lunes, 13 de febrero de 2017

Blog del Lunes. Trump, el muñeco diabólico


Inicio con este post la nueva organización del blog con periodicidad fija: los lunes de cada semana como varios seguidores me han sugerido

Modigliani o Rubens

Siempre recibí de  las mujeres más de lo que di. Sobre todo de la mujer que lleva aguantándome como abnegada compañera 50 años. Por eso no es de extrañar que en mi poesía el amor sea una constante. Y  sexo otra constante;  sobre todo  sexo. Publiqué hace años  un libro del que me siento  especialmente satisfecho: Sonetos de fuego y nieve. Pagar en poesía….es ¡¡buen negocio!! Para mí; no tengo otra cosa.

 ¿Mujer Modigliani o mujer Rubens? Da igual si es capaz de soportar el abrazo y el beso y devolverlo con más temperatura.

 Cartas a una amiga inventada

El libro que me gustaría escribir en estos momentos ya está escrito por Saint-Exupery. Cartas a una amiga inventada. Serían cartas manuscritas, dignas de   un facsímil para bibliófilos. Voy a intentarlo,  lo he intentado ya pero últimamente no me sale nada. ¿Dar con la amiga adecuada o con el tono epistolar exacto?  ¿hay una amiga en busca de un cartero o el cartero de Neruda anda buscando destino para su canción desesperada?

 Mi padre era cartero, peatón cartero, lo cual no me sirve de mucho. La vida no sirve de nada. La vida es ficción, yo soy pura ficción. Cuando en ocasiones te estrangula la realidad, te vomita tu  mierda y la suya en la cara. Siglos de iluminación los apaga un minuto  de error o de desastre, la hora tonta que dicen los gitanos. A lo peor el mundo es una larguísima hora tonta de miles de millones de segundos todo ha sido una hora tonta.  Y admiras a un poeta que nunca había sido tu predilecto, solo por un verso: “la certeza  de no haberme equivocado en nada, sino en aquello que más quería”. Para algo ha de valer la literatura;  para la venganza o para la melancolía.

Mujeres fatales

Hay mujeres  que manejan a los  hombres  como  sicarias de no sé qué destino implacable. Esto lo sabemos muy bien los lectores de Hammette y Chandler que para mí siguen siendo los modelos de novela negra nunca  superados. Excluyo de esta clase de mujer la que inmola, toda una vida, por amor que es otra forma de fatalidad. Sobre todo para ella.

En toda mujer fatal hay una sensación de culpa que la redime de sus deslealtades. Eso pasa en la canción española, de la que soy fervoroso seguidor desde mi más tierna infancia. En primer lugar de fatalidad está la mujer sincera que dice necesito estar contigo para creerme esa mujer que te has inventado. No me invento mujeres; a lo sumo ilumino su parte peor alumbrada.

 

Trump el muñeco diabólico                 

                      Tiene pinta de muñeco sobrepasado de pilas, de energía. El trumpismo no es un sistema, no  es un pensamiento político ni un fascismo de nuevo cuño; es un magma abstracto y gelatinoso que amenaza al mundo y muy en especial a México. México es una civilización violenta y hermosa, siempre sobre o bajo el volcán; lo cual va a dar pretexto a Trump, como si necesitara pretextos,  para humillar a los mexicanos. Decíamos en tiempos que los presidentes norteamericanos eran incapaces de   pasear y mascar chicle a la vez. Y que bajo los efectos de esa descoordinación tomaban sus principales decisiones políticas.

                     Trump puede que sea capaz de eso y de más. Con una mano podría apuntar hacía la desestabilización de Europa, firmar un decreto de movilización de tropas; y con el látigo de cinco puntas en la otra flagelar a los mexicanos obligados a  construir el muro que los aislará de USA. En Trump no hay Sed de Mal como en la célebre película de Orson Wells, porque es el mal en estado puro, es decir sin mediaciones intelectuales.  Trump es la conciencia de USA. Por eso está al mando. Y firmará acuerdos con Putin como los firmaron   Hitler y Stalin.

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