruel; el fervor nunca recompensado de un amigo enamorado, Clemence.



 

 







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