viernes, 4 de diciembre de 2015

LAUDATIO DE EMILIO SOLA Y EL FRENTE POLISARIO


Hoy a Emilio Sola le dan una fiesta grande por cumplir 70 años. Eso no es un mérito, es un pretexto y cosa de un proceso vegetativo implacable. Los méritos de Emilio son otros. Tengo la impresión de que esta fiesta es un retorno a la Vaquería, aunque la Vaquería ya no exista; la volaron una noche  los Guerrilleros de Cristo Rey. Fue un detalle que lo hicieran de madrugada cuando todos nos habíamos marchado a recuperar fuerzas para  la subversión del dia siguiente. La hubiera volado la historia, pero a la historia no le dieron tiempo  los Guerrilleros, que eran la expresión máxima  de la ortodoxia represiva franquista. Lo que nunca podrá ser volado es el espíritu que aquel centro de descojonación significaba.
Vuelta a casa, pues, al fantasma de la Vaquería,  desde la Cátedra Alada del Balcón de Detrás del Ascensor. De Emilio no quiero recordar sus libros de historia, su cervantismo, su poesía, su novela. Están ahí y no necesitan recordación. De Emilio Sola recuerdo el viaje a Tindub, antes de que la putrefacta democracia española traicionara al Frente Polisario. Emilio organizaba desde Argel y en Madrid  coordinábamos Jose Ramón Ripol y yo, presididos por Caballero Bonald que presidía poco y Rafael Alberti que no presidía nada. Caballero Bonald formó parte de la expedición que fuimos a hacer turismo revolucionario y a decir versos a los niños que hablaban español en las escuelas; y a las estrellas del desierto, mientras bebíamos güisqui metido de contrabando, contrabando revolucionario por supuesto. En aquella expedición algunos nombres: Jose Agustín Goitysolo, Carlos Álvarez, Agustín Millares, Javier Reverte, García Navarrete, Toñi, secretaria en España, Nadia Consolani ceramista italiana, Sánchez Dragó acompañado de una guapísima y divertidísima francesa que nos fascinó a todos. Y  así hasta 25 que nos pagábamos el viejo de nuestro bolsillo, cómo si no. España ha traicionado a los saharauis y ese es un problema enquistado, una guerra podrida. De esto,  Emilio Sola sabe más que nadie.
Un recuerdo para Emboiric, nuestro guía a través de las líneas marroquíes. Y para Keltum bellísima mujer, guerrillera que nos explicaba los fundamentos de su lucha. Me han contado que la hermosísima Keltum se enamoró de un marroquí y  abandonó el Frente Polisario. El amor reniega de fronteras y patrias y es un caballo sin freno. Más cosas podría contar de Emilio, como la creación de una colección de Poesía, Colectivo 24 de enero, homenaje a los abogados asesinados en Atocha.  Tuvimos que poner cada uno  –Pablo Jiménez, Reverte, Portes, Eduardo Ruiz- 25.00 pesetas Yo era impecune y Emilio adelantó mi parte, que tardé en devolverle, pues durante bastante tiempo, y aún hoy, seguí siendo impecune. Los intereses me los perdonó y yo le regalé el traje de terciopelo, precioso, con que me casé con Ana que te manda un beso.
 Que siga la fiesta y bebed  vino a mi salud que bien lo necesito, todo lo que el cuerpo os permita. Salud hermano: poeta, sabio, ácrata, cervantista, amigo. Y pese a todo esto, buena gente.


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