jueves, 5 de marzo de 2015

RUEDO IBÉRICO. LAURO OLMO Y LA ÉTICA DEL REALISMO



Querido Lauro Olmo.

Lauro Olmo ha vuelto  a los escenarios madrileños. Nadie de la Generación realista , salvo Buero Vallejo, fue bien recibido en la España de la autarquía y luego los planes de desarrollo. Buero tenía caligrafía de autor grande. Sastre trascendió siempre esos límites demasiado estrechos. El realismo es una ética y una estética.  Lo político era lo que más preocupaba a la censura. Lauro fue uno de los más castigados.
Con Alfonso Sastre hay siempre eternos recelos y sólo Malonda se atreve ahora con Lluvia de Ángeles sobre París. Justo Alonso, un gran productor y siempre leal a Alfonso está fuera de combate. Me gustaría saber si hay en el teatro español suficiente talento o ganas para montar Los hombres y sus sombras, o Demasado tarde para Filoctetes.  Pérez de la Fuente se atrevió con Dónde estás Ulalume. Y le salió uno de sus mejores montajes. Un paso al frente, colegas.

A Lauro le dio fama La Camisa, el drama de la emigración. La pechuga de la sardina tuvo menos eco o más rechazo, no me atrevería a asegurarlo. Un mundo deprimente, una pensión donde todas las maledicencias, las envidias, los rencores  se dan cita. También la solidaridad. Y una madre soltera, el gran baldón. Y beatas rezadoras y putas esquineras. Realismo total, absoluto que Canseco y la escenografía respetan al máximo, y un espacio escénico laberíntico exterior  e interior.

Justicia poética para Lauro Olmo y su Pechuga de la sardina. Justicia, pero también la constatación de que este es un teatro viejo; que los problemas que hace 50 años planteaba Lauro  Olmo han perdido vigencia. Hoy probablemente nadie se toma en cuenta el problema de una madre soltera, al menos con la virulencia de entonces.


 Yolanda Pallín y el terror sombrío

Los restos de la noche defiende todo lo que a la mujer le ha sido arrebatado en nombre del amor, palabra sagrada; sueños y pesadillas   Hay una  libertad joven encarnada en la exuberancia vital  y actoral de  Lucía Esteso, una  mujer que un dia salió de casa y no volvió. Amenaza de libertad.

Desenlace abierto. Todo en Los restos de la noche  está abierto. Incluso el recuerdo de una religión castradora. No hay resentimiento, sino verificación de un hecho por  una infancia protegida; violencia profunda.

El personaje cuya función nos cuesta desvelar es el más violento: terapia de la violencia; Jesús  Rodríguez le da cuerpo y misterio. El marido es un personaje más plano, pero no menos complejo. (Carlos B. Rodríguez) Que lo diga si no, Laura (Nini Dols). estupenda actriz que  mantiene  la tensión desde el principio hasta el final.  Toda la segunda parte es de Lucía Esteso: decisión, capacidad para infundir en Laura los sueños que le han sido secuestrados. Magnífica la confrontación  actoral entre ambas mujeres.

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