lunes, 7 de noviembre de 2016

MAYORGA, TOGLIATI, ROSA LUXEMBURGO.





De como Miguel Angel se atribuye paternidad de la Alfarera

En Teatro del Barrio, convocados por Famélica,  de Juan Mayorga me encuentro con Emilo Torné, Calambur, editor que más bellas ediciones ha hecho de mis libros y una de las personas que más ha confiado por mi poesía. Solo por las ediciones que diseña, maqueta y dibuja EmilioTorné, merece la pena escribir. No hay libro más hermoso que Los toros furtivos, relatos de la clandestinidad taurina, con permiso de Natalia Millán, el cual  , además, lleva un prólogo escrito a mano, de Pere Gimferrer. Natalia Millán no debiera condenar los toros sin leer este prólogo y sin ver una corrida en mi compañía, este libro Un dia será joya de bibliófilos, lo es ya.   Me recuerda Emilio que hace meses le prometí  un nuevo poemario; prometido queda y refrendado con los últimos compases de A las barricadas y de La internacional, de Famélica.

 Siento una extraña  emoción cuando escucho otra vez la canción partisana, Bella Chiao, Bella Chiao por boca de  Palmiro Togliatti, Gramsci y  Rosa que, supongo debe de ser, Rosa Luxemburgo. Con emociones distintas y distintas incertidumbres este himno de la Resistencia partisana me ha perseguido todo el verano. Anteayer, en Teatro del Barrio, una punzada en el estómago como si fuera una maldición a punto de cumplirse. Una extraña maldición sin saber  por qué ni  por qué no; las amenazas sin rostro son las peores, porque un dia el rostro concreto aparece y te encuentras desarmado. Seguidores de mi diario me piden que le ponga de una vez puta vez nombre a la Alfarera Prodigiosa. Su nombre es ese, el que la marcará para siempre. Me preguntan por qué nunca la he descrito físicamente: sus ojos, su pelo, su cintura, sus labios, su nariz. Muy sencillo; porque el misterio debe prevalecer. Es conmovedor cómo este personaje cuyas formas  nacieron de una fantasía de Boticheli y Miguel Ángel, invención de una mente calenturienta como la mía, ha calado en la gente

Ahora nadie sabe si es un personaje en busca de un autor, o soy yo  el autor pirandeliano en busca de un personaje que se le fue de las manos.  Nació libre y libre morirá. Y ustedes, amigos lectores, habrán de conformarse con el Pequeño Nicolás, al cual traigo hoy a la palestra. Boticcelli y Miguel Ángel se atribuyen orgullosos la paternidad de la maga del barro y el alfar. No me importa compartirla con ellos. Ambos genios me saludaron a la salida de Famélica. Admiran a Juan Mayorga, del que dicen que es un autor digno del Renacimiento. Llego a casa y Ana me aisla un montón de mails, tuits, guasapt….Los genios y sus ayudantes no aciertan. Aventuran casi 50 nombres y ni por esas. Miguel Ángel  me ofrece una estátua más bella que la de David a cambio del nombre de mi amiga. O un grupo escultórico, la Alfarera y yo abrazados. No hay trato. Que se la hagan a Juan Mayorga que ha escrito, creo yo, la mejor obra de su vida por el momento; un modelo de teatro político, las zonas obscuras del estalinismo, la luminosidad de Marx y Engels. Pronto haré la crítica.

Elogio del pequeño Nicolás

 El pequeño Nicolás, vuelve a sus enredos y sus trapisondas. No sé por qué, acaso por el lodazal y la picaresca en que sigue chapoteando la política española. No  me resisto a publicar el soneto que le dedico en mi libro Nuevos sonetos de la Impostura, de próxima aparición, me dice la editorial. 
(A un pequeño espía y gran impostor)

Impostor de impostores, Nicolás,

Un muchacho sagaz y veinteañero.

Gloria a tí perspicaz aventurero

Que has sido entre mangantes  el que más.

Allí por donde vuelas o do vas,

Más puto eres que el puto putañero;

Más pícaro, tenaz y pinturero,

Más insolente, borde y mandamás.

 

Cortesano muy  listo, audaz ignaro,

Celestino de un turbio  Ballarín,

Muñidor de patrañas y de pliegos.

De claro en turbio o de turbio en claro,

Todos temen al diestro saltarín,

Rufián de ninfas, lázaro de ciegos.

Estrambote doble.

Correveidile, cómplice de juegos 

Correo de la tribu cortesana,

Marmitón de cocinas  y de fuegos,

Vela y grumete en  naves desnortadas.

Doncel de  Ballarín investigado

Fámulo expendedor de coartadas.

 

 

 






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