martes, 11 de octubre de 2016

LA ALFARERA QUE NUNCA ENTENDERÁ MI AMIGO




La inocencia romántica de un amador.
Nota prologal: En este post no hay alusiones a la Alfarera Prodigiosa, amadora de  mi amigo equis, aunque muchos me las solicitan. No hay intención de prolongar el enigma, como cree una activa comunicante de tuiter, María de nombre. La sagacidad de esta Maria ha adivinado que, detrás de la Alfarera, hay una mujer con nombre propio y que la metáfora es humo, no engaña a nadie.  Doy fe, pero Maríalovessea nunca lo adivinará. Mi amigo equis sigue camino del Olimpo.  Mejor. Ese mundo magnífico de aventura y libertad de su Alfarera no está hecho a su medida. Ese mundo tiene tal esplendor, amargo a veces para ella, quizá, que lo mejor que puede hacer mi amigo equis es escapar. Nunca  la Alfarera Prodigiosa le permitirá participar en él; ni está en  su amorosa mano poder hacerlo.

María Toledo; Magnética, nuevo disco
 Maria Toledo. Cantaora, guapa, torerísima. Un animal escénico, con perdón.  Un bello animal que se amansa  ante el piano y con música de violines. Al fondo,  lamento de cante hondo cuyas heridas nunca cicatrizan. Y cuando se repone del lamento surge una María Toledo espontánea y burbujeante….  La saludo antes de que vuele al reclamo de los Grammy que la esperan para coronarla  reina del flamenco nuevo y eterno, princesa de la canción.  En Magnética están todos los saberes  en los que María Toledo ha bebido, desde Camarón a Triana, Morente, Rocío Jurado, Las Grecas o El Pele…..

Conocí a María Toledo, una noche de rayos y truenos, de tormenta y lluvia  en el patio de la vieja fábrica de cerveza Mahou. Ruperto Merino tuvo la ocurrencia de unir el cante de María a mis versos. Ante el huracán y el diluvio hubimos de refugiarnos en la cafetería.  Maria cantó  poemas de El fulgor del círculo.  Dije que solo por escuchar mis versos en mi palo preferido, bulerías por soleá, merecía la pena escribir poemas.

Sensaciones buenas.  En el Café Gijón, una  amiga, casi una reliquia, me deja un recado; 46 años que no nos vemos.  MP quería ser actriz. No era la Xirgu, pero se defendía. Le gustaba autoflagelarse y me amenazaba casi llorando; si conocieras a qué me dedico fuera de este camerino de mierda,  no me mirarías  a la cara. Sabía a qué se dedicaba y ella sabía que yo lo sabía; y siempre la miré a la cara. Incluso nos descojonábamos de risa al mirarnos.  Me pregunto si seguirá vigente la gran preocupación de sus 20 años sin flor de entonces: culo duro y prieto para siempre. Yo le decía que se es actriz por la inteligencia, no por  el culo, aunque también. Veo a mi vieja amiga en el Gijón, viuda de un acaudalado hombre de negocios  sociata de cartera y carné; con sus nietos. Ciertamente aquel culo fabuloso que no le valió para ser primera actriz, solo damita joven,  conserva una notable lozanía.  MP le está agradecida a su culo que  le dio un marido millonario; “dime ahora que todas las putas tenemos suerte y te pego  una ostia”.

 Me recuerda el soneto tartamudeante que escribí en defensa de su vida de desorden y concupiscencia confesada por ella misma, años 1967/1968, y que he incorporado a Sonetos del  amor canalla. En tiempos, yo todo lo arreglaba con endecasílabos.  Naturalmente, nada hay en el soneto que la delate.  Le digo que a  algunas  feministas les gustan esos versos como himno de guerra. Me someteré al dictamen de Ana, mi santa, que en estas cosas es un lince

Sensaciones malas.-  Maria OSHite me ha bloqueado, cosa que nunca me había ocurrido. Sensación rara, pues siempre traté de apuntalar la actividad   de Maria OHSite y sus  corazones incendiados, transidos  por flechas de un Cupido tórrido y travieso: “¡! Guapura, ricura de mi corazón!!” Eso, naturalmente, no me lo decía a mí, que no soy ricura ni guapura, sino “cojura” de cojitranco revirado.  Tengo la sensación de que, al socaire del teatro,   María OHSite defiende otros intereses.

Sensaciones pésimas.- Hubo un tiempo que me preocupaba Celia Mayer, Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Madrid. Me preguntaba cuándo pisaría el patio de butacas   o cualquier otro rincón del Teatro Español. Al principio lo achacaba a la animadversión que le tenía a  Pérez de la Fuente, el director maldito y maldecido por la tribu podemita. Pero hace meses que Pérez de la Fuente fue arrojado a las tinieblas exteriores y a Celia Mayer sigue sin vérsela en un  estreno. Pérez de la Fuente se metió en pleitos, ha llegado a acuerdos  y Celia Mayer, o sea el Ayuntamiento, ha tenido que apoquinar 50.000 del ala. O 120.000, dicen otros.

Sensaciones imposibles.- Le he pedido a Manola que si quitan la calle a Agustín de Foxa, el enfant frívolo, gordo y  travieso del franquismo, me la den a mí. Está a 20 metros de mi casa y me queda a mano. Agustin de Foxá escribió con una prosa impecable, una novela infame y cruel sobre la Incivil Guerra del 36,  Madrid de Corte a checa. Para mí es el gran prosista de  la Falange;  tan rotundo, pero más  elegante, como  Rafael García Serrano. Y superior a Camilo José Cela que, recién terminada la guerra,  se ofreció como confidente  para denunciar a los intelectuales desafectos al Régimen.

Los Gondra: reforzada y conclusa.

Faltan tres meses, más o menos, para su estreno y el texto de Borja Ortiz de Gondra se está convirtiendo en el más esperado de la temporada. La España cainita, el Pais Vasco cainita: desde el carlismo decimonónico hasta  ETA y sus años de plomo. Tuve ocasión de conocer este abrupto texto hace tres o cuatro años. Comentario escueto y escasamente razonado para su autor: “estremecedor, pero  no hay güevos para poner esto en escena”.   El  padre de Borja, Jesús María Ortiz de Salazar,   Xabier en la función, murió hace apenas un mes. No podrá verse en el escenario encarnado en Juan Pastor.

Reconozco que sí ha habido guëvos, y que el dia del estreno, en la sala Francisco Nieva, ocurrirán grandes prodigios. Voy conociendo a  gente de Los Gondra.  Me los encuentro  en los últimos estrenos “haciendo pasarela”,  Sonsoles Benedito, Cecilia Solaguren, Pastor, Tomé, Pedroche.  Se vive una gozosa tensión  de gran acontecimiento. El reparto ya lo dí en el anterior post. Y Borja sigue dándole vueltas de tuerca al texto inicial.

Hacer pasarela  era un ejercicio que  Umbral practicaba con esmero y me recomendaba con frecuencia. Me decía, “ queriiiidooooo; eres un gran escritor, pero te falta pasarela; aprende de mí”.  Nunca  aprendí a hacer pasarela. Es más fácil imitar el estilo literario de Paco que su don sublime para la pasarela.


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