lunes, 11 de enero de 2016

LA CONCHA DEL APUNTADOR (VI). Navidades y TEATRO.


Del retiro navideño al frenesí teatral

Retorno a Madrid desde los frios de la sierra madrileña y me encuentro con un aluvión de estrenos de teatro. De la más humilde sala alternativa, a la más encumbrada sala convencional. De la Pensión de Las Pulgas que va a poner La Fundación, de Buero Vallejo, hasta La Zaranda en el Español. Más abajo detallaré esta semana de estrenos. No me imagino La Fundación en el piso de la calle Huertas; pero no me la perderé. La última Fundación que vi fue la de Perez de la Fuente en el María Guerrero. Buero, lo ví, lloraba de emoción. Iba a verla casi todas las tardes, menos el lunes. Y, como estaba enfadado conmigo, Ana le llevaba de vez en cuando una caja de bombones. Don Antonio se comía los bombones, pero seguía enfadado. Hasta que una noche Maria Jesús Valdés y Pérez de la Fuente lo llevaron a casa y con bombones y un poco de güisqui firmamos la paz. Durante un tiempo, eso sí, me abstuve de afirmar que  el imposibilismo de Alfonso Sastre, históricamente,  llevaría mejor camino que el posibilismo de Buero. Se espera con interés la función de José Luis Garci, Arte Nuevo, un homenaje; Cargamento de sueños/Sastre; El hermano/Medardo Fraile.

 Una vida de Teatro.

Navidades fecundas. Al arrimo del fuego de la chimenea he dado un estimable avance a la redacción de Una vida de teatro, mis memorias teatrales. El calor, como los recuerdos, hay que verlos; y  oírlos. Crepitan los troncos de encina y crepita la memoria. Por eso me acuerdo de estos detalles intraescénicos.

 Despido las Navidades  con un poco de melancolía. Con la sensación,  o acaso el temor, de que un dia no tendré Navidades, la eternidad del poeta en la que no podré participar; “y seguirán los pájaros cantando y yo no estaré aquí”. Se posan en el alfeizar de mi ventana una pareja gorriones solidarios y bulliciosos. Busco por los recovecos de mi alma esas sensaciones antinavideñas que me cuentan los amigos: hastío, cabreo, broncas familiares y  no hallo ninguna. Debo de estar en otro lado, donde cantan los pájaros. A veces, la sensación de que habría que recortar las Navidades unos días;  pero hay una dificultad insalvable para ese acortamiento: los Reyes. Todo lo borra la noche  de Reyes.

 En esta familia en la que habito hace medio siglo, escasamente monárquica, las Navidades  están en función de la noche de Reyes.  Un mes antes,  empiezan  movimientos clandestinos, complicidades, silencios. Es  indicio de que las Navidades llegan,  y de que Noche Buena y Noche Vieja son un trámite que se pasa con buen rollo, pero sin exagerar. Y cuando llega la noche de Reyes esto es un Festival: montones de regalos que ni rebaños de camellos podrían transportar.

Carta de Susú a los Reyer Magos

 Hasta los animales, Susú la siamesa ennoblecida de callejera, Kuajo el perro más arrogante de la colonia y Ronda, la perrita schnauzer  seductora y golfa, que no cesa de perseguir a Susú, hacen las paces y colaboran rompiendo los papeles de los regalos. A Susú ya no la defiende Otto, que  se murió. Este año Susú ha escrito una carta a los Reyes pidiéndoles que le quiten de su rabo a Ronda. Con ayuda de Diana, la está corrigiendo con la  fina caligrafía de las plumas que  me ha regalado David. Me pide  Susú que se la envíe Marta Valsero, de la Fundación Jorge Guillén.

El roscón y el brindis, unos con Sidra el Gaitero porque les gusta yo con Mohet Chandon porque también megusta, otro trámite urgente. Lo de menos es el roscón, la sorpresa por la cual el afortunado/a habrá de apoquinar. Hay una frenética emulación de la generosidad. No sé si, como gritábamos en la Santa Transición, “mañana España será republicana”, pero que nadie ose quitarme los Reyes Magos de Oriente cargados de regalos.

El teatro que no cesa.

En una semana se estrenarán en Madrid las siguientes obras,  más alguna de la que seguro no tengo noticia;  Ternura negra, de Denise Despeiroux, en La Mirador;  Cervantina, de Ron La La en La Comedia, Brecht-Weil, Cabaret, de Pia Tedesco en el Fernán Gómez; El grito en el cielo, La Zaranda en el Español; Amén, de Carlos Be, los problemas de la Iglesia Católica con los homosexuales, con los pecadores extra Ecclesia,  no con los obispos, curas y cardenales pederastas;   en el Infanta Isabel, la vuelta de Bibiana Fernández y Manuel Banderas con  El amor está en el aire. No culpen a este título de la polución ni del sombrío gorro que envenena Madrid. El amor es oxígeno, no dióxido de carbono. En defensa propia, Alfonso Pindado; el nombre legendario de los primeros tiempos de lo alternativo, vuelve a la sala que fundó, La Triangulo,  sede actual de Teatro de Barrio. La respiración, de Alfredo Sanzol en La Abadía .Etc, etc, etc….

Libro sobre el Lara.

Creo que el Lara fue el primer teatro que pisé en Madrid. Después de la misa de doce de un Domingo. Un hombre de misa, rosario y novena, buena persona y poeta voluntarioso, Conrado Blanco, reunía los domingos en el Lara una tropa de líricos para decir versos; creo que la sesión se llamaba Alforjas para la Poesía. La Bombonera, la belleza de la arquitectura teatral que ha seguido alimentando no mi poesía, sino mi pasión por el teatro.

Hoy me llega un libro bello y monumental, como no podía ser menos, tratándose del Lara, firmado por un gran conocedor del teatro español, Antonio Castro. Pocas cosas hay que se escapen al sentido investigador y analítico de este periodista. José María-Muro-Lara y Botella ha facilitado los datos, la memoria. Y Antonio Castro Jiménez, el orden la precisión y la profesionalidad de hombre de Teatro. Hacer la historia del Lara, es hacer, en buena  medida, la historia del teatro español.

Biografía de Nuria Espert.

Me llega otro libro monumental de Ana María Arias de Cossío. Casi 1000 páginas sobre  la gran actriz, emblema del teatro español de los últimos sesenta años. Nuria Espert inmortal. Mil páginas dan para mucho. Y espero que, muy pronto, me den para un comentario amplio en esta Concha del Apuntador.

 

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