jueves, 30 de octubre de 2014

RUEDO IBERICO; ÚLTIMA EDICIÓN, DE E.GALÁN. ESPAÑA CORRUPCION TOTAL

El periodismo a escena y en la picota.

Malos tiempos para la lírica, decía Brecht. Y malos tiempos para el periodismo y la libertad. Y malos tiempos para todo. En estos momentos, dos obras sobre "las cloacas del poder y las cloacas del periodismo". Última Edición, de Galán-Olivares, de agónicos  bolos por las provincias de la Metrópoli,  cuyos elogios de más abajo reitero a pesar del montaje que parece hecho contra el texto. Pero el prolífico Gabriel Olivares tiene talento suficiente para rectificar un montaje desafortunado. Y acaso, acabar entrando en Madrid.
La otra obra, en el Galileo, Testosterona, con dos interpretaciones estupendas: M.A. Sola y Paula Cancio: la lucha por el poder en un periódico rebelde, en trance de cambiar la línea editorial. Un sobresalto ver a Paula Cancio dándole hirientes y despiadadas  réplicas a Miguel Sola. Total, que el teatro viene a cumplir lo que es propio del periodismo y lo que los periodistas  predicamos: la crítica a los poderes establecidos..

Vuelvo a Getafe donde, al principio de la democracia (en el supuesto de que este fangal político pueda llamarse democracia) pasé momentos de felicidad. Cultura y libertad, teatro y libertad. Recuerdos indelebles  de Andrés García Madrid, un poeta de trinchera que puso en marcha una dinámica cultural que no sé si perdura. Me dicen que más o menos. Si  no perdura que la recuperen. De momento el nuevo alcalde, después de 30 años de gobierno y desgobierno de Pedro Torres, que de todo hubo, va a rehabilitar el teatro de la calle Madrid, donde algunos vivimos momentos de precaria, pero luminosa gloria:  Maxi Rodríguez, profesor de Instituto y director de El Rey se muere, por ejemplo; Y la imponente reina mala, Pilar Ortiz, y la reina buena, la frágil y bella Diana San José y la igualmente guapa, Nieves Domínguez. Benéfica inyección de juventud y belleza: el teatro como regeneración.

Volví a Getafe para ver en el  García Lorca, Ultima edición, de Eduardo Galán y Gabriel Olivares, un director prolífico y multilateral que   asume la responsabilidad del montaje. Recuerdo de él un estupendo Oscar Wilde, hace tiempo en el Maravillas,  La importancia de llamarse Ernesto. Conocí el texto de Ultima edición, cuando sólo lo firmaba Eduardo Galán, hace tiempo. Y me pareció el texto idóneo para una situación política límite como la que estamos viviendo. La nueva versión tiene algunos gags de índole cómica y caricaturesca que debilitan la firme cohesión de la propuesta inicial. Pese a todo, Última edición sigue siendo una obra necesaria en la escena española. Inexplicable que, en tiempos de corrupción absoluta y total,  no entre en Madrid esta obra,  acaso la única del momento  que aborda con valentía la corrupción total que asuela España.

La censura, antes de lápiz rojo y borrón, una grosería, puede adoptar otras formas más sutiles: no hallar teatro o hallarle en condiciones inadmisimibles, o no encontrar editor para un libro como el de Gregorio Morán hasta que apareció, como sucede con frecuencia, Ramón Akal. Ojalá Ramón tuviese un teatro. El García Lorca de Getafe la ha programado y eso es algo que hay que agradecerle al Ayuntamiento presidido por Juan Soler que estaba allí, con dos pares y con la que está cayendo en su partido.

Hay una frase que define la literalidad y el  espíritu de la obra: “las cloacas del poder y las cloacas del periodismo”. Con esto está definida la importancia política y teatral de Ultima edición; quede ello claro mientras la obra agoniza de tumbo en tumbo y de bolo en bolo. El montaje  no está a la altura del texto, pero esto no es una crítica de teatro, sino un comentario político, lo cual no impide reconocer la pobreza  del montaje y el buen trabajo del elenco con especial mención  a Ana Ruiz y Natalia Dicenta.

 Esta es la España de ahora, queridos lectores, la que retrata Ultima Edición. Podrán decir ustedes que en Iberia esto no es cosa nueva y no les negaré parte de razón. Recordemos la Epístola de Quevedo, al Conde Duque de Olivares. O aquel dicho popular referido al de Lerma cuando le hicieron cardenal para ocultar sus rapiñas: “al mayor ladrón de España, para no ser ahorcado  lo vistieron de morado”. Pero esto no es ningún consuelo.

Cena de Baltasar: ceremonial de la eucaristía.

Getafe recuperado y la Sala Kubik Fabrik redescubierta o, mejor, descubierta. Por Usera; Kubik, uno de los máximos exponentes del teatro de barrio que los habitantes incorporan a su vida como el kiosko, la panadería, el estanco o el bar. Ver teatro como jugar al mus en la tasca. En la Kubik vienen haciendo un teatro de auténtica calidad; agitador, comprometido, de vanguardia.  Casi el 50% de su clientela se la proporciona el barrio. Luego, los montajes emigran al circuito comercial con éxito seguro. O sea, la Kubik es una rampa de lanzamiento. Ni un euro del Ayuntamiento o la Comunidad que, con todo lo que afanan sus políticos depredadores, algo podían apoquinar.

El lunes me invitaron a una cena, La cena del Rey Baltasar, un Calderón puro por el verso;  e impuro, entre comillas, por la versión de Carlos Tuñón; un auto sacramental con doce comensales, los doce discípulos de Cristo, se me ocurre a mí, en torno al Rey Baltasar y los pecados y la confusión de lenguas de Babilonia: la idolatría, la vanidad, el pensamiento, el profeta Daniel, la muerte. En los actores está el ritual, la ceremonia; en los doce comensales invitados a una especie  de comunión bajo las dos especies de  pan y de vino, puede estar el espectáculo. Doce privilegiados cada dia que tienen acceso a la taquilla: unos no resisten la mirada de los actores y menos el contacto físico y miran al suelo o al techo cohibidos; otros comen el pan antes de tiempo y beben el vino o rebullen en las sillas.

Baltasar sueña, siempre Calderón y el sueño de la vida, y sueña una cena litúrgica. Fluye el verso  clásico y algunas canciones modernas, como entremeses para relajar la tensión: rito, lascivia, teología, filosofía expresión gestual de los actores con predominio de Jesús Barranco en Baltasar. Y sobre todo teatro ceremonial; ahí van todos los actores,  tras reflexionar sobre los méritos de cada cual y calificarlos de excelentes, algunos con más excelencia que otros: Antonio R. Liaño, Ruben Frías, Alejandro Pau,  Enrique Cervantes, Kev de la Rosa. Final imprevisto, desconcierto tras la comunión y la liturgia,  Baltasar vuelve a recobrar la entidad de sueño y la naturaleza de Rey. Su soledad. La Sacerdotisa, María Diaz,   publicista de estos milagros teatrales, prepara un cena, especial para escogidos, de estos doce apóstoles entre los que no habrá,  creo, ningún Judas desleal. Solo la traición convicta y confesa de la Sala Kubik al teatro convencional de mesa camilla. Aquí también hay una mesa: la mesa de la eucaristía del buen teatro.

martes, 28 de octubre de 2014

RUEDO IBERICO; MIS RECUERDOS SECRETOS DE MANZANARES.

NOTA ACLARATORIA;
Ante la cantidad de tuits y correos que me acusan de poner a parir a Navalón, opto por ampliar este spot de Ruedo Ibérico con una nota aclaratoria válida como respuesta global: NO PONGO A PARIR A NAVALON. Lo admiré un tiempo como crítico en su primera etapa, sigo leyéndole y admirándole como gran prosista. Y, escrito está, me declaró su "sucesor". Honor que decliné, pues creo que en estas cosas no hay herederos ni sucesores ni falta que hace. "Ca uno es ca uno" Cuento simplemente la versión de MANZANARES  de una aversión   irreconciliable tras una gran amistad. Yo no escribía de toros por entonces. Por cierto, la versión de Navalón, atenuada claro, no difería demasiado de la del "fino torero alicantino", como dió en llamarlo ALFONSO. Aprendí mucho de Alfonso y releo sus libros. No por aprender estilo, que eso me lo ha enseñado los clásicos del Siglo de Oro, que me sé de memoria,  y  los mejores cronistas taurinos del XIX  y primera mitad del XX. Lo leí y leo como visión  global de su forma de enfocar sus mejores tiempos de crítico. No le PONGO A PARIR; CUENTO UNA HISTORIA, que es el deber de todo periodista. !va por ustedes!




Recuerdo de urgencia para un torero.

Ha aparecido muerto en soledad, en su finca. En realidad la muerte siempre es una aventura solitaria; aunque el difunto esté rodeado de mucha gente. Manzanares fue torero de toreros, el preferido, el de más elegante torería; y la bestia negra del tendido 7. Y para muchos que lo acusaron de ser tan elegante como tramposo delante del toro. Lamento su muerte porque lo conocí personalmente, a través de Pepe Diaz y fue una de las noches más divertidas de mi vida que terminó en Bocaccio de madrugada. Lo siento también por mi amigo Caco Senante, idólatra de Manzanares, aunque le queda la idolatría de Manzanares hijo. De estar vivo Pablo Pombo  estaría llorando. Y hasta mí llega el torrente de lágrimas inconsolables de Txetxu Mazuelas. Pombo pintó un magnífico Cristo,  primero titulado El Cristo de Manzanares. Más tarde Manzanares pegó un petardo en Las Ventas, uno más;  Pombo se cabreó  y cambió el título por El Cristo de los toreros. Ese espléndido cuadro, maravilloso, me lo regaló a mí y a  Ana. A él y a Pombo, les tengo dedicado, y publicado, unos de mis mejores poemas. sobre la soledad del Cristo.  La noche aquella que empezó en Gades, creo recordar, y concluyó en Bocaccio, Manzanares estuvo sembrado.
Navalón ya había empezado su campaña contra el torero del que había sido uña y carne y padrino, me parece, de alguno de sus hijos. Yo no escribía de toros, pero Pepe Diaz se empeñó en que le hiciese una entrevista que se publicó en la Cadena de Medios de Comunicación del Estado. Manzanares no dejó títere con cabeza, pero sin dramatismos. Me dió nombres de famosísimos críticos trincones, que por supuesto no mencioné. Y me explicó las razones de la insólita y furibunda inquina de Navalón, que había sido más que un hermano para él. Según Manzanares, la culpa la tuvo un Mercedes del que Navalón se había encaprichado y que el torero se negó a regalarle.

Navalón llegó a  publicar en Pueblo una foto del Manzana, vestido de mujer en una juerga en un país  Sudamericano. Acusar de travesti al mayor follador de los toreros, deseado por las mujeres más hermosas de España e Hispanoamérica, se tomó a chufla y Navalón y Pueblo hicieron el ridículo. De resultas de aquella noche salió una entrevista que levantó ampollas: “A mí no me inventó un crítico y tampoco me va a destruir un crítico”.

 A Manzanares la entrevista le gustó mucho y con su habitual ironía, al menos aquella noche de Bocaccio, le comentó a Pepe Diaz: “Es la entrevista mejor que han hecho y la más barata; dos páginas en 20 periódicos, por unos güisquis en Bocaccio”. No entendí lo de barato y me pareció normal que si él era un torero y yo un plumilla, o sea un  muerto de hambre, pagase él  los güisquis; Pepe Diaz me lo explicó con más detalle. No volví a verlo, pero al poco tiempo le mandó dos barreras a Pepe para que fuéramos a verlo a las Ventas.  Yo no empecé a escribir de toros hasta años después.

Nunca fui manzanarista, pero entiendo la veneración que le tienen los toreros. En definitiva, con su elegancia legitimó algunos vicios de estilo de los que otros hacen chapuza insoportable. Y eso siempre es de agradecer. Esta noche, ante El cristo de los toreros, del gran Pablo Pombo,  lugar preferente en el salón de mi casa, le restituyo no sin pesar, su nombre primero: El Cristo de Manzanares.

sábado, 25 de octubre de 2014

RUEDO IBERICO. CABARET: ROMA CALDERÓN; UN MILAGRO DIVINO Y CARNAL


 

Roma Calderón, unas piernas que llegan justo hasta donde empieza el corazón, incluso hasta donde reside el pensamiento: columnas jónicas, dóricas o corintias, da igual. El rostro, siendo bello, baja un poquito. Imposible estar a la altura de tal arquitectura. Y una inteligencia rápida y simultánea que sube y baja vertiginosamente por su luminosa anatomía. Esta mujer, al contrario de los presidentes norteamericanos, sí puede andar y mascar chicle la vez. O mejor dicho bailar, andar y beber tequila;  lo ví y lo olí: era tequila, no manzanilla de atrezzo. No bebí, como me ofrecía Roma Calderón, porque,  en homenaje a Malcoln Lowry y su cónsul de Bajo el Volcán en Cuernavaca, sólo  bebo mezcal con gusano.  Mis amigos mexicanos, puros machos,  se cabrean cuando les digo que el tequila es una mariconada. De mezcal me aprovisionan  dos estupendos directores de teatro: Nacho García  y Santiago Sánchez. Nos lo bebemos juntos en el Café Gijón, que nos dejan por ser clientes ilustres.

Un reparo: los de las primeras filas acabamos  con tortícolis de mirar atrás cuando Roma Calderón bajaba de la tarima y se desplazaba hasta las últimas,  de atrás,  del Nuevo Alcalá  para  gozo de los elegidos. Un poco de compasión. Roma Calderón, toda piernas, toda corazón y toda inteligencia. Un ser sobrenatural si no fuera porque su arquitectura es tangible, pura realidad depurada, transustanciada, ascendida a los cielos del pecado. Cuando se sentaba en las rodillas de algún espectador o espectadora, me invadía la melancolía de la edad.

 Hace 40 años, más o menos, Sara Montiel se sentó en mis rodillas y me cantó al oído Fumando espero. “Oh tempora, oh mores”. Estuve un tiempo  sin cambiarme de pantalón y sin lavarme la cara, como Sawa cuando  Víctor Hugo   le besó en la frente. El beso de Sara Montiel  permanece indeleble, cerca de la comisura derecha, en mi cara, aunque me lave, lo sé. El pantalón no tuve más remedio que mandarlo a la lavandería pasadas unas semanas. Y acaso debiera haberlo mandado mucho antes; por simple higiene.

La próxima vez que vaya a ver a Roma Calderón en el Nuevo Alcalá,   a la hora casi bruja de  las 23,30,  mezkal y beso, por lo menos. Un aposentamiento, aunque fuera muy delicado, en mis rodillas  sería  demasiado para mis piernas ruinosas. Aunque quién sabe, acaso ese cuerpo divino realizara el milagro como si fuese la virgen de Lourdes. Yo creo que, a Roma Calderón, de virgen le queda poco o casi nada. No es una canalla como pretende aparentar, pero tampoco tiene pinta de sacerdotisa o de vestal.

 A mi me expulsaron de la Escuela de Cinematografía hace una eternidad por intentar filmar un corto que se llamaba Las vírgenes inútiles. ¡oh tempora!. Era  jefe  de estudios un  coronel de artillería, que no sé qué tiene qué ver esta gloriosa arma con enseñar cine. Pero  en  tiempos del inepto inquisidor Julio Baena  como director todo era posible. Llegan a ver estos dos hombres, el coronel y el inquisidor, a Roma Calderón y la pasan por las armas  o la queman en la hoguera.

Pinter visto por Irina.

En el programa de mano que nunca leo, salvo para la ficha técnica, escribe Irina Kourbeskaya: “Durante siglos la humanidad ha estado construyendo un water. Ya es hora de tirar de la cadena”. Acaso por eso arranca su montaje  de Regreso al hogar con los actores defecando , mientras leen el periódico y se enzarzan en discusiones. Eso mismo hizo Calixto Bieito con no sé qué Ópera  en el Liceo de Barcelona y se organizó una gresca propia más de la Rambla canalla que del Liceo exquisito. Ignoro qué razones adujo Calixto, salvo la soberana voluntad del director, para hacer lo que le venga en gana. La razón de Irina Kourbeskaya puede radicar en una frase de la obra,  que Lenny arroja contra Max, su padre como una cuchillada: “haces una comida para perros”. De ahí, supongo, los retortijones de tripas y los  problemas de esfínter de los personajes. Y la decisión de Irina.  

En Tribueñe no pasó nada, salvo la extrañeza de que una mujer de Teatro de Arte, experta en la ritualidad de Lorca, Chejov y el esperpento de Valle Inclán, entre en el universo bronco de Harold Pinter. La Kourbescaya ya se ha ganado ese “la” jerárquico de excelencia, que aplicamos a las mujeres muy señaladas: la Espert, la Guerrero, la Xirgu, la Callas;  Como directora sigue  fiel a uno de sus principios básicos: no tocar la letra del autor. Aquí es leal a la palabra de Pinter, pero tengo mis dudas de que lo sea a su espíritu, al insistir reiteradamente en el erotismo de Retorno al hogar. Cierto que en el texto hay una tensión latente, un flúido erótico que se desprende de la bella Rhut, pero muy lejos de la escenas de sexo explícito con que Irina resalta esa tensión.

 En Pinter Rhut no folla con su marido,Teddy,  en el vestíbulo, recién llegados de un viaje, mientras los demás duermen. Tampoco folla con Lenny, un chuloputas,  hermano de Teddy, diez minutos más tarde. Hay en esta escena, insinuada,  toda la tensión tórrida y la lujuria pinteriana: el juego de insinuaciones con un vaso. Con eso tenemos bastante.

Aceptada voluntariamente la prostitución por Rhut, como  negocio y patrimonio común de toda la familia, la bellísima escena del desfile de desnudos por su cuarto  es espléndida , por el sentido ritual de que es capaz de impregnarlo  la directora rusa, que cambia  también el perfil de Joey, un aspirante a boxeador, sonado ya antes de combatir en serio. En resumen, relectura de Pinter y gloriosa belleza.

jueves, 23 de octubre de 2014

RUEDO IBERICO. RATO, BLESA Y CIA. TODOS A LA CÁRCEL.


Cerca de medianoche. Llego a casa decepcionado de un Peter Brook en teatros del Canal. Inicio del Festival de Otoño en primavera o como se llame. Para mí, noche teatral aciaga. Cambio el chip y me pongo a escribir de política.

Rodrigo Rato, la gran esperanza blanca de la economía mundial; delfín in pectore de Aznar hasta que dejó de serlo; presidente del FMI, hasta que abdicó y volvió al Foro; presidente de Bankia hasta que dejó de serlo tras hundirla en la miseria, es ya un apestado en el PP obligado a darse de baja por propia voluntad. En una cueva de tantos ladrones, lo llaman desleal, traidor, afanador y malversador. Ya ha encontrado quien le avale la fianza de 3 millones de Euros. Parece que Blesa, otro tal por cual,  está hallando más dificultades para hallar los 15 millones que le pide el juez. Para contento de Rajoy, que le escribía madrigales a Bárcenas, y para ejemplarizar a una ciudadanía exhausta y engañada, Blesa y Rato debieran estar ya en la cárcel; y que les acompañen quienes les tengan que acompañar, en el módulo y celda de Bárcenas para que no se sientan solos. Berlanga hizo una películo desternillante Todos a la cárcel. Pues eso, sólo que esto no es cosa de risa, sino de expolio nacional.
Yo en la cárcel me divertiría jugando al mus. Pero esta tropa de tahúres de cartas marcadas, deben jugar al póker. Conocen sus trucos, sus artimañas y sus latrocinios recíprocos. Esto acaba de empezar; ¿Qué vendrá tras de las Visas opacas?. ¿Qué más perversidades oculta esa opacidad?. A Rajoy ya no le va a valer, tirar lastre.

 

miércoles, 22 de octubre de 2014

RUEDO IBERICO. CARTAS A CARLOS OROZA Y ROSA MONTERO.


Querida Rosa:

Es inevitable replantearse algunas cosas sobre la heterodoxia y la insumisión. Hasta qué punto  nos engulle, nos deglute, nos devora el sistema y nos convierte en apéndices de su impostura. El sistema, la burguesía nos vende, y lo compramos, el señuelo de la libertad. Lo que más me gustó de la cena del Palace, XXV Aniversario del Mundo, fue el abrazo, el beso, el reencuentro con Rosa Montero, una mujer que hace 40 años quería comerse el mundo y que, a lo mejor, o a lo peor no lo sé,  ha terminado comiéndoselo. Rosa, de El País, premio Columnistas del Mundo, con dos pares.  Rosa, te trataré como a una reina, como siempre.

La verdad es que de la cena  (gastromía) bajo la cúpula del Palace, testigo de tantas cosas innombrables, no me gustó nada. El primer plato, incomible. Y me fui. No esperé al segundo, que dicen estuvo mejor. Había cumplido con el deber de cortesía de escuchar las palabras del Borbón y de todos los demás. La cortesía tiene unos límites; los precisos para darle un abrazo a Enrique Ponce, y besos para Bianca y Palomita. Y para estrechar la mano de Julián López, a punto de que lo consagren como genio de estos tiempos: Juan Belmonte  y Joselito el Gallo.

Querido Carlos Oroza:

No pude ir a tus fastos y glorias, enmedallado en Bellas Artes. ¿Quién iba a decirlo?. Tú, condecorado por una sociedad, una cultura, alguien, no sé; ni  supieron cuando andabas por un Madrid perdulario y ágrafo, ni lo saben ahora que te condecoran, quién eras y eres de verdad. La mejor medalla, el artículo que te ha dedicado Antonio Lucas, un poeta y articulista cargado de dinamita; Pólvora y magnolias que escribiera tu paisano Méndez Ferrín. Cuando a A.  Lucas empiecen a entenderlo de verdad,  tratarán de embridarlo o de cortarle  la cabeza. Aunque el Mundo siempre ha sido una garantía. Más de 5000 arículos llevo escritos en él, sin "romperlos ni mancharlos".

Querido Carlos, yo creo que sigues siendo el mismo. Al menos, dices parecidas cosas a aquellas, cuando te creíamos beat, sin saber qué era  beatnik ni quién era de verdad Carlos Oroza. Hoy sabemos qué es lo beat, pero seguimos sin saber quién  Oroza. Antes decías, por ejemplo, “porque una flor no puede ser hermosa, si no dejais que el trigo crezca en las fronteras”. Ahora dices “prefiero el árbol a las banderas. El árbol tiene la majestad perfecta de la vida”· De aquello a esto ha pasado medio siglo. Un abrazo, querido Calos. Le diré a Juan Barja que ha sido un acto de justicia, no sé si poética o maldita; y que lo mejor que puede hacer Bellas Artes es publicar toda tu poesía, que no es mucha. Con un PDF o como se llame eso, con tu voz. Tu poesía y tu don de juglar son inseparables.

martes, 21 de octubre de 2014

RUEDO IBERICO. LHARDY, PICADERO REAL, Y CONSPIRACIONES POLÍTICAS.


 

El otro dia, en el salón isabelino de Lhardy, Carlos Abella dio una charla sobre los Toros en el histórico restaurante. Muchos  esperaban que el gerente de Asuntos Taurinos de la CAM se centrara en el homenaje a Manolete y las tertulias de Antonio Ordóñez en los sesenta.  Pero Abella es más que un escritor taurino y  Lhardy mucho más que un centro de toros, aunque memorables hayan sido algunos acontecimientos taurinos en sus salones. Lhardy fue picadero de reyes y aristócratas o, cuando menos, preámbulos de recebo; esta cuestión del recebo la explicó muy bien  Ignacio Amestoy en Violetas para un Borbón. Además de picadero aristocrático, quizá lo de menor relieve, Lhardy fue centro de conspiraciones, eje de la vida nacional monárquica y republicana, y de una clandestinidad,  de orden y tolerada, durante el franquismo. Los clandestinos intolerados e intolerantes,  no iban a Lhardy. Al lado de Lhardy La Fontana de Oro, donde don Benito Pérez Galdos, sitúa las tertulias del liberalismo,  y del absolutismo cafre de Fernando VII.

La primera pensión que me hospedó en Madrid estaba al lado de Lhardy. Un dia entré a tomarme un caldo, un exceso. Cuando pude tomarme el caldo con un Jerez fue el inicio de una precaria prosperidad.  Cuando, gracias a Francisco Umbral y Pepe Hierro, accedí a sus celebérrimos cocidos, en presentaciones de libros, llegué a la conclusión de que  la excelencia de los  cocidos de  mi madre en Torre de los Molinos era insuperable.  Paco Umbral, en la comida,  era un  tiquismiquis que se contentaba con la sopa y la verdura; pero Pepe Hierro y yo nos poníamos morados, valga lo vulgar de la expresión en tan ilustre lugar.

Carlos Abella puso el no hay billetes, hasta en la escalera y cerca de la calle escuchaban su discurso hecho de la memoria histórica y de sus vivencias personales. Allí estaba mi querido Alfaqueque, Rafael Flores, el que más sabe  de Jardiel Poncela,  Mio Jardiel; mi querido, aunque él no acabe de creérselo, Javier Sánchez Arjona, uno de los ganaderos más  de derechas y más honrados de todo el campo bravo  y eso  que, en lo de derechas,  hay donde elegir; tanto que a mi me llama rojo;   jóvenes del toro  como la señorita Sánchez Grande y un gran número de aficionados, de tendido y de callejón,  de las Ventas. Eché en falta algunos jerifaltes de la cosa, pero Abella cortó las dos orejas. Es, además de taurófilo, biógrafo de Adolfo Suárez, puente entre el presidente Calvo Sotelo, el Breve,  y Felipe González;  e historiador de toros. Y gastrónomo. Un español atípico que “no embiste cuando se digna usar de la cabeza”. Por eso no se limitó al Lhardy taurófilo.  Hizo bien en recordar al jurado que escogió hace muy pocos a los 10 mejores toreros del siglo XX. Yo estaba en ese jurado y nos llovieron palos por todos los lados; mi admirado Santiago Martín el Viti aún sigue reprochándome que no eligiéramos entre los 10 a Manuel Benitez el Cordobés. Asombroso el afecto que los grandes de los 60 mantienen por el Pelos. 

Recordó el homenaje de los poetas de entonces a un Manolete adusto que sólo se expresaba con la muleta en la mano. Por entonces Manolete ya se carteaba con Indalecio Prieto en el exilio de México, “de español a español”, alarma en el Régimen que volcó en Lhardy todos sus  efectivos: Pemán, Cela, Agustín de Foxá,  Mourlane Michelena, Adriano del Valle, Alfaro, Marqueríe, García Serrano,  buena parte de los autores del Cara al Sol…  De los poemas que he releído muchas  veces, me quedo con algunos versos del soneto de Marqueríe, el crítico de teatro:   “Miércoles de ceniza es tu faena/ ya lo anuncia el mechón sobre tu frente/. (…) Junto al cuerno la muerte se ha dormido./. Qué gloria ser de Córdoba y torero”,  poema premonitorio de la tragedia de Linares; el 30 de agosto del 47 ABC publicó el memorable poema de Foxá del que extraigo unos versos: “Yo saludo al torero más valiente del mundo/. Saludo el abanico difícil de tu izquierda / que hace al toro satélite, luna de tu oro antiguo/. Y saludo en tí a Córdoba……”. Lhardy y los toros. Lhardy y la historia de España. Lhardy y Carlos Abella.

jueves, 16 de octubre de 2014

RUEDO IBERICO, DE GARRIGUES WALKER A NATALIO GRUESO, LA SOLEDAD


Los espejos de Lhardy.
 Si los espejos de Lhardy hablaran, dijo Carlos Abella en una charla sobre el histórico restaurante. Pensaba dedicarle un fragmento de este diario; pero Lhardy y Abella, dan para un post entero. El próximo. Lhardy fue picadero real y aristocrático; centro de conspiraciones. Y el del homenaje a Manolete de toda la intelectualidad,  cuando la contrapropaganda del Régimen quiso demostrar que Manolete seguía siendo de los suyos. Abella puso el no hay billetes.  Atentos al próximo post.

Biografía de Antonio Garrigues Walker.

Es el nombre y el hombre de estos días; el representante de una saga kennedyana y liberal que ha sido partícipe activo de la historia de España y podría decirse de la historia del mundo del atroz siglo XX. Han publicado una biografía autorizada que casi no lo parece pues, según he escuchado al biografiado, ni ocultan ni maquillan sus fracasos. Antonio Garrigues es un liberal consecuente.

A mi,  el liberalismo como conciencia  abierta, pese a algunas rudas experiencias,  me interesa más que el liberalismo como doctrina económica. Cuando la Oprobiosa, si escuchaba a algún azulón decir, “mira, muchacho, yo soy un liberal, sabía que era una amenaza”. Los exorcismos de Franco igualaban a marxistas ce cualquier pelaje, masones y liberales. En lo económico, sabemos la impostura del socialismo estalinista; pero también sabemos dónde nos está conduciendo el liberalismo, si es liberalismo la corrupción que nos anega.

Con Garrigues es fácil entenderse, incluso desde postulados políticos muy poco liberales como es mi caso. Es poeta, es autor dramático con 50 obras de teatro escritas aún sin contrastar con el gran público. De ahí, de esa capacidad para aunar abogacía, economía y poesía y teatro, quizá me venga la admiración, y la amistad, con Garrigues Walker. Siempre muestra hacia las cosas una mirada tolerante y compasiva. Estoy deseando leer la biografía autorizada.

Teatro; dos obras de terror.

Dos obras he visto estos días  que me han llamado la atención de índole absolutamente diferente por no decir antagónica; Diez negritos, de Agatha Christie en el Muñoz Seca y Excítame, un musical terrorífico de Stephen Dolginoff. Ambas son algo más de lo que parecen. En Diez negritos, el misterio de una trama asfixiante la conduce magistralmente Reguant de sorpresa en sorpresa, incluso para quienes  sabemos de memoria trama y desenlace. Es más que un misterio; es una idea de la culpa y el castigo, la certeza de que nadie puede escapar a un crimen aunque la ley no haya podido demostrarlo. Hace años Pedro J. Ramírez me encargó un reportaje trasponiendo los personajes de doña Agatha a una vendetta política de Felipe González contra gente de su equipo. El reportaje en el Mundo fue una bomba. Personalmente, creo que fue de lo  mejor que, en 25 años, he dado al Mundo, con otro sobre el asesinato de los novilleros en Charco Lentisco, de Murcia.

 El verano en Colmenar Viejo suelo emplearlo en lecturas policiacas y de novela negra. Clausurado el retiro, siempre menos apacible de lo que uno quisiera, vuelvo al ensayo, la lectura de teatro y la poesía, en realidad nunca abandonados del todo. Todas los intrigas de doña Agatha, con Diez Negritos en lugar de honor, están en mi biblioteca. Ahora me encuentro mi novela preferida en una buena versión de Ricardo Reguant, en el Muñoz Seca, que introduce algunos elementos dinamizadores de la acción: una variante en el desenlace necesaria, pues la trasposición textual de la autora es inviable en escena, y las edades de algunos de los personajes. Notable una interpretación coral con especial mención a Lydia Miranda en un personajes confrontado a varias bandas y en situaciones explosivas con los demás.

Excítame

O el amor como devastación: La destrucción o el amor, que escribió Vicente Aleixandre. O Espadas como labios, que también escribió el gran poeta. Excítame, el crimen de Leopold y Loeb  es una dura  historia de amor y de dependencia afectiva; pasión y desesperación. Una cruel historia de seducción, de venganza y desesperación: capacidad de dolor  del sometido, dominio y poder del seductor. Con un crimen de por medio y un pacto de sangre.

El texto de Stephen Dolginoff es magnífico, matemáticamente estructurado  y un ritmo ascendente en el que no todo es lo que parece: la víctima pudiera ser verdugo y el verdugo un poder  sentenciado. Digo pudiera porque, como en las novelas de misterio, el enigma se mantiene hasta el final con una gran fuerza  interpretativa y una dosificación de las sorpresas extraordinaria. No tengo especial simpatía por los musicales, pero los pasajes cantados están más cerca de Kurt Weill y Brectht que del musical puro y duro.

Pese a este sello, me gustaría ver esta historia a palo seco: teatro puro sin esas injertos de música que, personalmente, me rompen la emoción de lo trágico.   En la dramaturgia se nota la mano de Pedro Manuel Villora, una de las mentes más inteligentes y activas del joven teatro español; al menos, la noto yo. Víllora estrenará pronto, como director, un texto de Ainoha Amestoy.    

La soledad, novela de Natalio Grueso.

Una novela poemática de Natalio Grueso, hasta hace poco director del Teatro Español: insólita en el panorama narrativo español; un lirismo sentimental y cultural, una narración agridulce en torno a la cultura y la geografía del mundo entero. Sostener la intensidad restrictiva del poema, que por naturaleza es un núcleo expansivo, es relativamente fácil en un relato corto;  mantenerla en una novela de gran aliento es más difícil. Hay que tener pulso sostenido de narrador. El autor adopta una estructura de capítulos breves que son fábulas, sueños o ensoñaciones; pero no se trata de una adunación de historias yustapuestas. Todos ellos tienen un hilo conductor, el viaje de Bruno Labastide por los lugares míticos del mundo: una biografía asentada en los lugares míticos de la memoria.

Es, sobre todo, un viaje hacía la intimidad del corazón devastado por la soledad. La técnica narrativa de Natalio Grueso convierte las sensaciones emocionales en puntos clave de una historia con muchos personajes unidos por parecidos sentimientos. Me cuesta creer que ésta sea la primera novela de Natalio Grueso, debe de tener otras escritas. Como obra primeriza sería una sorpresa. Sea o no sea la primera experiencia es  una cadena de sorpresas; cada una refuerza la anterior y predispone a la siguiente Y es una búsqueda de solidaridad y convivencia, posiblemente estéril, a través de la amplitud y diversidad de la cultura. 

domingo, 12 de octubre de 2014

TOROS ZARAGOZA; TALAVANTE LUMINOSO; PONCE MAGISTRAL ; ESENCIAL URDIALES


Al ponerme ante el ordenador visualizo numerosos mensajes amigos desde la plaza de Zaragoza, para vernos “aunque sólo sea  para tomar un vino”. Inútil pretensión; mi teléfono y yo somos rudimentarios. El teléfono sólo me sirve para recibir y hacer llamadas. Encuentros fugaces camino de los tendidos o ya en franca retirada, de viejos amigos de otros años. Algún riojano apresurado que llegaba tarde y apenas pudo felicitarme por la exposición Diálogo con el vestido de torear. Al relance, derivo los elogios a Maite Túrrez y a la modelo señorita Gaviria, auténticas artífices del milagro fotográfico del vestido Rioja y Oro con que Urdiales cortó su primera oreja en las Ventas. Toda la Rioja detrás de Diego. O sea que quien pretendió comunicarse conmigo por tuiter, quedó chafado. Igual que yo.

 Se le aplica a Ponce el calificativo de maestro y es verdad; ayer  exprimió el poco jugo de sus toros, los dos sobreros: un juampedro  bis y un torrealta.  Su alabada  técnica sacó agua de donde no la había.  La oreja, exclusivamente marca Ponce. Ocurre que el magisterio, para manifestarse en plenitud, necesita toro  con temperamento. Y ayer en el Pilar los juampedros eran toros aproximadamente: por morfología y trapío, en líneas generales.  Correctos de cara, agresivo alguno, pero incorrectos de casta, salvo la lotería del tercero que le tocó a Talavante. En realidad,  Juan Pedro Domecq, el ganadero filósofo, ha sido una peste para la  Fiesta y para el toro de lidia.  La ingeniería genética ha trastocado todos los valores llevando al callejón sin salida del monoencaste. Aunque estoy lejos de esto, deseo que el hijo mejore la herencia. Y la filosofía.

Arriesgando la seguridad de mis piernas que, dicho sea de paso, están mejor que las patas de los  juampedros, viaje relámpago puerta a puerta: de Madrid al coso de Pignatelli  ida y vuelta. Problemas al regreso por la lluvia, balsas de agua.  La conductora es segura y el coche potente. Vale. Recuerdos de horas inolvidables con Curro Fetén, la lengua, no la pluma,  más bífida de los escribidores; vilipendios, amenidad y vino nunca faltaban. Sobremesas memorables  por las noches, con la alegría de saber finiquitada la temporada, aunque él rematara en Jaén para volver cargado de aceite. ¡Va por ti, buen amigo! Te llevaste los secretos de un libro que planeábamos escribir en collera.

Simón Casas acertó en el cartel y desacertó en los toros. El primero no debió ser devuelto; sencillamente no debió salir al ruedo. Eso  se ve en los corrales y en un reconocimiento severo. No me apercibí de la oportunidad o inoportunidad  del quite de Ponce, que me señalaron,  con el toro ya rechazado. ¿Gesto de inconformismo con la devolución? ¿Gesto de autoridad o desacato? En realidad  las cuestiones estaban en otra parte; en Urdiales por ver si repetía lo de Madrid, y en  Talavante por ver cómo culminaba una temporada importante y a la contra de buena parte del sistema. Lo de Ponce, tras el horrible cornalón de Fallas, está claro;  en la Argentinita, interpretando a Joselito el Gallo,  cantaba una ranchera intencionada; “sigo siendo el rey”.

Lo de Urdiales ya no tiene marcha atrás. Ha alcanzado una notable seguridad y ha remediado, al menos de momento, el mal de la espada. De haberlo conocido Bergamín habría hablado de una música callada, de un torero que no recita el toreo, sino que lo dice y lo susurra; en su primero, por ejemplo. Sólo esa pureza clásica podía tapar las insuficiencias  de un toro incompetente. Tuvo algunos problemas con el temple, pero Urdiales ha llegado, creo yo, a un punto de no retorno; dos signos nada más para el secreto de sus muletazos: coger el estaquillador por el centro, rozando el palo apenas con la yema de los dedos; de esta caricia y del medio pecho nace el ajuste de terrenos y la despaciosidad, nace lo que hemos dado en llamar pureza: torero para recordar y maestro, sin duda, con el paso de los años. El magisterio de Ponce tapó las carencias de  dos toros inacabados  en su raza.

 Acostumbramos a aislar las virtudes de los toreros: magisterio, pureza, autenticidad. ¿Se puede ser maestro sin autenticidad, o auténtico sin pureza? El vocabulario actual de la tauromaquia está lo bastante pervertido como para entrar en disquisiciones estilísticas. Cuando a cortar una oreja se lo llama puntuar y a una corrida en solitario encerrona,  hay que dejarse de filosofías. Tres  filosofías: el toreo y los toros para Ponce  no tienen secretos;  Urdiales es uno de esos dones que, a veces, le caen a la Fiesta;  Talavante  si sigue toreando así, ni hostilidad del sistema ni leches; a ver quién lo para.

Y ya que he hablado de música, lo de Talavante no fue música de cámara como lo de Urdiales, sino una sinfonía con el ritmo y los sonidos precisos. Grande  de ritmo, de composición y de ejecución. Un Talavante que le ponía a su izquierda la luminosidad que le quitaba su vestido de obispo  y catafalco: sombría luminosidad.  

viernes, 10 de octubre de 2014

RUEDO IBERICO.CAEN SALAS TEATRO. TRIUNFA VISA ORO. POLITICA Y CULTURA.


Los delincuentes de Caja Madrid
Si el estalinismo y el llamado socialismo real fue una bomba devastadora contra la ideología que parecía defender,el comportamiento de la derecha tecnócrata y liberal que nos invade pone en cuestión el modelo de sociedad en que sobrevivimos.  Dejen de pensar  que con la Caida del Muro de Berlín se cavó la sepultura de una idea emancipatoria malversada.

 Los resultados de un liberalismo salvaje, como salvaje fue la aplicación del marxismo en la Unión Soviética, ha traido la corrupción sistemática como forma de gobierno: desprecio de la cultura, del teatro especialmente, y alabanza de la ganancia y el dinero. ¡Viva la corrupción y abajo los cómicos y la farándula maldita!  Un ejemplo,   las tarjetas oro y plata de los golfos de Caja Madrid y Bankia, con la lumbrera internacional de la economía mundial, Rodrigo Rato, a la cabeza. A la cárcel y que antes devuelvan el dinero trincado. Mientras parte de España pasa hambre y se cierran salas de teatro, otros malversan dinero  público en caviar, champan y mujeres. Bueno, es una forma de hablar. O no. España ya no es el typical spanish de toros y sol, que nos hizo famosos en el mundo; ni siquiera es la España machadiana de charanga y pandereta. Hoy lo típico de España es el latrocinio y la corrupción a gran escala; la corrupción como instrumento del estado y de los partidos.

 

Con los millones derrochados por estos políticos y ejecutivos de platino ¿cuántas salas alternativas de teatro podían haber sido remediadas? Monumental estafa, punta del iceberg que subyace en los fondos  oscuros. No se  dragará el  mar porque  la mierda y el lodo atrapan por igual a sociatas  y peperos, a sindicalistas y patrones. Y luego tienen la caradura de refutar y maldecir la irrupción de PODEMOS y de Pablo Iglesias. Ignoro dónde llegarán esta tropa autoproclamada revolucionaria en la siempre tramposa carrera electoral; pero son la consecuencia natural, reactiva y emergente, contra una sociedad colapsada por la corrupción, el paro y el descontento.

Agonía de las salas alternativas.

Según Esther Alvarado contaba el otro dia en el Mundo, está a punto de desaparecer la Sala Guindalera  en la que Teresa Valentín, Juan Pastor y María Pastor siguen haciendo un gran teatro; de lo mejor que se ha visto en los últimos años. Agravio a  la cultura que no puede estar solo al albur de la oferta y la demanda; la oferta es insuficiente para cubrir gastos y aunque la demanda sea absoluta, no hay bastante. Visa, aunque sólo sea de bronce, para  Guindalera, Tribueñe y todas las alternativas.  Puede que con una Visa Oro de los consejeros delincuentes de Caja Madrid y Bankia pudiera remediarse un sector importante  del teatro de Madrid. Y tarjeta también para El Sol de York definitivamente sentenciado; “el otoño de nuestra desventura se vuelve verano son este sol de York”. Mentira; las olas del océano inmenso se han tragado la excelente  programación de  Javier Ortiz.  Aquí ya no se respeta ni a Shakespeare y mucho menos a Ricardo III que según una reciente novela de misterio, no era ni tan monstruoso ni tan desalmado. Josephine Tey demuestra en La hija del tiempo, considerada la mejor novela de misterio de la historia, que el  monstruo lo era menos y que no asesinó a sus sobrinos.  Hay tres novelas que me han interesado  este verano: La citada sobre Ricardo III; La soledad, de Natalio Grueso, un conmovedor viaje alrededor del mundo y sus culturas, de un solitario; y  Rojo Perla, del siempre vitriólico Jesús Pardo que sigue en su sátira feroz de la moral convencional y del periodismo servilón y a sueldo del poder. La soledad saldrá en la próxima entrega de blog; y Rojo Perla en la siguiente.

Otro Amestoy en el teatro.

Se trata de Alfredo, la celebérrima estrella de una televisión pasada, y seguramente, mejor en muchos aspectos. Alfredo Amestoy es hermano de Ignacio Amestoy, uno de los autores claves del actual teatro español.  Alfredo presentó el otro dia, en un gran acto social,  en el Muñoz Seca, de Cornejo,  su obra En el cielo no hay Chanell, título que nos enseguida nos remite  a Marylin Monroe y su minimíso “traje” de dormir. Y, por derivación a su marido Arthur Miller. Alfredo Amestoy sitúa su aventura en el limbo, como Dante Alighieri en la Divina Comedia la sitúa en el Infierno. Por allí andan, con sus teorías, sus filosofías y sus ideas políticas a cuestas, gentes domo Freud, Einstein, Groucho Marx, Arthur Miller, olvidado de la tragedia como esperanza, Marylin, sin poder desprenderse del aire de la rejilla  de metro, que gloriosamente le descubría las bragas;  un Dramatis personae, en verdad  fascinante. Elogio de la inteligencia judía sin desdeñar al infiel. Una cultura verdaderamente enciclopédica y, como ilustración de lo que puede dar de sí esta obra en escena, la lectura dramatizada de unas páginas por parte de Victoria Vera y de Pepe Martín. 

Coincidí con Arthur Miller un año en los Sanfermines de Pamplona, con motivo  de  una magna exposición de su mujer, una fotágrafa de fama universal. Estaba más centrado esos días en los encierros que en el teatro. David Loaysa, el escenógrafo e iluminador, alumno entonces de la Resad, le hizo una foto en el balcón del Ayuntamiento, en la Cuesta de Santo Domingo, que el Mundo publicó a bombo y platillo.

Alfredo Amestoy hace descender a la tierra, juntos y en unión, a la Monroe y al Che Guevara, original pareja que, aparte la intención de redimir a la humanidad, podrían redimirse mutuamente de posibles errores cometidos antes. ¡Bienvenidos!. A ver si un dia quedamos en el   Café Gijón y nos tomamos una copa. Sería un pelotazo para mi reciente libro Historias Canallas del Gijón. El ambiente en el Muñoz Seca, en la lectura de Victoria Vera y de Pepe Martín, de Puerta Grande.  

domingo, 5 de octubre de 2014

RUEDO IBERICO. RESUMEN FERIA OTOÑO. URDIALES CUMBRE.


Tarde grande de Diego Urdiales; una oreja de diamante engarzada en oro o en platino, lo que más valor tenga, que no lo sé. El Urdiales genuino, puro, en estado de gracia. Corrida muy seria y encastada de Adolfo Martín, también el genuino, el auténtco Adolfo Martín. El cuarto encastado y fiero puso en fuga a Uceda Leal, que tendrá pesadillas esta noche. Se rompió el quinto y el sobrero de Puerto de San Lorenzo fue un buey de 600 kilos de mansedumbre descastada.

 Ahí se le cerró la Puerta Grande a un Diego Urdiales  soberbio y luminoso en el segundo. Y oreja importante también para el catalán Serafín Marín, que necesitó un revolcón para que le saliera la casta que tenía el toro y tantas veces demostrada por él mismo. Bien. Y homenaje a la Barcelona taurina, representada en este heroico matador que fulminó al sexto de una gran estocada. Tarde de matadores y dos estoconazos de formidables de Diego Urdiales que esta vez hizo la suerte a la perfección. Para Diego Urdiales retomo  algunos párrafos del Pregón pronunciado hace dos semanas en Logroño en honor de la Rioja y de su torero máximo. Supongo que Luis Domínguez y el Club Taurino lo tendrán colgado ya de su web; a él remito a los lectores. Mienras, algunas pequeñas muestras que encajan perfectamente en la memorable faena de las Ventas:

“Ante el toro solo queda el toreo puro y desnudo de retóricas; el poderío suave  de una trincherilla, el natural cadencioso y largo, el redondo solemne (…) En torno a Diego Urdiales se ha creado ya una mítica popular de torero grande que muy pocos, y con tan pocas corridas, alcanzan; una aureola de verdad sagrada. Le falta la literatura que les sobra a otros, le faltan los palmeros. Tranquilo, yo creo que está llegando tu hora, que ha llegado ya”. Eres un torero ejemplar que simboliza lo más limpio y herpoico de esta profesión”.

Escombros de Núñez del Cuvillo.

De los toros de Nuñez del Cuvillo, lo mejor fue un sobrero de Juampedro. Entre titulares y sobreros hasta 10 saltaron al ruedo. Fandiño tuvo que parar cinco. Basura de toros y ahora se entiende la perspicacia de José Tomas cuando le devolvió al ganadero las cartas y el rosario de la madre. Los sobreros no fueron mejores  que los titulares. Y don Julio  Martínez, presidente de esta corrida de saldo, se hizo la polla un lio. Iván Fandiño se sintió contrariado por lo que él supone desafecto de las Ventas, al declarar que, con menores méritos, se le ha premiado más  Es peligroso decir eso, pues quienes lo ensalzaron hasta las nubes, pueden agarrarse a ello para justificar el bandazo: nos  equivocamos antes, no ahora. Fandiño no es muy distinto de lo que era: garra, orgullo, poder sin equisiteces, pero algunas cosas se le están poniendo en contra.  No debió creerse los excesivos halagos. Debe seguir fiel a sí mismo y con el cuchillo entre los dientes. Los toreros perduran. Los periodistas pasamos.

La perla de Finito de Córdoba.

 Lo mejor, la perla de la Feria la dijo Finito se Sabadell ante las protestas razonables de un pequeño sector de la plaza: “las minorías no importan”. En toros como en política: sólo las mayorías, el bipartidismo devastador. ¿Qué hubiera sido de Finito de Sabadell sin esas minorías, en sus tardes oscuras que fueron incontables?. A Daniel Luque, otra esperanza levantada sobre arcilla, le esperan seis toros en Zaragoza. Ya se pegó el batacazo en las Ventas, en eso que el pervertido vocabulario taurino llama una encerrona que es una trampa y no una corrida en solitario; aquello  fue trampa; encerrona con todas las letras. Suerte y que no se repita.

Abellán, hasta que le fallaron las fuerzas

A Miguel Abellán le duraron las fuerzas y la voluntad hasta el cuarto toro. La profesionalidad la mantuvo siempre y la brega con el sexto fue muy meritoria. Igual que una tanda de naturales. Pudo haber salido por la puerta, pero pinchó al noble y pastueño tercero que había toreado  muy bien sobre todo en derechazos largos;  un toro noble, con el temperamento justo y justa la casta, que embistió siempre con claridad. En el primero, con fuerza y raza, hizo quizá lo más torero, pero de forma intermitente y con altibajos. No tocó pelo ni salió a hombros, mas demostró su madurez y su poso de torero en sazón que ha mejorado mucho.

viernes, 3 de octubre de 2014

RUEDO IBERICO.BLOG DE TEATRO. ETA Y LOS JUSTOS DE CAMUS .ANALISIS POLITICO


Análisis político de un gran montaje.

Podría titular este artículo, copiándole a Alfonso Sastre el título de una de sus obras, Análisis espectral de un comando al servicio de la revolución proletaria. Podría,  incluso, evocar algún pasaje de En la red, del mismo autor, ésta perteneciente a su etapa formalmente realista y más comprometida con la revolución en general que con el independentismo vasco. Pero el grito de Maite,  con que concluye este excelente montaje de Los justos, de Albert Camus, “a partir de ahora  no somos revolucionarios, somos asesinos”, me hace variar ligeramente el enfoque. Esa frase no es  de Camus, sino de José A. Pérez y Javier Hernández-Simón, autores de la versión. Dora, al conocer la muerte del amado dice que  ella, además de fabricar las bombas, las hará explosionar. En la adaptación Rusia es  Euskalerría y el enemigo no es el Zar, sino el Estado  español y el objetivo no es el Gran Duque, sino un alto cargo del Gobierno; el texto es Camus puro, pese a esa traslación geopolítica.

Interpretación, iluminación, espacio escénico, recreación del mismo a través del movimiento de los personajes,  el entramado de cuerdas,  metafórica  forma de estar atados a una tierra o a una idea o, si se quiere, a una idea nacida de la tierra. En este sentido el injerto del poema de Gabriel Aresti, Defenderé la casa de mi padre, en boca precisamente de Josu, el duro, sí parece oportuno.

Aunque el espíritu de los dos finales venga a ser el mismo, la textualidad  y sus efectos cambian. Habría que ver si el entusiasmo del público hubiera sido el mismo sin esa autoinculpación,  que no existe en Camus: “no somos revolucionarios, somos asesinos”. Esta idea está en el texto original  como reflexión teórica, como odio y conciencia atribulada, tanto en el Stepan de Camus, como en el Josu de A. Pérez y Hernández-Simón.

Antes de este grito, Maite ha sufrido una fuerte evolución en contra de los métodos violentos y está a punto de abandonar la Organización. Se radicaliza ante la muerte en prisión del poeta, que, en vez de ser colgado  por el verdugo, se ahorca por miedo a que lo consideren un delator, sutil y criminal argucia filtrada a la prensa por el jefe de prisiones. La radicalización de la militancia de Maite es una venganza por amor. Para el comando, pese a las dudas filosóficas del  Camus existencialista, durante toda la función, da igual; importa la eficacia. Sin embargo, en ese momento crucial, en ese final autoinculpatorio,  se produce una fractura del discurso dramático: Maite,  salta de  acusar de cobardes a todos los vascos por no seguir colectivamente a ETA, a  radicalizar su militancia por venganza de amor. Pasa de ser una Yoyes en potencia,  a ser la celebérrima Tigresa, pongamos por caso.     

 De no ser por las contínuas alusiones a la democracia -desencanto de Eta y desencanto de muchos españoles- este alto cargo podría ser Carrero Blanco. La traslación geopolítica es legítima y parece raro que no haya tentado antes a nadie, o que Pérez y Hernández-Simón no se hayan decidido a ponerla hasta ahora, cuando Eta está casi desactivada. Hace algunos años Borja Ortiz  de Gondra estrenó Mane, Tezel, Fares. Y más cerca, Ignacio Amestoy estrenó La cena, obras en que  se escenificaba la fractura de la sociedad vasca en torno a Eta.

  Por lo demás, se enfatiza la  sensibilidad  de Camus por el sufrimiento de los niños, que ya está en La peste. En Camus es una ética, en el comando etarra, para casi todos y más para el poeta, también. Menos para Josu, el implacable, para el cual  es una prueba de extrema  debilidad: un terror que retrocede ante la muerte de niños, ni es terror ni puede encarnar  una idea emancipatoria, viene a decir Josu.     

Alguna pega más podría ponérsele al texto. Por muy enfervorizado que esté el comando con la  ekinza, no parece  prudente cantar a voz en grito en un piso de vecinos, con balcones a la calle, el Eusko Gudariak y gritar ¡Gora Eta!. Pero el montaje, su visualización, desde el manejo del espacio hasta la interpretación, es rotundo y cerca de la perfección.