María Toledo ha sacado un nuevo disco que muchos coinciden en afirmar que es mejor que
el anterior Uñas rojas. Sin embargo, le va a la zaga en la cuestión del
título. A ConSentido, con esa ese mayúscula intermedia no acabo de
hallarle el sentido, permítaseme el
chiste fácil; o si se prefiere no le encuentro el quid de la cuestión. María Toledo, al piano, es
una flamenca depurada y muy elegante, lejos
de la belleza agitanada y morena de la gente del bronce de rompe y rasga. Como
no soy crítico de flamenco puedo decirle
que la admiro sin restricciones, porque a
veces, en conciertos, ha cantado mis versos.
Y antes eso un poeta, está
perdido. A partir de entonces mis versos han merecido más atención de mis editores, aunque no me liquidan más
derechos de autor.
Por escuchar
los versos de El fulgor del círculo,
cantados en el palo de bulerías por soleá, merece la pena ser poeta poeta. A mí
lo que me gustaría sería escucharle alguna letrilla que le hice al efecto
cantándosela al Morante del cuarto
toro de ayer en el coso de Xátiva. ConSentido es el más aflamencado de sus
tres publicaciones y posiblemente el que
más se despega de la canción y llega más
dentro de las raíces.
Aunque es de Toledo, en la cuestión del cante, yo la asocio
más a la Escuela Sevillana del toreo: a Morante
de la Puebla, sin ir más lejos. En una cena del Paquiro les hice las presentaciones
protocolarias, María le dedicó su disco y con esa magnífica retranca que da
sello al sevillanismo puro el torero preguntó: “y el teléfono?” María Toledo es, como su propio
apellido indica, de Toledo, pero Morante se empeñó que tenía que ser sevillana y como tal la rebautizó. María Toledo es una gran
aficionada a los toros y admira a Morante,
y a Julio Aparicio –al que le regaló
un pañuelo de seda que le tapa la terrible cicatriz de la garganta. También
admira a Enrique Ponce por razones
teatrales con el que compartió escenario y protagonismo en El María Guerrero, haciendo ella Encarnación Júlvez y Ponce, Gallito, su novio infortunado.
La Argentinita, fue una lectura dramatizada que Santiago Sánchez convirtió en milagro.
Es lo que más me une a María Toledo: La Argentinita. Se la conté una noche
paseando por la plaza mayor de Salmanca; el personaje no le decía mucho pues la
historia no es su fuerte, pero le prometí que si un dia escribía esa función lo
haría pensando en ella como intérprete y como cantante. Cuando Diana de Paco Serrano y yo concluimos
la función a cuatro manos, seguí pensando lo mismo. Y esa idea sigue en pie. Si por fin se hiciera el musical que algunos
piensan de La Argentinita, María Toledo
es mi gallo. Para ella lo pensé una madrugada
de fantasmagoría plateresca salmantina.
La corrida fallera de esta tarde tenia para María Toledo el
aliciente seguro de Morante de la Puebla He tenido enchufado
el DVD y, cuando el torero de la Puebla dibujaba la chapuza y la apatía con
esa mueca de desdén y cara de asco que ponen algunos elegidos en mal
trance, me iba al cante de María Toledo
en ConSentido
Es una faena corta, con los muletazos precisos. Va y viene, Tangos retrecheros, Tienes algo
para mí, ConSentido, Me hieres, A Paco de Lucía, Aléjate de mí, Compare.
¿Porqué me mientes? El Charco. Penas de amor que ha de sufrir toda cantaora
que se precie. Llora el cante con suavidad y sin desgarro, aunque nunca la boca
le sabrá sangre. Algunos tópicos disculpables. María Toledo alcanzará su
verdadera grandeza cuando sin sentimentalismo sea capaz de grabar un disco, letras sobre los toreros de su altar, a los que venera de verdad. Es decir, una
verdadera tauromaquia de estos tiempos.
Lo de Morante en el primero fue una trapacería no digo de juzgado
de guardia para que María no le cante una carcelera que de todo es capaz. Antes
que se me olvide, los toros de Victoriano
del Rio, hombre del ladrillo de probada pasión por el toro, una mierda de toros:
Mal presentados, medios toros, medio bravos, y medio mansos. Esto es lo que nos
espera esta temporada.
En el cuarto, segundo de Morante, María Toledo de haberse hecho visible por
alguna mlagrería, hubiera podido cantarle soleas, fandango, bulerías,tangos. Cumbres
de la verónica de altos vuelos y mano baja, sonido de órgano, silencio sonoro,
música callada y en sordina
El Juli no es torero
de cante, ni grande ni chico; pero va a
ser el torero de este año y de estos
años. Es el más firme y el más poderoso al que llevan unos apoderados que son
el álgebra, la matemática pura de la fórmula taurina. Los Lozano. No es torero
de cante jondo, pero es torero de sólidos fundamentos mediáticos sólidamente
administrados. Ahí va la profecía; con la firmeza de ayer, sin florituras, va a ser el diestro más alabado de esta temporada.
A Luque le resultará más difícil,
pero es un torero de raza, También necesita un toro de raza y no los simulacros de la sierra madrileña. Daniel Luque tiene uno de
los capotes mejor apuntalados, con menor aire y más vuelo de estos momentos. De
los que pueden convertir en brisa el vendaval de la salida del toro de
chiqueros. A Luque se le murió su máximo defensor, Antonio Chenel. Eso no debe importarle, superados algunos batacazos
inoportunos. En esta vida hay que aprender a caminar solo. Y en el toro nadie
regala nada, salvo cornadas. El quite ha de hacérselo uno mismo.
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