jueves, 11 de septiembre de 2014

PALENCIA, PELIGRO PARA CAMINANTES; PEREGRINOS EN FRÓMISTA.


Acabo de llegar de Palencia y a punto he estado de quedarme por allí algunos días, o para siempre –el siempre es siempre relativo y corto- a poco que Antonio Piedra hubiera dispuesto en Valladolid los primeros encuentros con las autoridades de Castilla Y León para organizar el Legado Javier Villán. El “legado Javier Villán” es el académico  nombre que ha dado la Fundación Jorge Guillén a mis pertenencias intelectuales: manuscritos, cartas autógrafas, biblioteca, pinacoteca: mi vida (la mia y la de Ana) y sus peripecias en cartas, cuadros,  libros dedicados y esenciales en mi formación o deformación de escritor. Otras pertenencias no existen.

 Dada la situación en Gaza, Palestina, Antonio Piedra me sugiere la reedición, actualizada de Parábolas Palestinas. Y en la presentación de Historias golfas del Gijón,  Fernando Caballero recuerda las abruptas peripecias de mi libro Sonetos de la impostura, cuando el felipato de Felipe González. Habrá, por supuesto, Nuevos Sonetos de la Nueva Impostura, de cuando el aznarato de José María Aznar y el rajoyato de Mariano Rajoy.

 Me hubiera quedado en Valladolid que está a un tiro de piedra de la vieja Pallantia, la primera Universidad de España; dando vueltas a la organización del legado con Antonio Piedra que no pudo ir a la Feria por atender la salud de José Jiménez Lozano, el autor de Guia Espiritual de Castilla, postrado en el lecho del dolor y no es metáfora. ¡Arriba los corazones!, maestro. Y repóngase pronto.

En Palencia estos días  he aprendido por fin quién fue Tello Téllez de Meneses, que da nombre a una institución académica ; fue el obispo que en  connivencia con Alfonso  VIII me cuentan quienes saben, trajo la universidad a Palencia; o sea, un respeto a este obispo, aunque no mártir, que no es un cualquiera. Pero no he tenido tiempo de indagar quién fue aquel americano ilustrado y millonario, o sus descendientes,  que quiso comprar la Iglesia de San Martín de Frómista, piedra a piedra y que ya tenía casi embalada; más que nada por ver si  la oferta sigue en pie y se puede  organizar un busnes internacional. Es cosa de negociarlo con Patrimonio Nacional y con las autoridades municipales y espesas de Frómista; o con los dueños de ese terreno frente a la primorosa iglesia, que, al parecer, mandan más que nadie. Al amparo de la Ley, eso sí. Yo quiero saber si la ley, por antigua que sea, puede ir en contra de esa pieza capital del Camino de Santiago; díganoslo el sabio Peridis, que sabe de esto más que nadie.

A mí me cuesta mucho ir a Palencia, pero me cuesta más volver. Fui a firmar libros a la Feria que organiza el Ayuntamiento y la editorial Cálamo y me hubiera quedado. Fernando Caballero de El Norte de Castilla, dijo glorias sobre Historias golfas del Café Gijón y me señala una errata que humildemente corrijo; el gran pintor Pedro Mozos no es de Herrera de Pisuerga, sino de Herrera de Valdecañas: tomo nota. Sobre La Argentinita, que he escrito en collera con Diana de Paco Serrano, hablo yo;  cualquier oportunidad  es buena para hablar de una familia clave en el teatro español de la segunda mitad del XX, como los De Paco Serrano. Desde que Diana ganó el premio de textos  teatrales Ciudad de Palencia, con Obsession Street, es una autoridad  en la antigua capital de los vaceos. Se la reverencia yo creo más que a mí. Y yo le cedo gustoso la primacía de hija predilecta, si llegaran a otorgársela.

Me hubiera quedado en Frómista haciendo guardia junto al chamizo y andamiaje  plantado a  poquísimos  metros de San Martín. Sin novedad en el frente; las obras siguen su marcha con el beneplácito del Patrimonial Nacional y con todas las bendiciones provinciales y municipales, episcopales, vaticanas, ángeles, arcángeles, querubines, serafines y tronos y dominaciones. Es decir, todos los ángeles del cielo. O sea que no nada hay que hacer, me dice David  Valderrama que ha indagado en la cuestión y ha topado con las leyes: Alea jacta est.

 Rafael del Valle, arbotante y fuste de la Fundación Caneja desde que se fundó, es de la misma pesarosa opinión que Valderrama: legalmente, todo está atado y bien atado y el Patrimonio Nacional atiende más a una legalidad privada de la noche de los tiempos, que a la naturaleza ecuménica del Camino de Santiago. De momento, tranquilos; el comando de honderos se ha disuelto y nadie está decidido a volar la nueva construcción con un bombazo. Y no por miedo a dañar la magnífica fábrica de San Martín, esa especie de arqueta purísima del románico más puro del universo mundo, sino por respeto a la ley y el orden.

 Silencio absoluto de todos los ilustres palentinos de la diáspora -muchos y poderosos- periodistas de combate como Jesús Cacho, de al lado de Frómista , del pueblo de Villarmenteros. Y silencio estruendoso, que yo sepa, de Peridis el genial dibujante,  el palentino universal que más sabe del románico del Camino de Santiago y quien, de todos nosotros,  más horas y desvelos le ha dedicado a la Ruta Jacobea. Ángel Luis Barrera, presidente de la   Asociación de Amigos del Camino ha escrito un artículo en defensa de San artín; pero hay cosas que en Palencia se oyen y no se escuchan: como quien oye llover.

Rafael del Valle me regala su último libro, Palencia, aprendiz de capital: con densidad de historiador y agilidad de buen comunicador. Prometo ocuparme de él con detenimiento, pues aborda un problema de identidad que siempre me ha preocupado; una colectividad que, pese a los esfuerzos u paso del tiempo, es incapaz de dar el paso definitivo del ruralismo a la modernización plena.

Palencia: Jorge Manrique, Marqués de Santillana, Sem Tob Gómez Manrique, los Berruguete, Tello Téllez de Meneses –que no se me olvide Tello Téllez de Meneses -, Juan de Villoldo, primera Universidad de España…Y la Torre de San Miguel y la catedral, La Bella Desconocida. O sea. Cada vez quedan menos restos del pasado; lo cual no estaría mal si se estuviera invirtiendo en el futuro: Palencia, aprendiz de capital, Rafael del Valle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario