lunes, 14 de septiembre de 2015

ESCAPARATE LIBROS. J.A. HORMIGÓN; DEL TEATRO A LA POESÍA

Poemario: Dos luces en la espesura.
Conocemos la obra teórica sobre Teatro de J.A. Hormigón; en la medida de lo posible por que esta obra es colosal: por lo numerosa y por la amplitud de temas; conocemos su dramaturgia en la doble dimensión de autor y director: Pero no se conocía hasta ahora, al menos no la conocía yo, su poesía. Sí conozco en cambio su estupenda novela, Un otoño en Venecia. El libro que lo ha  dado a conocer como poeta se titula Dos luces en la espesura. Esas luces en su frondosa espesura intelectual  son su hija Laura y su nieta Vera. A simple vista la cosa no tiene misterio: la emoción de ser padre y ser abuelo, algo común a casi todos los mortales que son padres y abuelos. Pero el Hormigón poeta va más allá del simple sentimiento. Sabe que la poesía es un lenguaje proteico, como lo es el teatro; acaso los lenguajes más cercanos; y los menos literarios de la escritura. 
En Dos luces en la espesura hay confidencias, intimidad, sentimiento profundo y una aproximación sincera a la poesía como forma  de conocimiento; como esencia del lenguaje y la palabra pura sin retóricas ni ornamentaciones.
Evoca la experiencia poética de Victor Hugo, su Canción de cuna y su Arte de ser abuelo. Son buenas raices, referencias históricas que en nada, o en poco, atañen a los versos de Hormigón. Este recupera los viejos poemas dedicados a su hija Laura y cierra el círculo con los versos a su nieta Vera. Hay otros dedicados a sus padres y a los paisajes comunes a la familia y a su propia infancia. Pese a las diferencias cronológicas hay en todo el poemario,  gran coherencia emotiva y estructural. Brumas de otoño, fulgores de primavera; y unas preguntas finales que resumen la esencia del libro y acaso la filosofía vital de Hormigón: "Por qué conformarse con la mediocridad/ si es posibe disfrutar de la gloria?/ Por qué perseguir la gloria a dentelladas/a riesgo de perder la vida"? 

Ecos de cultura gallega.
La cultura gallega rinde homenaje a uno de sus más dinámicos y  apasionados representantes, Modesto Hermida, en un libro bajo la tutela de Xesús Alonso Montero y dibujos de Antón Pulido; Homenaxe a Modesto Hermida. Espléndido retrato el que Alonso Montero hace de Hermida: “es tan amigo de los amigos que, en ocasiones, prefiere Platón a la verdad. Con carné o sin carné militó siempre en la izquierda, en la verdadera izquierda, y sigue militando.  Se emociona cuando canta las viejas cantigas del país, y más se emociona si canta Grandola  y todavía más si, con un grupo de amigos,  entona  La Internacional”.  
Antón Pulido, por su parte, ilumina e ilustra versos de Hermida como estos: “Singradura de retorno/no mar afougouse o tempo/ agora, varada a dorna/ agurgullan novos ventos”. Hermida es poeta y escritor de amplio espectro y ha dedicado buena parte de su vida a la enseñanza, a defender y divulgar la cultura gallega y, por lo que deduzco de los distintos  trabajos que le dedican en este libro, a dignificar el sentido moral de la política. En consecuencia, este homenaje no sólo es una biografía de Modesto Hermida, sino un recorrido por  los territorios sociológicos, políticos y culturales que le era afines.
 Por cuestiones estrictamente de afecto personal subrayo la exégesis que Alonso Montero hace del entrañable Celso Emilio Ferreriro y su poesía satírico-quevedesca: “Bandullo carcamal, letrina opaca/  cirio de pus, hisope de sandeces/gorila solideu, mexo de preces/ astete de bostal, bula bellaca/ (…)Mesoneiro a xornal da oligarquía/ aparceiro sevil da tiranía/ que a Cristo hipotechace por un Franco”.  Honor a Hermida a la vez que honor  a Celso. Por ese, cuando aterrizó en el café de Gijón,  me sumergió de lleno  en la cultura gallega, tras escuchar previas elucidaciones sobre sobre Curros y, en especial, de mi fervor desmesurado por Castelao.  Preparaba la maleta para pasar en su casa de Celanova parte del verano cuando me avisaron de su muerte.
 La cosa galaica siguió luego con el pintor José  Lodeiro y con Méndez Ferrin al que recibí en el Café Gijón para llevarlo a cenar a casa la misma tarde que lo soltaron de la cárcel de Burgos. De Méndez Ferrin estuvimos Alfonso Sastre y yo  a punto de traducir para Hiru Con pólvora y magnolias. La onda expansiva de la cultura gallega  me llega, más ampliada y menos abrupta y tormentosa, en este Homenaxe a Modesto Hermida en el que aparece, por raro privilegio y de pasada, mi nombre.

La sierra convulsa.
Gran libro y no solo por sus casi mil páginas. El título es expresivo: La Sierra Convulsa y lo completa un subtítulo definidor: Segunda República, Guerra Civil y Primer franquismo al Norte de Madrid. La dedicatoria también es elocuente: “A todos los que sufren sin merecerlo”. Esto le aleja de todo sectarismo maniqueo, pero deja claro que en la historia hay víctimas y verdugos y que los autores del monumental texto están siempre del lado de las víctimas sin la tentación, o con la tentación vencida, de no discriminar sólo y estrictamente por cuestiones ideológicas. En cualquier caso es una réplica matizada a la desvergüenza de  La Causa General.

 Es  producto de un equipo coordinado por Roberto Fernández Suárez, y compuesto por Fernando Colmenarejo, Antonia Corona, Carmen Saenz de Miera y Juan Ignacio Vasco. La sierra de Madrid y en especial Colmenr Viejo bombardeado fue cinturón   de la ciudad sitiada, Madrid capital de la gloria.Una sierra convulsa  tras el Alzamiento fascista; una derecha sublevada y una izquierda dispuesta a tomarse la justicia por su mano contra la CEDA  y la Falange. La sensatez de algunos partidos impidió males mayores. Nada comparable, sin embargo, con la  represión de los vencedores en el 39. ¡!Vae victis!. ¡Ay de los vencidos!!. 

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