miércoles, 3 de diciembre de 2014

RUEDO IBERICO. CONCLUYE ISABEL, COLOSAL REPARTO.


La cultura necesita otra clase de apoyos.
 
El presidente Ignacio González entregó ayer los premios de Cultura de la CAM. Grandes luminarias de las distintas ramas del arte y de la historia, entre las que destaca Concha Velasco. Lo mejor, la afirmación de González de que hay que apoyar la cultura, y de que es contrario al 21% de Iva.  Valen los premios, pero el rebaje del IVA es mejor. Sobre el IVA piensa lo mismo que Cayo Lara que hace un mes prometió a los empresarios de teatro que haría todo lo que estuviese en su mano. González también hará lo que esté en su mano, no sabemos  cuánto y qué está en su mano.

 En cuestiones de cultura todo es aleatorio y provisional. Y no sólo por parte del PP. Por ejemplo, esperamos que la gente de Podemos, muy entretenidos con el programa económico, digan algo sobre la cultura. Esperamos mucho de Pérez de la Fuente a la cabeza de los teatros municipales de Madrid; pero ¿qué capacidad de maniobra le queda, con las municipales en puertas, salvo traer a Sofía Loren y a la Ava Gardner española?. Aún recuerdo el idilio de Charo López  con Antonio Chenel. Nos citaba el torero a algunos amigos en el hotel Foxá después de una corrida en Las Ventas y, cuando llegábamos, ya salía disparado en el coche, con Charo, dándonos plantón. Natural.

Marcos de Quinto que estás en los cielos.

Marcos de Quinto se va a Atlanta como alto cargo de Coca Cola. Tiempos turbulentos en Coca Cola de España con el follón de las embotelladoras  en controversia  con un sindicalismo que no es Marcelino Camacho, ni siquiera Nicolás Redondo, y pretende hacer de Fuenlabrada la mítica Perkins de Marcelino. Me han explicado el fondo del asunto, pero confieso que no acabo de entenderlo. De nuevo  recurriré a Juan José Litrán para que me lo aclare. Con él tengo que seguir hablando de teatro.

Sobre su marcha al corazón del Imperio, si tuviese suficiente confianza, le diría a Marcos aquello de la películas del Oeste, yo que tú no lo haría forastero. Pero, como no la tengo, no se lo digo. Sí puedo decir que echaré de menos los encuentros sobre teatro al que siempre protegió -Premio Valle Inclán, Premios Buero Vallejo que, supongo, quedan blindados-. Y sus conocimientos  de Ginsberg y de la Generación Beat. Mucho tiempo  hemos pasado discutiendo sobre la posibilidad de convertir en obra de teatro Testimonio de  Chicago, que ya tengo prácticamente concluido. Marcos es hijo de  José María de Quinto, un revolucionario del teatro en los 40 y 50.

 A Marcos de Quinto le dijeron adiós  el otro dia  cientos  de personas en una gran Fiesta. Su hijo Coke, músico y cantante, entonó una canción de los Fitipaldi que Marcos acompañó con voz emocionada y queda. Para que siga la emoción, le recuerdo  el arranque de Aullido, sobre el  que tanto hemos hablado y que él, me parece, llegó  a traducir: “I saw te best minds of my generation, destroyed by madness (…) angelheaded hispters burning for the ancien heavenly conection to the starry dynamo in the machinery of nigtt”; he visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura (…) cabezas de ángel ardientes a causa de la celeste conexión con la estrellada la maquinaria nocturna”.  Releyendo a Ginsberg, amigo Marcos,  te hago la pregunta: “America, whem will end the human war?. Cuándo acabaremos con la guerra?. Buen viaje, amigo

Isabel, colosal plantel de actores/actrices

Me colgué de la serie Isabel hace un par de meses. No sabía hasta entonces que existiera a pesar de que, conocedores de mi inquietud primordial por la interpretación, algunos amigos me habían advertido de un gran reparto. Fue lo primero que me llamó la atención, por encima de disquisiciones históricas y la fastuosidad de interiores y exteriores: una constelación de estrellas, la mayor parte de ellas  acreditadas por el teatro; Pedro Casablanc, Ernesto Arias, García Millán, Guillen Cuervo…..  Michelle Jenner en la católica reina  y Rodolfo Sancho en el Rey Fernando, fue el primer impacto. Y Eduardo Poncela, por ejemplo, en el cardenal Cisneros;  pero la que de verdad me dejó definitivamente colgado fue Irene Escolar en Juana la Loca; y  Jacobo Dicenta en el consejero del Archiduque, Juan Manuel Belmonte.  Esto no excluye, en absoluto, la valoración global del mejor elenco que vieron los siglos.

 Irene Escolar se manifiesta en  un registro no habitual en su teatro: la ferocidad vengativa, los delirios de amor, la enajenación del odio. Y la dura, implacable serenidad, con que ajusta cuentas con Felipe el Hermoso en el último capítulo. Tremenda e inquietante Irene Escolar. Jacobo Dicenta se reafirma como uno de los mejores  del paisaje actoral español; la doblez de consejero de don Felipe, la astucia: un malo perfecto y sin exageraciones. Parece que se prepara la serie sobre Carlos I. Si mantiene el tono acabaré colgado de la infame televisión española.

 

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