martes, 3 de junio de 2014

SAN ISIDRO. VENTAS PERERA. Y URDIALES PURO. RETIRO, GINTONIC ALMODOVAR.



Esta Feria de 2014 tiene ya un nombre: Miguel Angel Perera. Impepinable. Madrid y una parcela muy amplia del mundo de los toros es suyo. Es su momento, aunque a mí,  incluso tras esta segunda salida a hombros, me parece impropio hablar, todavía,  de la "época Pereda".  Impropio  e imprudente. En tiempos, tras una faena más firme que perfecta como la de ayer de Perera; tras una faena de pureza de Diego Urdiales, aunque sincopada,  sé lo que hubiera ocurrido al finalizar la corrida: fiesta flamenca, da igual la Suma de la Abadia de la CAM, la Quimera o Sala García Lorca y, en su defecto, noche de vino y de claveles. Hubiese llamado a Pepe Rioja, Luis Domínguez, Pedro Mari Azofra, Mariam, Paco, Marisol, Carlos y todo Logroño si es que la Rioja, además de ser la cuna del castellano, sigue siendo  taurina y peregrinante detrás de Diego Urdiales. Noche de vino, claveles,  palmas y quejíos jondos.  Y acaso también de  gintonics, que para todos los paladares hay sabores. Yo tengo esos recuerdos flamencos y vinícolas de Logroño, pero hace casi cincuenta años que olvidé el gintonic, una pasión que amenazaba convertirse en letal: el placer de la muerte.

Hoy recupero la frescura adolescente de aquellos  gintonics   gracias a un libro de lujoso primor de Miguel Angel Almodóvar, un antiguo colega de nocturnidades, pero sin alevosías. A Miguel Angel lo recuerdo como poeta, experto en pintura y organizador de libros de poesía y pintura; también a lo grande como este titulado El arte del gintonic (Edit. Oberon). Y ahora me lo encuentro como sabio y revolucionario de aquella coctelería  en la que  nos bañábamos la gente del 69 o así. Como experto y sofisticado gastrónomo se  presenta Miguel Angel Almodóvar, rodeado de barmen de nacional e internacional prestigio. No sé si Almodóvar es gastrónomo sofisticado y universal; pero me ha fascinado  la gama de   ginebras, toques culinarios y tapas de acompañamiento y horas del dia  que maneja. Y coloraturas de esas horas y del cóctel resultante tras el ajetreo de sabores y combinaciones. Ganas me están  dando de volver al gintonic, pero hace siglos que mandé al museo mi coctelera.

Antonio Ferreras está en la  plenitud dorada, clásicamente otoñal que algunos vaticinaban cuando la orfandad de sabiduría de algunos otros pretendían emparejarlo en collera con David Fandila. Acabó borrando las banderillas de un atleta muy respetable como Fandi y, ahora, en cuanto a torería,  Ferreras va camino de la maestría. y la perfección.

Muy  poco toro, endeble, blando de remos y blando de carácter para un torero tan recio y con tanto poderío como Diego Urdiales, otro diestro que, tras una senda de espinas, tiene un lugar de respeto y excelencia  en el escalafón. Diego Urdiales salió vestido de verde,  nada que ver con el sangre de toro o rioja profundo que le prestó a Maite Túrrez para su Diálogo con el Vestido de Torear; ni comparación. Con ese vestido, el de la primera oreja en Madrid, cualquiera. Bueno, cualquiera que sea Maite Túrrez.

  Muy poco toro el inválido, segundo,  de Adolfo Martín para torero tan firme. Y si me apuran poca corrida para cartel tan grande y tan templado en la plaza de Madrid: Ferreras, Perera y Urdiales. Blanda y sin fondo, que es lo peor que puede ocurrirle a este ganadero, un rey de las Ventas. Para mal lidiar reses así de flojas no se necesitan toreros tan poderosos, si bien todos demoostraron, en especial Perera, que el poderío también vale para apuntalar toros flojos  Serios y bien armados de pitones, pero desarmados por dentro  y con las patas de trapo. El quinto, un torazo con poco alma. Y Diego Urdiales, un torerazo: profundidad, técnica que no siempre entendieron los tendidos; aroma viejo, despaciosidad que sí entendieron los tendidos. Pureza.  El sexto, otro torazo y el de mejores condiciones. del encierro.  La izquierda de Perera, y la derecha, puso a la Ventas de pie. Esta Feria tiene un nombre: Miguel Ángel Perera. Dos Puertasgrandes y ayer, algunos naturales incuestionables. Su momento, su poder. Y su confianza en sí mismo.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario