domingo, 13 de diciembre de 2015

TEATRO. LA CONCHA DEL APUNTADOR. (III). JOSE MARIA FLOTATS EN EL GIJON


La Crazy Class
Puede ser el espectáculo de la temporada. L,Om Imprebís  y Santiago Sánchez en plenitud; tres intérpretes en plenitud; Carles Castillo, Carles Montoliu, dos actores  para una docena de personajes; y  para  Hamlet. Y Elena Lombao, la limpiadora ilustrada. Prodigios de intérpretes. Júbilo de la escena frente al sufrimiento, el dolor  del Método:  Stanislawsky falseado por un impostor, el señor StrasbergLa Crazy class, gran teoría sobre teatro que me apasiona, pero sobre todo gran función de teatro. Y Santiago Sánchez que recobra su condición de actor, quizá la más verdadera de su naturaleza de teatrero.   Grandísimo actor. Como lo es Xus Romero, su mujer y compañera, una de las actrices que más admiro, sobre todo en Chejov.   La Crazi Class hay que escribir largo y profundo.
Cómicos en el Gijón; Zutoia Alarcia, Flotats, Canseco.
Como en los viejos tiempos, la Farándula para y posa en el Café Gijón. Dialogo con los vivos ante un vaso de vino y dialogo con los espejos que me dicatron mi libro Historias golfas, del Gijón. Madrid Canalla. Me encuentro con Manuel Canseco, un director familiarizado con los clásicos. Y con José María Flotats que espera a Mauro Armiño, habitual adaptador de sus obras. Por la tarde llegarán Alvaro Luna y Manuel Cervino, a la tertulia de Manuel Vicent, sin Manuel Vicent porque dejó de ir; y sin Manuel Alejandre ni Tito Fernández porque murieron. Pequeño refrigerio con Zutoia Alarcia. Xabi Puerta, Zutoia y yo andamos ideando siempre alguna cosa, a ser posible en torno a Alfonso Sastre. Pero las cosas de teatro es difícil que cuajen si no es en los teatros institucionales.
 Zutoia hizo con Juan Carlos Pérez de la Fuente  Dónde estás Ulalume dónde estás, acaso el mejor montaje que se haya hecho de esta tragedia de Sastre: Chete Lera  genial en Poe, Camilo Rodríguez poliédrico; vestuario de Javier Artiñano siempre in memoriam;  escenografía  de David de Loaysa.   Zutoia es la actriz fetiche del exiliado de Hondarribia. Una actriz mal aprovechada por el teatro español, nada aprovechada por el  cine y a medias por la televisión. La descubrí hace años en la sala  Olimpia, hoy Valle Inclán,  en DesNudos. He visto recientemente un video de aquella función: una actriz portentosa a solas con su desnudo luminoso. A todo riesgo. Zutoia afirma que sigue conservando la misma pureza de ese  desnudo. No lo dudo. Soy un caballero y jamás pongo en duda la palabra de una dama. Ni le exijo comprobaciones.
José María Flotats y la cuestión judía
Por la noche en el preestreno de Insolación vuelvo  encontrarme con José María Flotats. Prepara el aterrizaje en Madrid con Ser-lo o no. Me habla de    de Grumber, el autor, y la eterna cuestión judía, la necesidad de acabar con esos prejuicios. Desembocamos, naturalmente, en Sartre y sus Reflexiones sobre la cuestión judía escrito en 1946, calientes aun los hornos nazis.  Escribió Sartre: “el antisemitismo no es un problema  judío, es nuestro problema y somos culpables (...) Contrariamente a una opinión muy difundida, el carácter judío no provoca el antisemitismo; es el antisemita quien crea el judío”. He tenido recientemente  una experiencia fascinante desde el punto de vista escénico,  y dolorosa desde el punto de vista humano y político. Hace poco cayó en mis manos el libro de Victor Frank El hombre en busca de destino. Y acometí la aventura de meter en un monólogo las atrocidades  de los campos de exterminio por los que pasó Frank. Este libro, considerado entre los diez de mayor influencia del siglo XX,  fue devastador para mí; y la escritura del monólogo, una bajada a los infiernos. No sé lo que salió e esos infiernos ni me importa.
Insolación; del personaje literario al personaje teatral.
Ese  camino es largo, lleno de trampas y de abismos que Pedro Víllora ha recorrido con pulso firme. La novela de  doña Emilia Pardo Bazán es insoportable. En líneas generales la Pardo Bazán es insoportable, salvo en los divertidísimos escarceos amorosos con don Benito Pérez  Galdós  que ambos cuentan en unas cartas  golfas y apasionadas. ¿La literatura de Pardo Bazán no es de estos dias. ¿Qué necesidad tenemos hoy de Emilia Pardo Bazán habiendo tantos autores españoles que no tienen techo en la escena madrileña? Ni siquiera el  feminismo a que se hizo acreedora, justifica su presencia en el María Guerrero. Por eso me parece meritorio el trabajo de Pedro Víllora; ha conseguido lo imposible: convertir en teatro un texto radicalmente antiteatral.
Otro mérito  es el de María Adánez,  muy dotada para la comedia, que no se resiente, o se resiente poco, en las escenas más dramáticas. Lo que ocurre es que, desde una perspectiva inmediata, su personaje es incomprensible. Lo sorprendente es que la conducta personal de doña Emilia distaba mucho de los escrúpulos de conciencia de su personaje.

El seductor es un calavera, un trueno al estilo de Antonio Machado;  en ocasiones asciende a los cielos  de Machado poeta menor,  “soy de la raza mora vieja amiga del sol que todo lo ganaron y todo lo perdieron”. (Cita de mi responsabilidad) Aunque es de Málaga me parece recordar, es el trasunto  exacto del señorito sevillano,  el tópico del andaluz   palabrero, marchoso y retrechero. Ante ese armamento Asis Taboada, marquesa, viuda y ardorosa puede darse por jodida; sus defensas morales, sociales y aparenciales se resquebrajan y de esos escombros quizá pueda  extraerse una defensa de la mujer y su libertad. Reprimida en su fuego de desorden por el hielo de las clases sociales y el qué dirán. Hasta que llega  la insolación y la manzanilla. En Diego Pacheco, Jose Manuel Poga, resulta excesivamente  paródico. Memorable la borrachera en la pradera de San Isidro por parte de los dos y la mejor María Adanez. Y muy bien Pepa Rus que triplica papel; excelente como duquesa de Sahagún y  como ventera. En Ángela,  la chacha, tiende a imitar a Gracita Morales. Y la graciosa de Gracita era inimitable.

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