domingo, 27 de noviembre de 2016

SHEREZADE Y LAS MIL Y UNA NOCHES


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Conozco algunos rudimentos del arte de interpretar persa; un arte  sin dolor que, por fortuna, el maldito Método no ha caído por allí. En principio pude sospechar que Sherezade podía ser la española Anita Delgado, malagueña que sedujo al Maraja de Kapurtala en la boda de Alfonso XIII; pero la propia Majarani me disuadió de esa idea descabellada. Y Valle Inclán, por las alabanzas que le hago de la cultura y la inteligencia de Sherezade, contesta ceceando, aunque no ceceba: “impozible, Anita Delgado era muy burra, tuve que redactarle la  carta de amor al de  Kapurtala, porque en cada palabra ponía  varias faltas de ortografía, incluso en los monosílabos”. Tampoco es, como me sugieren algunos, Madame Bovary ni la Dama de las Camelias, porque una era cortesana de alto nivel y la otra se suicidó de amor y de estupidez, cosa esta última improbable en Sherezade.

  Ahora sé quién es Sherezade a la que el Grupo Planetario Feminismo, Solidaridad y Belleza, le ha asignado ese papel  salvador de la vida de cientos de muchachas persas destinadas al lecho del sultán y luego al alfanje del alba. Yo mismo le ayudé a diseñar la amorosa estrategia de entretenimiento, y confieso que se me desgarró el alma. Sherezade, mi amiga, se jugaba, se juega, la cabeza. Tenía  que contarme maravillosas aventuras transoceánicas “que te llenarán el alma de júbilo como la mía está llena de melancolía”. Antes de que se produjera ese gozoso encuentro que colmaba todas mis desventuradas ilusiones, Sherezade estaba preparando las maletas al pasado de Persia. Todo marcha bien, pero han surgido pequeños contratiempos.

 De entre el grupo de doncellas salvadas del alfanje y la iracundia del sultán,  dos o tres se han enamorado de Sherezade.  Peligran ellas y peligra Sherezade, pero estoy seguro de que esta hallará la manera de aplacar al Rey. Siempre halla  solución para cada momento. Es una maga. Y me ha prometido historias, solo para mí, que ni siquiera el rey conocerá. Historias que sobrepasan en mucho las de las MIL y UNA Noches, historias no para embaucar a un sultán hipnotizado y burlar la muerte, sino para seguir fascinando  a un amigo que nunca pensó rebanarle la cabeza.

A seguidores y visitantes de mi blog diariodejaviervillan, podía decirles que Sherezade soy yo, Zherezade c,est moi, como decía Flaubert de Madame Bovary, Madame Bovary c,est moi.  Pero no quiero decepcionarles; ellos esperan algo mejor; esperan una mujer fuera de lo común. Para mí no está fuera de lo común y la conozco bien. Su belleza, eso sí, rebasa la de todas las doncellas que el Rey se proponia decapitar cada dia al alba, después de haber yacido con ellas,  como venganza de las infidelidades de su esposa que le ponía cuernos a diario. Pudiera decir que es poeta y que posee ciertos conocimientos de dramaturgia, pero sería inexacto. Más que poeta, es una rapsoda: escribe versos, los declama y los regala. Pero su poesía más auténtica la guarda para un desconocido amante que soy de los pocos que tiene el privilegio de conocer.

Sherezade es un ser proteico, es decir capaz de muchas transformaciones. Hasta 20 le conté una noche. Y en cada una siempre era la misma y siempre otra.  Era una vulneración de todas las leyes de la naturaleza  y la  iluminación múltiple de una identidad singular; estaba con una mujer y al alba tuve la sensación de haber estado con muchas y cada una a su tiempoy por separado. Yo  creo que eso es lo que tiene fascinado al sultán, la pluralidad incluso dentro de la misma noche; y la  sutil inteligencia de dejarle con la miel en los labios cuando llega el alba. El sultán no duerme noche y tampoco de dia pensando en las historias escuchará.

No  describiré físicamente a Sherezade, sería un sacrilegio. Sepan solo que es bella, bella hasta la desesperación. La ama el sultán y la aman el coro de doncellas que ha salvado de su lecho y de su alfanje. Último mensaje que he recibo de ella: el Rey está furioso y quiere matar a las dos doncellas  que se han enamorado de mí. Alá le libre de semejante desafuero; no te jode, si eso ocurre se acabaron mis cuentos y mis dulzuras para él; a la mierda las Mil y Una Noches. Y que no me obligue a tener que explicarle mi poética de barrio y arrabal, porque entonces se va a enterar de lo que vale un peine. A mi corte de damas adorables no la toca ni dios. Bastante hago con  serle fiel  pese a los apuestos gastadores de su escolta que me ponen ojitos y alguno, así como al desgaire, se ha atrevido a tocarme el culo.

Y ¿cómo es mi culo eh, Javier Villán? Si por pudor o por desconocimiento no te atreves a decirlo, diré yo lo que me dijo Boticcelli un dia que estaba un poco cachondo: “digno del arte de  Miguel Ángel y de Fidias”.

En fin, querido amigo. Podría prescindir de mis más fogosos y fieles amantes. Pero me moriría si un dia me faltara tu  sonrisa, tan  irónica que parece cínica y de un tiempo a esta parte a punto siempre de decirme adiós. ¿Has olvidado ya  tu canción partisana del cruel verano, Bella Chiao, bella Chiao, Chiao?. No puedo con ella. Aquí nadie la sabe y no hay peligro; sería la única causa, esa puta canción que me pone en vilo, por la que permitiría al sultan que a una doncella la pasara por la piedra y por el alfanje. No, no me creas. A mis amigas y damas de honor nadie las toca.

Nota a pie de página. Sé que me  estás traicionando  con Marilyn como antes  me traicionaste  con una enigmática  Alfarera Prodigiosa.  Eres un inocente querido amigo; con Marilyn, no me importa, la adoro, pero a ver si ella es capaz de entretener   al Rey cada noche como yo. Mándamela y hacemos la prueba. Lo que sería grotesco es que me la pegases con las choricillas habituales del Café Gijón o  del Oliver,  tias buenorras,  pero  impropias de tí. Te lo dice tu Sherezade, más tuya que del  sultán.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

ANTONIO GARRIGUES, UN RENACENTISTA




Dia mágico hace 46 años.

Dia  de celebraciones. 46 años, exactamente hoy. Y la concelebración en torno a Antonio  Garrigues  Walker en la Sala Verde del Canal. Y en torno, naturalmente, a su esposa Fran , la única mujer que me ha besado la mano para manifestar su acuerdo con una opinión  que casi nadie compartía. Ayer me la hubiera vuelto a besar por lo que yo estaba diciendo de Antonio. El candor de Fran no puede inducir a engaño; es una mente crítica acostumbrada a ver teatro.

 La estupenda actriz María Pastor, se sienta a mi lado. Siempre que veo a María Pastor me enamoro e ella, lo que quiere decir que me habré enamorado unas 200 veces, pues el flechazo en escena se multiplica por cuatro, por lo menos. Se me pasa pronto, es la verdad. En   La larga cena de Navidad fueron al menos diez veces y eso porque tuve que compartirla con su madre Teresa Valentín, que es  actriz todo terreno. Desde que cerraron la Guindalera anda  un  poco alicaída  como la Gaviota,  de Chejov. La tuvimos de candidata en el Premio Valle Inclán un año y en Palencia ha ganado todos los premios posibles.

Laudatio

 Paloma Pedrero y yo hacemos la laudatio de tan renacentista personaje como es Antonio Garriges; tan renacentista que yo siempre lo equiparo a Pico della Mirándola aquel que podía discutir de omne re scibili et quacumque alia; o sea, “de todo lo que se pudiera saber y de cualquier otra cosa”. Ese es Antonio, jurista eminente, político de bien: poeta y autor dramático. Corto aquí mis alabanzas porque Antonio Garrigues se merece un post entero. Pero el título de su obra El saber de nuestro tiempo, apunta un poco a esa totalidad del pensamiento. Lo comento con Robert Muro, organizador de este II Foro. El título es más propio de un ensayo que de una poética dramática.

A Antonio vuelvo a llamarle Joaquín, el hermano malogrado, la luminosa cabeza liberal en el tardofranquismo. Eso le enorgullece. A Joaquín lo conocí como emisario  de un grupo de descarriados  todavía más o menos malditos. Se trataba de sondear, a nivel de bases,  cuál sería la actitud del liberalismo español, el genuino,  ante la izquierda “domesticada”. Rasgo de humor fulminante, “si está domesticada, ¿dónde está el problema?”

Sherezade no existe.

De golpe, melancolía; Shrezade no existe. Silencio cuando  más necesitaba hablar, cuando  más necesitaba  mágicamente ser escuchada. Sherezade no existe, Sherezade no existe, Sherezade no existe. Es insufrible la idea: ya no le quedan  historias que contar. Justo cuando tenía su mejor historia antes del alba. Cuando más tenía que decir, cuando más quería vomitar  a borbotones sueños fantásticos, historias de agua, noche, luna y rocío. ¿Qué haremos todos sin Sherezade?.

Tetxu Mazuelas quiere cryonizarme

 ¿Cryonizar mis ruinas?. Al carajo. He amado hasta la extenuación y me han amado. He bebido cosechas de vino, estoy jubilosamente en escombros,  apuntalado por alguna sonrisa de mujer y tú, mal amigo, ¿me quieres cryonizar?.  Cryoniza a José Tomás si te atreves. Simón Casas es un romántico, un intelectual de la cosa, me dice. Pero es también un empresario, le digo. Estamos en el II Foro de Cultura y empresa, que organiza Robert Muro. O sea la ganancia lógica y necesaria. A Casas lo ví hace unos meses en el Café Gijón. Los toros me aburren, le dije; pero nadie debe prohibirlos.  Hoy los defiendo  no como una  estética, sino como una opción de libertad.

Recuperación Natalia Millan.

Volveré a verla y a Carlos Hipólito en La mentira. Crei que me detestaba por mi afición a los toros, que odia,  y puede que sea verdad. Me llama. No me detesta, es que se le han estropeado los artilugios informáticos. Le tengo ofrecidos varios debates Toros sí/ toros no en el Gijón. Puede mucho  el morbo de vernos frente a frente en una mesa del Café. Jugaré limpio; puedo defender  los toros o ser  su  debelador. Le permito que elija bando.

Reconocimiento de Rita Barber.

Rita Barber y Juan Carlos Talavera han hecho una magnífica representación multipolar y poliédrica de El saber de nuestro tiempo. García May de director y Abigail Tomey de maestra de ceremonias; impecable Abigail, sensibilísima. Quiero verla de nuevo en un escenario en un gran papel; es una gran actriz, un ensueño aplaciente capaz de tornarse  en huracán tumultuoso. Rita Barber me rescata de la garras de Txetxu Mazuelas que insiste en congelarme. Ten amigos para esto. Rita me recuerda que tiene una crítica  enmarcada que le hice a raíz de El  alcalde de Zalamea. Eso importa poco, es lo de menos; lo de más es que Rita ha cantado Youkali de Kurt Weill como un ángel brechtiano.

Me retiro pronto. Es un dia especial para mi. Cuando llego a casa cerca de las 24 horas, mensaje de Antonio Garrigues. “Gracias amigo. Os deseamos toda la familia Garrigues otros 46 años de amor”. Brindo con Ana con Mohet Chandón, Ana detesta el Cava doblemente: por cava y por catalán. Rara cena: una sopa castellana de ajo y champaña francés. Rara mezcla de cortesano y campesino, que es, en realidad, lo  que verdaderamente soy. ¿Quién me manda a mí meterme en líos?

 

 

domingo, 20 de noviembre de 2016

OIDO COCINA


Oido cocina.

Esto de la crítica y el papel es un poco aleatorio. Te pilla un fin de semana torcido por la futbolmanía de los mercenarios  y te jode todos los inventos. Hasta desvergonzadas y cultas habitantes de la redes se desvergüenzan  más y quieren asesinar a los ídolos del Real Madrid que vapulearon al Atlhético, antes Atlhético Aviación cuando después de la guerra en el Metropolitano. La crítica de La Cocina requiere un ejercicio demorado de exégesis y meditación. Es una obra de gran aparataje escénico con muchas cargas de profundidad. Ví a Roberto Álvarez exacto y contundente  en el gesto; a una bella y sofisticada Silvia Abascal, a Javivi Gil  en un bondadoso pastelero con mucha retranca y mala leche. Peter (Xabier Murúa) el iracundo cocinero alemán y cornudo. Me colocaron  cerca de donde ocurría lo más principal: Anne (Carmen del Valle) especialista en preparar postres y café y, como dice uno de los  personajes, especialista en “ponernos cachondos  a todos”. Prodigios actorales, gesto vacío al que llenar de contenido con absoluta precisión.

Haciendo pasarela a favor de Los Gondra,  la magnífica Sonsoles Benedicto, acompañada de su marido Antonio Medina. Sonsoles es uno de los puntales del reparto femenino. En realidad, todas las féminas son puntales de Los Gondra. Sobre el reparto masculino, hablaré en el próximo post, que ya va siendo hora.

Mujeres de agua.

Un imprevisto suceso me trae a la memoria un poema  mio escrito en 1966 y publicado en 1980 por La Banda de Moebius; total desnudez, mujer de agua, memoria del agua: Nocturno amor y mar.   Barcelona cerca del Jamboree Jazz. A modo de anticipo, del que considero uno de mis libros favoritos, sólo unos versos: “es de agua tu cuerpo/ de agua curva la tibia oscilación del pubis/ y hondos ríos tus manos/ mujer nocturna y  ávida”. (Barcelona 1966). El agua no tiene edad. Ni el mar. Hace siglos, según Vicente Aleixandre, el mar aun “ignoraba si nacería  niño o niña”.

 

El Miguel Mihura.

Lo han ganado todas las grandes y llegará un dia que nadie será verdaderamente grande si no ha ganado el Miguel Mihura. “No hay prisa, me decía el otro dia una actriz ya famosa y  con más futuro que pasado: “tengo 26 años”. De acuerdo, pero los 26, serán un dia 27, y otro dia 28; cambiarán los gustos, las posibilidades de un papel adecuado. Y quién sabe si la supervivencia del Premio, que ha estado desaparecido 10 años.   A quien no le importa nada es a Sonsoles Benedicto, feliz con sus “cuatro papeles, cuatro” en Los Gondra.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

EMÉRITO PUTERO Y LADRON; O SEA JUAN CARLOS I


                   


Semana de vértigo.
Ha sido una semana de vértigo, de alucine, de milagrerías. De flipar en colores que se dice en lenguaje moderno de la calle. No sé exactamente qué quiere decir y no tengo a Umbral a mano para que me explique la jerga. Hasta la recuperación del Premio Miguel Mihura a la Mejor Actriz del Año, se complicó. Luego se descomplicó, por fortuna. También se complicaron los preparativos para la puesta en escena de Lager, mi monólogo sobre los campos de concentración nazis. Y me compliqué a mi mismo con fantasmas que a veces, atribulan las mentes más frías y neutrales.  El dolor, el miedo al miedo de tener dolor.
 Una amiga, desde no sé qué lejana parte del planeta, tan pronto como llegara a Madrid, exigía mi atención para escuchar "hasta mis silencios cautivos". Es una mente fértil y soñadora. Y atribulada a veces. Ensoñaciones poéticas. Yo prometí mi atención, pero al final ella no puso sus historias.
Ni siquiera el tiempo es nuestro. La dura y cruda realidad de nuestros actos está despojada por quienes son dueños del tiempo. En fin, semana de vértigo. Y aún no ha acabado. Veremos en qué para todo esto. La cocina, que ví ayer en el Valle Inclan, es un lugar apacible y misericordioso comparado con esta Semana de vértigo. Y Peris Mencheta, un taumaturgo de las cacerolas; un alquimista de los rencores, la guerra y el odio. A veces, de la compasión también. Destilado, todo eso se queda en un licor amargo.



 Darío sigue teniendo quién le escriba

En La Cocina, de Peris Mencheta, no estaba Dario, el nieto de Ignacio Amestoy y Esperanza D,Ors. Le acaba ban de coser un descalabro; su cabeza embistió tenazmente contra el suelo. Pero Darío sigue teniendo quién le escriba, aparte sus padres y sus abuelos, tiene a uno de los más fecundos  polígrafos del reino que estará atento a sus historias y sus peripecias. Incluso de sus descalabros  los puntos de sutura con que se los arreglan.


La novela de la Alfarera

Primicia para los lectores y seguidores de este blog: he empezado la Novela de la Alfarera Prodigiosa. Era inevitable. En más de una ocasión la Alfarera y yo habíamos comentado la teoría de Clea,  fascinante personaje del Cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell teorizadora de las tres cosas que pueden  hacerse  con las mujeres: “amarlas, sufrir por ellas o convertirlas en literatura”. Clea es la pasión filtrada  por la inteligencia; me atrae más que Justine, puro vértigo, pura infidelidad como fenómeno estético y vital. Reacio al sufrimiento y temeroso  de que la Alfarera nunca pudiera amarme, estaba seguro de que  acabaría hecha literatura. Ser amada y, a la vez, literaturizada, es lo que más la atraía y supongo que la atrae todavía. La novela empieza así:

“Era tan bella que su belleza hería. Ignoro cuántos hombres y mujeres habían sido víctimas de esa belleza por no poder gozarla. Pero sé del dolor  que su hermosura podía producirle en ocasiones. Era el pecado como un sacramento o una comunión; la belleza mitológica que escapaba a su libertad.  Por eso, en cierto sentido, esta novela es la crónica de un fracaso. O de dos. Por mi parte, no poder escapar a esa belleza; por la suya, estar convencida  de que esos dones que la naturaleza le ha otorgado son una belleza maldita”. Primicia, pues, para mis seguidores y visitantes, si es que me queda alguno.    A partir de ahora, a esperar su publicación. No pensarán ustedes que voy a publicarla en mi diario.

Natalia Millán y su aversión a los toros.

Esta magnífica actriz, tan buena en escena como virulenta en su aversión a los toros, está empeñada en demostrarme mi barbarie taurina. No es necesario, la asumo. Incluso, como sé más de toros que ella, podría regalarle algunos argumentos que ni siquiera sospecha.  El café Gijón quiere montar un “mano a mano” entre los dos, taurino versus antitaurina. De momento en el Gijón vamos a terminar con los preparativos del Premio Miguel Mihura a la Mejor Actriz del Año que urge más. Mis proyectos sobre toros/no toros, en collera con Natalia Millan, son más ambiciosos. Reconocerás, estimada amiga, que, al menos lenguaje taurino sí  estoy proporcionando.

Noticias de Sara Moraleda y de Ernesto Arias

Noticias por decir algo porque Sara Moraleda y Ernesto Arias andan perdidos por los caminos de España. A Ernesto Arias me lo encuentro en algunos estrenos, pero cada cual estamos a lo nuestro.  Ocurre que los meses pasados, en torno a los  entremeses de  Cervantes, establecimos una relación muy especial por la cual  el Instituto aún no nos ha felicitado. Algo deben de traerse entre manos porque Sara quiere que nos veamos en el Gijón. Unas veces porque las giras de Sara Moraleda con  la Compañía de Emilio Gutiérrez Cava limitan el tiempo, otras porque el otoño está resultando impiadoso, voy retrasando el encentro. Es una lástima porque Sara es una mujer inteligente y guapa. Y llena de ideas. Siempre escribí bien de ella; lo mismo que de Ernesto. No pasará una semana sin que nos veamos. A ver qué enredos se les han ocurrido. Con lo de Cervantes nos hicimos los reyes del tuiter .
 
El Emérito ladrón y putero.
Un amigo mio, republicano de toda la vida me llama preocupado porque su mujer,  republicana de toda la vida, ha dado en llamarle últimamente el Emérito. O sea el Borbón honorífico y decrépito. Primero me rio, pero luego me pongo a cavilar. Es que, me dice, ha leído en el libro de  Rebeca Quintans que, además de putero, el Borbón era un mal educado que le pegaba respingos a la Reina Sofía y algún manotazo como al desgaire. Que yo sepa, mi amigo el republicano nunca ha sido putero, sino  fiel amante de su mujer, aunque nunca se haya distinguido por sus modales exquisitos, un poco al estilo Gila. Pero que le llame el Emérito le cabrea, aunque  sus putas y sus amantes bien pagadas le traen al fresco. Yo conozco algunas de las que figuran en el libro y algunas me dicen que el Borbón no era para tanto, que más de un gatillazo ha pegado su realeza.  Las mujeres disculpan el gatillazo de su amante, pero el gatillazo de los otros que  les peguen con otras.

Al parecer la cuestión de mi amiga y mi amigo republicanos es que el otro dia, ante un gesto amable de su mujer mi amigo respondió con un gesto hosco. Y se armó. Llamo a mi amiga que conviene que al Emérito hay que condenarle no por mal educado y putero, sino por ladrón. Y por haber brindado con champaña cuando lo el 23 F, sombría fecha sobre la que se colgó luego todos los entorchados. Hubo de intervenir la sensatez de Sabino para  gritarle que se estaba jugando el futuro de la Monarquía. Los gatillazos  no lo cuenta Rebeca Quintans, la farra jaleando a Tejero, sí. Juan Carlos I. La biografía sin silencios (Edt Akal) es un libro tendencioso, naturalmente; pero aún podía serlo más.                  

 

 

domingo, 13 de noviembre de 2016

LA COPULACION UNIVERSAL


Pasión y erudición por el teatro.

Almuerzo con Gabriel Antuñano en el Café de Gijón. Los dos somos adictos al cocido, pero ese dia no toca. También somos adictos al Festival de Almada y tratamos de poner en marcha  mecanismos de colaboración entre Ernesto Caballero (CDN)  Francisco Rodrigo (Almada). La disposición es inmejorable y sería fecunda para Portugal y para España. Gabriel Antuñano es un erudito del teatro, un hombre de la docencia; pero es, sobre todo, un apasionado del teatro. Hay en él tanto amor a la farándula como conocimiento de la misma;  inevitablemente acabará en la autoría, si no ha acabado ya. Le parece un acierto supremo la recuperación del Premio Miguel Mihura. Hace tiempo que defendemos juntos, “España país de actrices”. Le convenzo de que en Los Gondra, con Cecilia Solagurem, Pepa Pedroche, Sonsoles Benedito y Victoria  Salvador y María Hervás, arropadas por un reparto masculino también de lujo, podremos reconfirmar nuestra teoría. A reparto masculino tengo que dedicarle un Post

Premio Miguel Mihura.

El interés que ha despertado la recuperación del premio Miguel Mihura, 13 años sin adjudicarse, resulta estimulante. No hay afán de lucro, sino de honores, fama y honra lo que mueve la ambición de las aspirantes a La Mejor Actriz del  Año. O por lo menos solo honor y fama podemos ofrecer en el Café de Gijón. A Miguel  Mihura yo creo que le gustaban más las actrices que el teatro, o que le gustaba el teatro porque en él hay actrices, como le gustaban las rubías a Alfred Hitchcock. Hombres con suerte; escribían una comedia o un guión y a la fuerza  las chicas tenían que leerlo, qué remedio. A un poeta no le lee ni siquiera la amada  para la que escribe versos.  Hace siglos, cuando andaba por los camerinos, a mi aire, le dije a una bellísima actriz  que no acababa de maquillarse: “no lo toques ya más, que así es la rosa”. Y esa cursilada a qué viene?. Venía a que “el cursi” de Juan Ramón aconsejaba a alguien que no sobase  más el poema, que estaba perfecto, como la rosa por sí misma. Yo comparaba el rostro de  mi amiga  con la rosa y con el poema, pero ella no entendió nada.

 Naturalmente dejé de escribirle versos. Le dio por escribir a ella y un dia, mientras esperaba la salida a escena, me dió un poema recién escrito, según ella. Mientras cenábamos en el Gijón me preguntó “qué te ha parecido”. Y le dije sinceramente: “una mierda, pero no lo toques ya más o será más mierda”.

 Nunca ganó el premio Mihura porque entonces no existía, pero tenía calidad para haberlo ganado. Miguel Mihura dejó a su hermano Jerónimo el encargo de que cada año e otorgara el Premio a La Mejor Actriz Española del Año. Estuve algunas veces en el jurado y sin bases ni formulismos codificados, que yo recuerde, se adoptó la  costumbre que el autor por el que se daba el premio a la actriz fuera español. Hoy los autores españoles estrenan poco. A quien, pues, otorgar un premio  acaso  imposible  por falta de competitividad; hay que  ampliar el campo a autores extranjeros. El Premio vale  lo que vale su enunciado; Mejor Actriz del Año. Punto. Respetaremos la tradición oral: en caso de empate de dos finalistas, se otorgará a la más joven. La tendencia de algunos miembros del Jurado, depositarios según ellos del espíritu mihuresco, y nunca puesta en práctica, de dárselo a la más guapa está definitivamente abolida. Vale el carné de identidad, no un canon de belleza siempre discutible

              Descubrimiento de una narradora.

              Una comunicante de tuiter, beligerante sin inhibiciones, me envía un relato también  carente de prejuicios. Es un relato erótico, dos amantes enredados  entre seis cuerdas  de guitarra por decirlo  de alguna forma aleatoria. Lo firma como Esther Sanz, que no se corresponde con ningún   avatar. Es mucho más que erotismo crudo, que lo es; es ternura, sentimentalidad, desgarro, desesperación, sexo y amor heridos, heridos, sobre todo pese a la desvergüenza  de algunos tuits; o por eso, precisamente. Tiene prisa por triunfar en la literatura. Pero la literatura es como un acto de amor: un ejercicio demorado y lento. Me dicen que no me fie; que detrás de una cara bonita puede esconderse un señor con barbas, que a lo peor es un fake.  No lo sé.  Hablo de quien ha escrito  Seis Cuerdas de Guitarra  que me envió.  Lo que haya o deje de haber detrás, me trae al fresco. Y los tuits de alta temperatura orientados a la copulación universal, también. Se las arregla para hacerme un púdico guiño de complicidad que no sé dónde puede ir. A ninguna parte.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

ALMUERZO CON LOS GONDRA EN EL GIJÓN





 

 

 Dedicado a Edu Galán, de Mongolia. 

 Nota: Sería lógico que dedicase este Post al devastador, en todos los peores sentidos del término, triunfo de  Trump. Pero no lo voy a hacer. Me limitaré a parafrasear a Mark Twain: Un monstruo en la corte del Rey Arturo. No pega, pero se lo dedico a Edu Galán, de Mongolia, con el que me he pasado parte de esta madrugada intercambiando desesperanzas, profecías amargas y temores por amigos latinos que tenemos en EE UU. Prefiero atenerme al plan previsto de hablar de Los Gondra y de mi encuentro con Josep María Mestres, su director. Estreno a primeros de año en la sala Francisco Nieva del CDN.

Ágape  en el Gijón

Como en los viejos tiempos, hace aproximadamente 40 años. Dia full time en el café de Gijón. Y hoy y mañana también. Almuerzo con María Diaz, Borja Ortiz de Gondra y Josep María Mestres. Gente de Los Gondra. Dies horríbilis, por culpa de un maldito “codo de tenista” que me estalló a la salida de Teatro del Barrio,  de Famélica/Mayorga. Ni Juan ni Alberto San Juan tienen la culpa. Doy fe. María Diaz achaca mi necesidad de comer con la mano izquierda a un frívolo exhibicionismo ideológico. No; es que  brazo, antebrazo y codo derechos los tengo atrofiados por el dolor.  La comida con el Estado Mayor  de la obra resulta  terapéutica.

Por mi parte, evocación de viejos días cuando los poetas  éramos  sólo ricos en tiempo y en metáforas. Seguimos, más o menos igual. Entrada ya la noche, venía la generosidad de Paco Rabal, María Asquerino o Lucía Bosé. Con Paco Rabal estaba asegurado  el vino o el güisqui. Con María Asquerino o Lucía Bosé, la cena en el Comunista una vieja taberna de mostrador de latón y agua corrientes, y mesas con manteles de cuadros. Luego, las madrugadas de Oliver para los poetas rojos, famosos,  dipsómanos y empleados de Ministerio. Los poetas que no éramos dipsómanos, no por virtud sino por falta de peculio,  seguíamos trasegando a costa de Paco Rabal y Lucía Bosé. Un dia  no hace mucho invité a almorzar en Oliver a una famosa actriz, con más futuro que pasado. Nada quedaba de los viejos tiempos; hasta que, para demostrarle que yo era un clásico de la Generación del 27 por lo menos,  convoqué los espíritus de Paco Rabal, Paco Umbral, María Asquerino, Lucía Bosé, el grandísimo poeta zamorano Claudio Rodríguez y Carlos Barral, mal poeta y excelente editor, pese a haber rechazado, dicen las  lenguas bífidas, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Acudieron puntuales todos los convocados;  Umbral,  fiel a sí mismo, intentó ligar a la actriz que me acompañaba,  Paco Rabal, también fiel a sí mismo, la sedujo enseguida y sin esfuerzo.  Hay una gran diferencia entre un seductor y un ligón; al fin,  yo me aislé  a solas con María Asquerino, que no tenía su mejor tarde y me echó la bronca por una mala crítica que no le había hecho yo, sino Lorenzo López Sancho, que yo entonces no escribía de teatro.  

Borja, Mestres y María Diaz, la jefa de Prensa, confirman y reconfirman el reparto femenino de lujo de Los Gondra. Percibo en el dírector catalán una firme confianza en todas ellas y en el texto: Pepa Pedroche, mi preferida, con todo el respeto a las demás; nunca será una estrella, pero es una primerísima actriz; para María Hervás, la inmortal Jbara de Confesiones a Alá, Ainara, la etarra implacable será su  prueba de fuego pim pam pum ¡fuego!, con perdón.  En próximo blog hablaré del reparto masculino, también de superlujo. Y la inmensa calidad de Sonsoles Benedicto, Cecilia Solaguren y Victoria Salvador. Pasados los nervios del estreno les invitaré a todas a una copa en Oliver, a ser posible una tarde melancólica y lluviosa que son mis preferidas. Y volveré a convocar los fantasmas de mis amigos. Umbral y Rabal quieren estar a mi lado en el estreno a ver si se les pega algo de mi sabiduría. Y, como de costumbre  estará Ana a la que ambos adoraban. Y Yolanda, claro. María Diaz ya está preparando la intendencia.

A las cinco de la tarde llega Xabi Puerta para concretar aspectos de mi monólogo,  Lager, que hará Zutoia Alarcia. Le propongo un papel para mí que recibe con alborozo: un cazador de nazis, colaborador activísimo de Wissental.  Un septuagenario en una silla de ruedas, un inválido corriendo tras Eichman y Skorzeni, que era amigo de Fraga y vivía en la calle Montera, la calle de las putas, al lado de mi primera pensión en Madrid. La posibilidad de empujar mi silla de ruedas entusiasma a Zutoia. Tengo la esperanza de que el estreno se vaya al carajo. Pero Lager tiene para mí la atracción del abismo.

Autor a la búsqueda de un personaje.

Incluso gente tan ilustrada y sagaz como Borja y María Diaz andan desorientados y suspicaces, tratando de averiguar el nombre de  la Alfarera Prodigiosa, mi fabulación más brillante en este blog. Si les sirve de consuelo les diré que, entre poetas jóvenes, flamencas de rompe y rasga y también flamencas por lo fino; ceramistas, actrices, azafatas de tierra, mar y aire y hasta camareras de alterne, son más de 20 las que quieren apropiarse esa identidad. No tengo más remedio que atribuirme la vanagloria de Don Mendo, de Muñoz Seca: “todas por mí, como un trapo. ¡!Ay!! Infeliz del varón que nace cual yo, tan guapo” .
Nota II. Confirmado ya el triunfo de Trump, vuelvo a mandarle un abrazo a Edu Galán. Y el pésame que me doy a mí mismo.

lunes, 7 de noviembre de 2016

MAYORGA, TOGLIATI, ROSA LUXEMBURGO.





De como Miguel Angel se atribuye paternidad de la Alfarera

En Teatro del Barrio, convocados por Famélica,  de Juan Mayorga me encuentro con Emilo Torné, Calambur, editor que más bellas ediciones ha hecho de mis libros y una de las personas que más ha confiado por mi poesía. Solo por las ediciones que diseña, maqueta y dibuja EmilioTorné, merece la pena escribir. No hay libro más hermoso que Los toros furtivos, relatos de la clandestinidad taurina, con permiso de Natalia Millán, el cual  , además, lleva un prólogo escrito a mano, de Pere Gimferrer. Natalia Millán no debiera condenar los toros sin leer este prólogo y sin ver una corrida en mi compañía, este libro Un dia será joya de bibliófilos, lo es ya.   Me recuerda Emilio que hace meses le prometí  un nuevo poemario; prometido queda y refrendado con los últimos compases de A las barricadas y de La internacional, de Famélica.

 Siento una extraña  emoción cuando escucho otra vez la canción partisana, Bella Chiao, Bella Chiao por boca de  Palmiro Togliatti, Gramsci y  Rosa que, supongo debe de ser, Rosa Luxemburgo. Con emociones distintas y distintas incertidumbres este himno de la Resistencia partisana me ha perseguido todo el verano. Anteayer, en Teatro del Barrio, una punzada en el estómago como si fuera una maldición a punto de cumplirse. Una extraña maldición sin saber  por qué ni  por qué no; las amenazas sin rostro son las peores, porque un dia el rostro concreto aparece y te encuentras desarmado. Seguidores de mi diario me piden que le ponga de una vez puta vez nombre a la Alfarera Prodigiosa. Su nombre es ese, el que la marcará para siempre. Me preguntan por qué nunca la he descrito físicamente: sus ojos, su pelo, su cintura, sus labios, su nariz. Muy sencillo; porque el misterio debe prevalecer. Es conmovedor cómo este personaje cuyas formas  nacieron de una fantasía de Boticheli y Miguel Ángel, invención de una mente calenturienta como la mía, ha calado en la gente

Ahora nadie sabe si es un personaje en busca de un autor, o soy yo  el autor pirandeliano en busca de un personaje que se le fue de las manos.  Nació libre y libre morirá. Y ustedes, amigos lectores, habrán de conformarse con el Pequeño Nicolás, al cual traigo hoy a la palestra. Boticcelli y Miguel Ángel se atribuyen orgullosos la paternidad de la maga del barro y el alfar. No me importa compartirla con ellos. Ambos genios me saludaron a la salida de Famélica. Admiran a Juan Mayorga, del que dicen que es un autor digno del Renacimiento. Llego a casa y Ana me aisla un montón de mails, tuits, guasapt….Los genios y sus ayudantes no aciertan. Aventuran casi 50 nombres y ni por esas. Miguel Ángel  me ofrece una estátua más bella que la de David a cambio del nombre de mi amiga. O un grupo escultórico, la Alfarera y yo abrazados. No hay trato. Que se la hagan a Juan Mayorga que ha escrito, creo yo, la mejor obra de su vida por el momento; un modelo de teatro político, las zonas obscuras del estalinismo, la luminosidad de Marx y Engels. Pronto haré la crítica.

Elogio del pequeño Nicolás

 El pequeño Nicolás, vuelve a sus enredos y sus trapisondas. No sé por qué, acaso por el lodazal y la picaresca en que sigue chapoteando la política española. No  me resisto a publicar el soneto que le dedico en mi libro Nuevos sonetos de la Impostura, de próxima aparición, me dice la editorial. 
(A un pequeño espía y gran impostor)

Impostor de impostores, Nicolás,

Un muchacho sagaz y veinteañero.

Gloria a tí perspicaz aventurero

Que has sido entre mangantes  el que más.

Allí por donde vuelas o do vas,

Más puto eres que el puto putañero;

Más pícaro, tenaz y pinturero,

Más insolente, borde y mandamás.

 

Cortesano muy  listo, audaz ignaro,

Celestino de un turbio  Ballarín,

Muñidor de patrañas y de pliegos.

De claro en turbio o de turbio en claro,

Todos temen al diestro saltarín,

Rufián de ninfas, lázaro de ciegos.

Estrambote doble.

Correveidile, cómplice de juegos 

Correo de la tribu cortesana,

Marmitón de cocinas  y de fuegos,

Vela y grumete en  naves desnortadas.

Doncel de  Ballarín investigado

Fámulo expendedor de coartadas.

 

 

 






martes, 1 de noviembre de 2016

EL CULO DE LA ALFARERA, FANTASÍA DE MIGUEL ANGEL


 
Desayuno con Miguel Rellán.

Como cada dia, desayuno en la cafetería Lazcano camino de mi sesión de rehabilitación y fisioterapia. Me encuentro con Miguel Rellán. Acompaña a su madre, clienta de Lazcano, mi oficina donde escribo y recibo. La madre de Miguel Rellán es una anciana frágil y adorable, devota sobre todo del roscón de Reyes, insuperable, de Lazcano. Cada elogio al hijo le fulgura en los ojos. Al enterarse de que soy crítico de teatro, me pregunta si a Miguel nunca le he "puesto verde".  Creo que no, pero no hay que desanimarse, todo se andará. Paloma,   cajera circunstancial, es aficionada  al teatro al que ha logrado arrastrar a Alfonso, su marido. Sólo hay dos seres de la farándula, a los que admira más que a Rellán, o de distinta forma: Nuria Espert  y Luis Merlo. Ayer,  con Miguel Rellan,  fue una mañana feliz en Lazcano. Todos participaron del suceso: Mariángeles, Pablo, Juan, Paco, Carlos, Ana, Almudena..... Suceso tan memorable no ocurría desde que Antorrin Heredia vino un dia y cantó sin guitarra, unos tientos y una solea,  homenaje a Carmen y Alfonso ( padres)

Francisca Miranda y el teatro.

 Quiero a Fran, esposa   de  mi amigo Antonio Garrigues Walker. Lo digo sin ninguna intención bastarda pues al fin, Rajoy ha formado  gobierno y el Rey no tendrá que encargárselo a un notable, que era mi estrategia secreta para que Garrigues me diese el Ministerio de Teatro.   

 Fran es una mujer ética, estética y se está poniendo un poco hética.   Francisca Miranda  es  una gran aficionada al teatro. Veo a Fran en un estreno y digo todo en orden. Las  mujeres me han  besado mucho, pero Fran es la única que me ha besado la mano. Fue  la forma amiga y elegante de mostrar su refrendo a una crítica mía de la  que todo el mundo disentía menos ella y, en cierta medida, Antonio.

Los papeles de la alfarera.

Mi amigo equis lleva llamándome varios días, seguro que para consultarme algo de la Alfarera. Retraso descolgar el teléfono. Mi ciclo está cumplido y  la Alfarera es cosa suya. Le paso  algunos datos que dudo sea capaz de entender.

 La primera vez que  vi a la Alfarera Prodigiosa, quedé aturdido por su belleza. Pero no sentí deseos de acariciarla, acaso porque no me consideraba con la suficiente poesía para hacerlo. La Alfarera irradiaba una luz mate, purísima y sosegada; no me valía mirarla a los ojos, arma infalible para desnudar por dentro a las mujeres,  porque la luz emanaba   de todo su cuerpo: un ser de los primeros tiempos de la creación. El pecado y el ensueño, inmediatos, en toda su pureza e inocencia. Como un sacramento. Como una comunión purificadora.

Posteriores y espontáneas confesiones de la Alfarera me revelaron  que la frondosidad  vegetal y temerosa  de aquel alma era una selva umbría. Después, la belleza se torna costumbre.  Mi amigo  equis, el que iba camino del Olimpo en busca de una diosa insiste.   “Mi Alfarera ha desaparecido; ¿sabes dónde está?”. Lo sé, pero no voy a decírselo. Me puso un mensaje hace unos  días rumbo a la Polinesia o algo así, donde Gauguin   pintaba la sensualidad floreada y virgen de las mujeres haitianas, más cerca del expresionismo dinámico que del impresionismo contemplativo.

  Sospecho que las vasijas, las figurillas de barro policromadas se le han quedado pequeñas a la Alfarera, sin que mi amigo equis se haya dado cuenta. Quizá quiera pintar; Gauguin es la meta o no, no lo sé. De momento, la meta es  Polinesia, y por el tono del mensaje creo que sin Gauguin.  

Mi amigo equis  me ha enviado lo que él llama “los papeles de la alfarera”; un error de precipitación, pues la Alfarera volverá a él.“Por si no vuelvo a verla, te pertenecen más a ti que  a mí”. O sea que los ha leído. Otro error morboso. “Si no vuelve, me mato”. ¡Jooodeeer con la manía de matarse por la Alfarera!. Conocí a uno de sus amadores,  que pensaba pegarse  un tiro. Mi amigo equis me pregunta, “tú ¿no te matarías por la Alfarera”?. Le digo, “¿yo? Pues….en estos momentos, tengo otras cosas en qué pensar”.

Se lo que haré cuando me lleguen estos papeles: los quemaré en un recipiente metálico,  plegados en sentido vertical,  con varios cortes en triángulo por arriba,  forma que aconseja el manual más primario del espía;  las cenizas se derrumban de arriba abajo, pulverizadas.    Le recomiendo que le haga reir, “las mujeres aman a los hombres que las hacen reir, pero no le hagas cosquillas ni le cuentes  chistes”. Promete no hacerle cosquillas, y chistes no sabe ninguno. Lo demás es secundario. A fin de cuentas, un polvo se le echa a un  pobre. También  le digo que cuide el culo de su Alfarera.

 Mi Alfarera a veces tenía el temor de que su culo, digno de una fantasía de Botichelli y un sueño de Miguel Ángel, se le cayera,  perdiera su lozanía. Y yo le preguntaba ¿qué coños tiene que ver tu culo con las vasijas y las figuritas de barro?. Deducía yo que esa preocupación era  legítima coquetería de mujer.

Esos papeles me los sé de memoria y nunca pensé que hubiera copia de ellos. Son  confidencias, propias de momentos malos, que  debieran estar quemadas.  Nunca he desvelado ninguno, ni siquiera el que más me emociona todavía,  el que certifica que, en algún momento preciso, de algo sirvió mi amor a la Alfarera: “necesito estar a tu lado para  convencerme de que soy esa mujer maravillosa que tú idealizas”

Quizá sea  una fantasía poética pensar que a la Alfarera no le completa su vida el apacible alfar,  que el complemento está lleno de tribulaciones sin momentos de gozo.   Puede que  a mí me gustara más estar en ese lado, el lado de allá de la Alfarera,   que en el lado del arte  y la creación, el lado de acá. Es igual. Cualquier circunstancia  al lado de la Alfarera ha de ser forzosamente el paraíso.

 Cuando   esperaba el embarque  en no sé que aeropuertos del otro lado del mundo me puso otro mensaje confuso”. A partir de entonces, naturalmente, silencio absoluto. A veces le sale la vena compasiva y  generosa. O la melancólica. Una noche, a poco  de conocerla, le dije; “estoy tan nervioso como  si viniera a la primera cita con  mi primera  novia”.  Dijo   "qué bonito es eso "  Por qué le emocionan cosas tan elementales que cualquier mujer recibe con una sonrisa y paga con un beso casi a diario? 

Me pregunta mi amigo equis  cómo  estoy enterado de tantas cosas de la Alfarera, si a punto estamos de decirnos adiós, que es lo que  él   desea con fervor y sin disimulo.  De entrada, no digo adiós a la Alfarera, sino a un mundo que confieso me viene ancho y lejano. Nunca me engañó, sin embargo,  sobre lo inaccesible, aunque pasajero de ese mundo, que conste.

 Sé que la Alfarera leerá este blog, aunque ignoro cuándo, quizá después de volver de Polinesia o de donde sea; por eso no le pregunto aquí  por su aprendizaje de Gauguin. Se  le escaparía una carcajada y preguntaría “¿Gauguin, qué tiene que ver Gauguin en esto?” A veces me escribía ,  “tu carta me ha producido una gran  felicidad”.  O  “estoy en Alemania, con mi amante;  me lleva en la barra de su bicicleta; mi pelo le acaricia la mejilla mientras pedaleamos  por  “tu” Kreuzberg o por el antiguo Check Point de las películas de espías”.  ¿Estás preparado para todo esto, amigo mio ? Te lo digo sin mala  intención; cuando ya, conforme a tus afanes,  deseos y alguna trampa,  tú Alfarera y yo nos importamos menos de lo infinito que nos hemos importado en alguna ocasión que acaso no fue realidad, sino sueño. Da  igual. Y experimento un agridulce  simulacro de felicidad y liberación.