viernes, 2 de octubre de 2015

POTENTE MONTAJE DE DARIO FACAL DEL BURLADOR DE SEVILLA


Teatro, toros y flamenco
La teoría de los colores es muy importante en la farándula; y no me refiero al vestuario, la iluminación y el espacio escénico solamente. Hablaría en este caso de la interacción de los colores y ya está. Por cierto, el vestuario de Ana López y su equipo es fastuoso, uno de los puntos fuertes de la función. Me refiero a las supersticiones y recelos sobre el color de la indumentaria. Por supuesto respeto el terrorismo cromático del amarillo, porque según cuentan Moliere murió en escena vestido de amarillo limón.
Un dia Adolfo Marsillach quiso demostrar que lo del amarillo era una superstición sin fundamento, usó y abuso del amarillo hasta en  el patio de butacas y se  pegó el jaulazo. Yo creo que el desastre iba implícito en el montaje; pero ahí queda el dato, por si acaso. Yo, ni al teatro ni a los toros voy nunca de amarillo, absurdo en los toreros que llevan las vueltas del  capote de ese color. Chenel veía un amarillo en los tendidos y se ponía de los nervios. Teatro, flamenco, toros y el dorado color de la manzanilla de San Lucar. Coincido con Christian Vanderdeellen,presidenta del Club Taurino de Bruselas y con Jean Louis Castanet,  escritor y aficionado francés. Mañana entregan a Diego Urdiales el premio Wellington. La Quimera, tablao Flamenco, le da al riojano el premio Curro Romero, en una gran fiesta flamenca presidida por el Faraón en carne mortal. Nos invitamos recíprocamente:  al Wellington y a la Quimera que, con todos mis respetos será más jonda. Y divertida .
No me fijo mucho de qué van los estrenistas en el Español; yo  voy de naranja hace tiempo, antes que lo pusiera de moda la gente de Ciudadanos El naranja no es el amarillo, es otra cosa, aunque algunos daltónicos quieran inducir a confusión. Cada vez me gustan menos los estrenos, pero  si voy suelo hacerlo de rojo y negro, combinación cromática que es una declaración de insurgencia anarquista. Ayer, en el  Burlador, camisa naranja veraniega de raya fina, Burberry, pantalón vaquero azul claro y zapatos de  piel vuelta  azul marino.  Pero algunos amigos  daltónicos  del teatro y de la indumentaria la tomaron conmigo: provocador. Tuvo que rescatarme Rosario Calleja y teorizar con fina dialéctica que el naranja es el color de la energía positiva, un fuerza vitalizadora, un destello  fetiche en suma. El color ideal, el de la suerte en un estreno.  

No sé si llevé la suerte o no ; el entusiasmo del público fue menos tórrido que las  escenas de fornicación urgente y atropellada  de don Juan. Para empezar un orgasmo de Isabela, en primerísimo plano y desnudez, gracias al video o al selfie o  algo así. Reconfortante  el cinematografismo de Dario Facal en casos así en qu la mirada y la voluptuosidad se intensifica; en otros es una exhibición esteticista  de dudosa eficacia. Este estreno dará que hablar; es una apuesta llena de riesgos  y de audacias. Y no puede reducirse al  enunciado simple de esteticismo. 

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