martes, 19 de abril de 2016

AITANA, PREMIO VALLE INCLAN; CRONICA TEATRAL DE UN ACTO SOCIAL



Un dia las Pingüinas  me ajussticiarán .

No le dio tiempo a Fernando Arrabal a bajar  del avión para llegar a los salones del Teatro Real.  En la primera votación quedaron eliminadas las Pingüinas, algunas de las cuales andaban por allí, esperando al jefe que   las dejó solas por uno de esos golpes justicieros del destino. Como yo  estaba dentro, en un reservado,  con el resto del jurado, no sé cómo   recibieron la ejecución sumarísima del  padre.  

Moriré un dia devorado por las pingüinas a las que no hice caso en el estruendoso montaje de Pérez  de la Fuente, moteras belicosas.  Un dia moriré a manos de las pingüinas y no por  un acto de amor, sino por  devoración múltiple y caníbal. Desde aquel estreno me encuentro de vez en cuando con algunas pingüinas; en la calle, en un bar, en un estreno. El dia 11 andaban por allí, en la misma mesa, María Hervás,  candidata al premio por TeatroSolo y  no por por pingüina,  Sara Moraleda y alguna más cuyo nombre y figura mi  memoria no acaba de fijar. De la función del Matadero no las recordaba yo tan atractivas y femeninas,  si me permiten tan anticuada expresión.

Bien mirado, no fui duro en mi crítica con Pingüinas. Releo la crítica  y no hay  crueldad, solo que no nombré a las actrices, algunas muy admiradas; acaso porque el espectáculo en sí me parecía innombrable. Escribí: “hay 10 minutos formidables y bellísimos en este montaje; el encuentro de Cervantes con su madre,  que remite a la dolorosa relación madre-hijo que ha torturado siempre la vida de Arrabal. Y el final (…) la lluvia nupcial como levísimos granos de arroz, la danza del apareamiento (…) que redime la imagen de marimachos con que Arrabal adorna a las Cervantas”. A mí me parece que esto no está mal ¿no?


Aunque se esperaba a Arrabal, quien no estaba en la cena era Pérez de la Fuente que debieran haberlo puesto a su lado; Juan Carlos debía de estar  en los ensayos ,   en  el cerco de  Numancia, suicidado quizá,  en la pira, abrasado, o cercado por los escipiones y las escipionas que lo asedian  en el Español sin declaración oficial de guerra. Tengo ganas de ver su Numancia, la tragedia cervantina que pudo cambiar el rumbo del teatro en España. Nunca he visto una Numancia que me satisficiera ni siquiera la Miguel Narros.
 Sí estaba  Rita Maestre,  portavoz del Ayuntamiento de Madrid, una de las escipionas que no dan cuartel a los  numantinos de la derecha. Más que por Celia Mayer confieso mis preferencias por   Rita Maestre, la irreverente y sacrílega,  que ha demostrado más sensibilidad por el teatro, al menos el otro dia, de la demostrada por la concejala de Cultura.  La noche del Valle Inclán tuvo momentos de interés , aunque yo, como miembro del jurado, lo veía todo con cierta distanciación. Hubo incluso  humor. Sabedor de la confianza que tengo en María Hervás como actriz alguien me preguntó: ¿cómo  harás cuando tengas que hacerle una mala crítica?. A lo que respondí, “primero la pongo a parir y luego me pegó un tiro”. Larga sobremesa con Ruperto Merino y con Jaime Siles; Siles tenía que estar ya en la Academia. Larga disertación analítica sobre la Medea de Séneca.

El cerco  de Numancia, hoy

La Numancia, de Cervantes, se presta a infinitas analogías, pero ese es un asunto que dejo para la crítica del estreno, mañana mismo. Decir que toda España es Numancia me parece un poco exagerado. En los sesenta pensábamos, algunos, que Numancia era el Vietnam o Palestina. Y muchos vascos creían que Numancia era Euzkadi;  los romanos, obviamente, eran los americanos imperialistas; o la Metrópolis ibérica. Ahora la cuestión es más complicada. Y en todo caso habría que aclarar quiénes son los romanos,  quién Escipión y  quiénes  sus generales. En áscuas estoy con los incendios de Numancia, el hambre y  la mortandad que haya podido montar la fiebre creadora del  todavía director del Español

Aitana a la última.

Aitana se había convertido en historia medular y frustrante del Premio. Creo que ha estado finalista, no solo candidata sino finalista absoluta, en casi todas las ediciones; a la décima fue la vencida.  Algo parecido le está ocurriendo a Gerardo Vera, con quien  el Valle Inclán ha adquirido una deuda que tendrá que pagar  un dia.

 Al fin el Valle recayó en Aitana Sánchez Gijón.  Y digo al fin, no porque el jurado del Valle obedeciera al determinismo de tener que premiar a la ahijada de Rafael Alberti. En Aitana Sánchez Gijón se ha premiado, sobre todo, una escuela de interpretación,  y un estilo y formas de ver y sentir el teatro. A  la misma mesa se sentaron en un gesto  solidario y premonitorio, Nuria Espert, Aitana Sánchez Gijón, Irene Escolar.  Yo creo que en la interiorizción del personaje está la clave. Y luego la proyección de  ese personaje  con intensidad. Eso es la Medea de Aitana. Se recordará esta Medea por una intensidad demoniaca y aniquiladora.

 La joven Irene Escolar, le disputó encarnizadamente el título hasta la última votación.  Con frecuencia se le ha acusado a Aitana de ser una actriz fría y cerebral. Yo mismo en cierta ocasión, también en una tragedia, la acusé de distanciamiento. Creo se titulaba Cruel y tierno y era una revisión de las Tarquinias escrita por Martin Crimp.   En esa tragedia a la que aludo  me parece recordar que resaltaba un registro dramático sobre una exigencia trágica. Años atrás en una obra de distinta tesitura, La gata sobre el tejado de cinc caliente, creo que dije algo así como  “por encima de la calentura de sexo con un marido alcohólico y seguramente homosexual, Aitana refleja la tragedia de una mujer pobre  en una familia rica

Esta Medea   acaba con todas las controversias de frialdad o calentura. Es una interpretación caliente, cruel, vengativa. En los límites de la razón. Son todos los demonios sueltos de  una mujer ultrajada por la infidelidad, carnal y política, de Jasón a quien le dio todo. Es una Medea seca dura como una tempestad sin agua.

 

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