lunes, 30 de junio de 2014

ONDA EXPANSIVA DEL VERBO APANTOJAR


No estoy muy seguro de que la definición de apantojar, (Copyrhigt  Antonio Burgos) que yo apunté el otro dia, sea del todo exacta. Aclaremos con ánimo de evitar  interpretaciones confusas; apantojar puede ser sinónimo de delinquir en complicidad con políticos afanadores o con amante esposo, el Urdanga mismamente. Pero puede significar también, y yo creo que ese es el significado que le da Burgos, “ser juzgada como lo fue  Isabel Pantoja: “la Infanta Cristina apantojada”; sin la  venia de su señoría el fiscal Horrach, pero con la venia del juez Castro, que no traga lo que traga Horrach que acabará apantojando no a la Infanta, sino a Castro. Apantojada, o sea, reducida a folclore malo, sentada en el banquillo   como la viuda de Paquirri, viuda de España, virgen de luto por la memoria del torero. Luego, por culpa de otros apantojamientos impuros,  se nos pasó el calentón de la folclórica mártir y esta terminó en la trena por su mala cabeza y las malas compañías. Cosa que, difícilmente y mientras vivan Horrach y Rajoy le ocurrirá a la Infanta. También es inexacto decir, como sugieren algunos en las redes,  que España está apantojada, pues  la mayor parte de los afanadores de Iberia están apoltronados en despachos de moqueta y no amenazados de banquillo.

Ya hubiera querido la Pantoja tener el mismo trato que  la Infanta Cristina. Esta puede estar  apantojada, pero la Pantoja no pudo ser infantada. Cosa que a mí me trae al fresco, pues siempre fui más de Rocío Jurado, por ejemplo, que de Isabel Pantoja. Lo bueno del lenguaje es su capacidad expansiva y mutante. Ayer, jugando al mus en Colmenar Viejo,  me cazaron  un órdago de farol; y al descubrirme inerme y derrotado, el contrario sentenció: te apantojé. Que fue como decir, te atrapé, te machaqué, estás jodido. El pueblo aprende rápido y tiene una imponente capacidad de asimilación de las palabras nuevas.

Flores para Manolete.

La noticia sobre  el destino que  amenaza la Casa de Manolete, que nos dio Luis Abril en el Senado, ante unos huevos fritos  con orla de puntillitas doradas que me preparó  el chef, con el beneplácito de su señoría Alberto Gutiérrez, se me han disparado los recuerdos. Hace años, cuando bajaba al Sur, yo tenía costumbres que fui perdiendo como se pierde todo lo bueno. Llegaba hasta Jerez, me acercaba a la tumba de Fernando Terremoto y le dejaba un ramo de claveles. A Fernando le reventó el hígado y todo lo demás, de regreso de Ronda a Jerez. Después de la ofrenda callada, me volvía a la Metrópoli y escuchaba su seguiriya o su bulería, dos palos por los que me sigue fascinando, por igual, el arte roto, herido y curado en vino de Terremoto. Aunque con menos fijeza y severidad, hacía algo parecido con la casa de Manolete, en la Avda Cervantes de Córdoba. Después de comer en el Caballo Blanco, hoy ni sombra de lo que era, y pasear por los aledaños de la Mezquita, Ana y yo nos fuimos a dar un garbeo por la Avda Cervantes. Una gitana me leyó la buena ventura, me profetizó triunfos sin fin y glorias no cumplidas, y me endosó no sé cuantos claveles y ramitas de romero. 

Nunca he sido un intelectual manoletista, pero reconozco el mérito y la coherencia de su muerte; a Doña Angustias, su madre, le cogí   manía  por lo que hizo a Lupe Sino, roja y cabaretera. Más manía aún que a Camará y a Álvaro Domecq que expoliaron la herencia del difunto en beneficio propio. Al menos eso dicen las lenguas de triple filo. Pese a todo, si pasaba por Córdoba,  dejaba algún clavel tras la verja de la Avda Cervantes, agarrado a la cual el magnífico Juncal le pedía a Manolete que le hiciera un quite de vida o muerte. Claveles  como testimonio de una forma de entender la historia, la ética  y el toreo. ¡Haznos el quite, Manuel Rodríguez!

Luis Abril ha dado la alarma y la han recogido los hermanos Tato y Rodolfo Montero, y Alberto Gutiérrez, su señoría; yo la transmito  y propago. Si la casa de Manolete y doña Angustias, la vieja bruja del matriarcado oscuro, se convierte en pisos -lo cual parece sentenciado-  no es la casa de un torero legendario lo que se mercadea; es la historia de España, la memoria  colectiva de una generación que vio en Manolete el símbolo de una reconciliación nacional tras la incivil guerra del 36. Por encima de otras consideraciones, ese es el verdadero significado del Califa por antonomasia. Flores,  claveles para la casa en venta y en derribo. Peregrinad a ella con una flor  en la mano, antes que  las excavadoras monstruosas la hagan  escombros y ceniza.

domingo, 29 de junio de 2014

LA CARA MÁS AMABLE DE GALAN EN EL AMAYA, A LA ESPERA DE "ÚLTIMA EDICIÓN"

Entré en el Amaya a ver el remake de La curva de la felicidad, sin saber quién era Sergio Fernández, el Monaguillo y salí convencido de que es un buen actor, capaz de dar al entrañable personaje de Eduardo Galán y Pedro Gómez, una conmovedora dimensión. Esta pieza pertenece al grupo más amable y divertido de la producción, ya notable en número y calidad, de Eduardo Galán: la comedia costumbrista que, entre bromas y veras, pone al descubierto elementos primordiales del ser humano, del hombre en particular: el amor, el sexo, la libertad, el machismo restrictivo....La gente se rie con las peripecias de estos cuatro personajes, que podrían ser las suyas, que lo son en realidad; y con la fresca y naturalísima  interpretación del ya citado Monaguillo, de Jesús Cisneros, Antonio Vico y Josu Ormaetxe: solos con sus fantasmas de seducción y soledad rondando sus vidas  de una asombrosa vulgaridad cotidiana. Habrá que escribir más sobre la realidad agridulce de La curva de la felicidad, sobre esa metafórica curva del estómago  y la llamada crisis de los 40  años que atormenta a algunos seductores y seductoras.

Pero a mí de lo que me gustaría escribir DE VERDAD, sería de Ultima edición, la otra parte del espejo en la obra de Galán, la de Maniobras, por ejemplo, la menos amable, que aún no ha llegado a Madrid sin que uno alcance a dilucidar las causas de ese retraso: el sistema, esa abstracción en la que se encubren muchos despropósitos del mundo teatral y de otros mundos. Ultima edición es una profunda cala en el periodismo de estos dias; el periodismo como contrapoder, a menudo convertido en apuntalamiento de un poder sectario, partidista, amordazado. Los "misterios" de la redacción de un periódico, los trepas, las víctimas. En  definitiva, Última edición como la vida misma. 

viernes, 27 de junio de 2014

TOROS E ILUSTRACIÓN EN EL SENADO. RECUERDO DE BIENVENIDA, EL RÉPROBO


Almuerzo en el Senado, emanación  de las Cortes Constituyentes  de Cádiz; gentileza de Alberto Gutiérrez, portavoz de cultura. Luis Abril, ex de Telefónica, los hermanos Montero, cineastas de trinchera y de estética: lenguaje. Aquí viejos aires de libertad beligerante, librepensamiento, raíces  del liberalismo ilustrado, savia  de insurgencia. Imposible respirar este aire y no sentirse liberal, demócrata, ilustrado y librepensador. Senadores…. aviso para navegantes. Esto es un fantástico museo; monumentales y magníficos cuadros del romanticismo español: La rendición de Granada, La muerte del Marqués de Duero, La jura de la Constitución de la regente María Cristina con decenas de retratos, todos identificables: un prodigio. Y también prodigios de pintura moderna: Miró, Laxeiro, Saura, Equipo Crónica, Millares... Un gran Caneja de 1985 que me confunde: tonos mates, un poco crudos como en la etapa del tardofranquismo, a caballo ente los sesenta y los setenta.

Almorzamos en la mesa que habitualmente ocupa Pio García Escudero. Doy fe de que sigo sin ambiciones políticas que, además no afectarían a su partido,  y de que Alberto Gutiérrez no le quiere mover el sillón. Hablamos de toros y muy poco de política. Que se haya marchado Rubalcaba, el Fouchet español que no avabó de perfilarse ¿a quién importa sino a él?. Y que Sotillos, junior, diga que el actual Psoe es un partido medieval y antiguo sólo constata que no se  comerá una rosca en las primarias. Eso es verdad, lo de medieval. Pero en política,  con la verdad no sé a dónde se llega.  Luis Abril nos cuenta cómo ha encontrado la casa de Manolete y doña Angustias: en venta y en derribo. Mi recuerdo de hace unos quince años es una tarde de gitanas y claveles. Hablaré mañana de la cuestión. Urge llevar un clavel, montones de claveles a la casa del “monstruo”.

Bienvenida, enemigo de la Fiesta.

Aniversario de Antonio Bienvenida, el más sevillano de los toreros castellanos. El único, acaso. Kikirikí,  abaniqueos  muletazos como ala de mariposa, el desplante marchoso como si estuviera paseando por la Alameda. El toreo profundo  que no lo parece, tan natural como el respirar, tan liviano y tan hondo. Sin crispaciones ni retorcimientos, tan suave como su sonrisa. Un miura le rajó el vientre y sobrevivió; y una vaquilla  lo mató a traición en un tentadero. Sobrevivió al boicot de la profesión  cuando denunció el afeitado como práctica diaria en todas las plazas de Iberia. En el frente que le dio bola negra, liderado por Antonio Ordóñez, estaba Chenel, que anteayer celebrábamos; y Jumillano y Pedrés y Rafael Ortega que, en cosas de  contubernios, ni pinchaba y cortaba; un torerazo  sin mando. Julio Aparicio se descolgó y toreó un mano a mano con Antonio. Bienvenida, réprobo y maldito. Insolidario, chivato. ¡Enemigo de la Fiesta!. En el fondo, antisistema que es lo que siempre alarma.

Ordóñez acusó  un dia: “Antonio  había toreado tantos toros afeitados como los demás. Pero no le contrataban. Esa era la cuestión. Y tuvo que dar la nota”.  Era de misa diaria y miembro destacado del Opus: Supernumerario. Contaba con gracejo inigualable una anécdota de la Coruña. Tarde desafortunada, una señora que lo llama por su nombre cuando se retira al burladero: “Antonio, menos rezar y más torear”. La señora lo había visto comulgando por la mañana.

martes, 24 de junio de 2014

HOMENAJE A ANTOÑETE DE CLAUDIO RODRIGIEZ




 Me sumo al homenaje  que los aficionados  tributan estos dia a la memoria de  Antoñete, aunque creo que parte de mi vida taurina me la he pasado homenajeando a Antonio Chenel. Puede que sea el torero que, con Rafael Ortega, más culpa tenga de haberme metido en el laberinto taurómaco. Le dije un dia lejanísimo a Chenel que mi torero era Rafael Ortega y  casi se echó a llorar. Me dijo que el gaditano era mejor que él. A Rafael Ortega, lo descubrí por el Rincón del Sur, luego en la célebre corrida de la espantada de Curro Romero que salió de la Ventas conducido,  y por último en una o dos corridas en Barcelona. Son los dos únicos toreros  a los que he seguido por convencimiento. Los demás, con preferencias claro está, obligación de cronista taurino.

 El mejor homenaje que puedo rendir a Chenel en estos días es publicar el poema de Claudio Rodríguez, el único de toros que el gran Claudio escribió en su vida. Fue, a petición mía, para una carpeta en honor de Chenel, que en el 85 publicamos Antonio Leyva y yo: unos 40 escritores y otros tantos poetas. A Sabina, antoñetista acérrimo por entonces, no le pedimos poema porque habría escrito un soneto; y Sabina es un cantante genial pero sus sonetos  son muy malos.

Luego, antólogos y estudiosos del poeta zamorano, se han atribuido orígenes y descubrimientos de este poema; siempre torearon a toro pasado. El magnífico poema de Claudio nació para, y se publicó en,  esta carpeta de título sencillo: Homenaje a Antoñete. Con la Puerta Grande de las Ventas de portada: una carpeta, codicia hoy de bibliófilos  y antoñetistas. La primera traición a esta publicación la consumó un hermano de Paco Alcalde, que  la plagió  -dibujos y poemas-  en un  reportaje  de televisión española sin citar las fuentes. El poema de Claudio Rodríguez se titula, Entre la magia y la sabiduría y dice así:

“En esta sinfonía

del capote, que suena,

¿a qué?. He aquí el misterio.

Todo, la tela, el aire

de la distancia, toda la embestida,

agresiva y solemne,

y cuando el temple llega, ya es un canto.

He aquí un torero que aunque tenga nombre,

se lo va dando más, y quiere y salva.

Esa manera de andar por la plaza,

el movimiento interno, el del tanteo,

se maciza,

y hace tacto y aire al mismo tiempo,

cuando llega el embroque.

Aparición sin tiempo.

¿Frontal o circular?. ¿Es movimiento

o es reposo?.  

La lejanía, la proximidad,

helas aquí. Él bien sabe

la religiosidad del humo y de la sangre:

lo más vivo. Y llega

una revelación oscura, por la izquierda

o bien por la derecha; y está el cuerpo

ofrecido, total, en su pecho, en poderío y mármol,

entre la magia y la sabiduría”.

 Claudio Rodríguez

lunes, 23 de junio de 2014

SALUTACION A UNA POETA GALLEGA


Anxeles Penas pintora, poeta; vanguardista en todo. Gallega y sentimental. Premiada y estudiada como un ejemplo de cultura gallega hermanada con la castellana. Expone en la galería Ra del Rey. Ra es hija de uno de los mejores críticos taurinos de la segunda mitad del XX, Selipe. Crítico de arte, sobre todo; José María del Rey, gran trabajo sobre el retrato de Manolete pintado por Vázquez  Diaz:  Dos artistas frente a frente. 

Anxeles Penas llegaba al Café de Gijón por los años setenta en el tardofranquismo crepuscular desde la Coruña  con versos, cuadros, dibujos bajo el brazo. Y los repartía, como una siembra por todo el café y por todo Madrid. Tenía frescas aún todas sus licenciaturas en literatura y Bellas Artes. Y una obra incipiente, pero ya en marcha. Yo la publiqué en una pequeña editorial, Molinos de Agua, un libro de poemas casi auroral.  Ya soy para tu muerte. A  veces coincidía con la llegada desde Vigo de José Lodeiro, un pintor más airado en su conducta que en sus cuadros, un pintor referencial y una persona de corazón inmenso: la galleguidad del Gijón junto con Laxeiro. Lodeiro se hospedaba en una pensión de la calle Prim; Ánxeles no se dónde. Pero ambos eran puntuales a las tertulias del Café. Y Anxeles dejaba su sello y su huella de estudiosa y de creadora multidisciplinar.

En la galería Ra del Rey, Anxeles Penas está exponiendo unos cuadros que demuestran su vitalidad intelectual, su eterna curiosidad por las corrientes del arte. En realidad, yo no hablaría de curiosidad, eso era antes. Ahora es una naturaleza indagadora, una vocación. Escultura, pintura, obra gráfica. Hay una ritualidad mágica en estas piezas, un mundo que enlaza con una liturgia rara, con más fijaciones en el misterio que en la historia; una liturgia lírica de tótems y culturas arcaicas.

La obra de Ánxeles Penas, aunque madura, es  una obra abierta. Quizá ha alcanzado su plenitud expresiva que vislumbrábamos en aquellos lejanos días del Gijón ,cuando nos invadía con poemas y pinturas un poco en agraz, pero de clara luz. Siempre supo lo que hacía y a lo que podía aspirar.

domingo, 22 de junio de 2014

TRAICIONES DEL SUBCONSCIENTE: LAPSUS DE ANA BLANCO EN LA PROCLAMACION.


Ana Blanco, posiblemente la más segura y con más oficio de las presentadoras de televisión española de todos los tiempos -y con más conchas de estrella indiscutida que un galápago- a doña Leticia, Reina de España,  la llamó doña Noticia. Una traición del subconsciente, un lapsus  de cuando, en televisión española, Leticia empezó a presentar un telediario y Ana Blanco le hacía luz de gas y pedía su cabeza cada mañana y cada tarde a los mandamases de la tele. Aunque Leticia se sabía protegida, se escondía en los lavabos para llorar a solas porque nadie la quería,  y menos que nadie Ana Blanco; sólo el Príncipe. Ya empezaba su calvario de princesa.  El lapsus de quien nunca los comete no ha pasado inadvertido. El poco rato que seguí la ceremonia me fijé en si la señal de dentro del Congreso era mejor, peor o distinta que las otras. Me habían enterado, a lo peor he sido el último,  de que Televisión Española no puede entrar en  las Cortes porque la exclusiva de imagen la tiene Teléfonica que luego vende la señal a quien se la compra. O sea que la proclamación de Felipe VI, Rey de las Españas, la hemos visto por la televisión estatal, pero no era de la televisión estatal. Hay muchas formas de privatizar y esta es una. Otra son algunos teatros institucionales cuya burocracia económica está   en manos de empresas privadas encargadas de su gestión.

 Y en toros pasa algo parecido. En algunos pueblos de Iberia aficionados y oposición se le tiran a la yugular al alcalde, sea del signo que sea,  cuando pretende rentabilizar una plaza de toros, con gestión municipal, en vez de subvencionar a empresas organizadoras de la Feria. Son pecata minuta, pero  indican que la naturaleza del Estado que nos muele a impuestos es una naturaleza privada; es decir al servicio de la clase dominante.

El rey abdicado y abdicante, Su Majestad Juan Carlos,  está mal. Se le vió en los saludos protocolarios del Balcón, solo hay un Balcón: el de Franco de la plaza de Oriente. Yo le dediqué a este Balcón parte de un libro de mala fortuna, que se titula Mujeres en la memoria; rechazo y seduccion del felipismo. Al Rey padre le fallan las piernas, le falla todo. Parece un dominguillos, un tentieso que tiene el tieso, pero le falta el pie. Un soplo, una caricia, una efusión lo puede derribar. En esto ha quedado la célebre cirugía de un médico español, cerebro de la medicina de EE UU llamado por la Casa Real para hallar el Bálsamo de Fierabrás. Estaba mejor cuando lo cuidaban los doctores  Angel Villamor y Rafael Durá, de Iqtra, sin que yo quiera decir con esto que Villamor sea irremplazable y que no haya otros grandes traumatólogos en España. Recuerdo al difunto doctor Miguel Angel Martí Esteve, un genio, amigo de Bergamín, Barros y otras lumbreras,  que hace 25 años, en mi primera cirugía, me puso casi a torear. Y a Carlos Martí, su hijo y sucesor.  El Rey estaba mejor cuando lo veíamos salir del hospital San José gastando bromas y con cierto cachondeo, pensando acaso en irse a cazar los elefantes de Corina u osos borrachos en lejanas tierras. Que le quiten lo bailado;   en materia de fornicio y de bebercio buena y envidiable vida se ha pegado, Majestad.

 Majestad, ya no estamos para nada con esto de los huesos;  yo, por lo menos, tengo un pasar y como no soy cazador voy tirando con una muleta ortopédica que, además, es de diseño.  Incluso, las pocas veces que  voy a una plaza de toros, me permito un chiste muy celebrado por los aficionados: “esta tarde los únicos muletazos van a ser los mios”. Descanse, Majestad; en Iqtra hay buenas/os fisios: Carolina, Patricia, Ana, Jose, José Luis, Jesús,  por cuyas manos pasan lo mejor de la torería y la  gente de la farándula. En la Asociación de la Prensa -clínica  Freitag- tenemos a la señorita Gaviría, pero usted, Majestad,  no es periodista. Y lo siento por usted, tan ducho en seducciones Muchos periodistas que escriben con los pies, se fingen inválidos para que los traten  Freitag, señora Viernes,  y la señorita Gaviria, que son un amor, dos amores. Y cuando salen,  esos periodistas escriben mejor, palabra.

jueves, 19 de junio de 2014

EL MEJOR ALCALDE, EL REY



No se trata de quitarle el sillón de la Villa ni la vara de mando de Madrid a la alcaldesa Doña Ana Botella  y que el flamante rey, Felipe VI,  se dedique a la política  municipal. Para eso no habríamos casado con un príncipe a doña Leticia miembro de la clase menestral. Tengo ganas de que llegue agosto para ver si la Susi, el querido personaje de Eduardo Mendicuti en las páginas veraniegas del Mundo, sigue llamándola “mi Leti”. A Mendicuti nunca me lo pierdo y este agosto menos; a no ser que las ráfagas atemporaladas de las procelas periodísticas hagan  naufragar a la Susi, lo cual a mí me causaría una pena imponente.

El mejor alcalde, el Rey es una obra de  Lope de Vega en la que Su Majestad, advertido de que un noble, don Tello,  ha mancillado el honor de una aldeana, llega al pueblo de la deshonra, matrimonia  a don Tello con la deshonrada y luego lo ejecuta. Un buen Rey: restaura el honor de una labriega pobre aunque hidalga, y castiga al bandido que, prevaliéndose de su condición  nobiliaria, asaltó su virginidad. En los predios rurales somos así: pobres pero honrados, vírgenes  y con nobleza acrisolada. Algo de esta hidalguía les vendría bien a los políticos españoles para acreditar una honradez que no tienen. Y hablo de honradez, no de honestidad que atiende sólo a las cuestiones de la entrepierna y el fornicio, como muy bien señalaba estos días atrás un comunicante de tuiter, Justine es su avatar, creo.

Me ha venido esto a las mientes al ver los fastos un poco domésticos de la proclamación, este glorioso dia del Corpus de alfombras de flores, toros y misterios eucarísticos por los pueblos y ciudades de España. Lo cual que nada tiene  que ver una cosa con la otra; pero el subconsciente es un laberinto oscuro y nos sorprende con extrañas asociaciones de ideas. No necesitará Su Majestad Felipe VI  proteger a ninguna doncella, porque son otros tiempos de los vivió  Lope y acaso ni queden doncellas ni las míticas y bíblicas once mil vírgenes, si es que existieron. La corrupción, Majestad, esa es la cuestión. O sea la honradez, no la honestidad que pertenece a la intimidad personal. Y el paro, consecuencia, en parte, de la corrupción y el expolio. Palo duro, en lo que esté en su real y magnífica mano que, a lo peor, no es mucho. Como los reyes justicieros y los hidalgos agraviados de las tragedias de Lope y Calderón de la Barca.

De toda esa parafernalia metafórica y dramática yo me quedo con unos versos memorables de Pedro Crespo; ante la demanda de respeto del violador afrentado -capitán don  Alvaro- el alcalde le contesta que con respeto le pondrá los grillos, encarcelará a su tropa  y “con muchísimo respeto/ os he de ahorcar ¡vive Dios!”. Yo no llego a tanto como Pedro Crespo ni vos, Majestad,  estais obligado a más. Quienes creen que  República no es siempre sinónimo de justicia social y de izquierda emancipatoria, esperan algún gesto de que Monarquía no debe ser, necesariamente, sinónimo de cortesanía  afanadora.  

miércoles, 11 de junio de 2014

EL HIPOTÉTICO Y NO IMPOSIBLE REPUBLICANISMO DE UN REY.

Otra actualización de un tema que sigue siendo de "candente actualidad", que diría un periodista combativo, y que requerirá sucesivos añadidos. La cuestión Monarquía-República no sé si es "candente",  pero quema. Y la calle, que es la medida de todas las cosas, anda revuelta. Cayo Lara, al parecer, quiere convocar una manifestación a la misma hora y con el mismo recorrido que la comitiva real el dia de la proclamación. ¿Eso es bueno o es malo?; ¿de quién es la calle?. Fraga fue más claro que nadie: "la calle es mia". Pero son ganas de incordiar solicitar el  uso político de la street a la misma hora y en el mismo sitio que el cortejo real.  Yo  interpreto esa coincidencia como una manifestación de adhesión, de acompañamiento, un intento de republicanismo a la viceversa.  Yo creo que Cayo Lara tiene vista de lince y mira muy lejos. A la postre, mañana España será más republicana que hace unas semanas. Y  los mayores enemigos de Felipe VI y la Monarquía posborbónica no es la izquierda nominal y sistemática, sino los monárquicos con pedigree de rancio abolengo, las viejas casas señoriales, no me atrevo a decir nobleza, con aroma siglo XIX.  Detestan a Felipe y desprecian a Letizia, una infiltrada republicana  y proleta que se les coló en taxi bajo la heráldica de la Flor de Lis. La colgarían, en el sentido estricto de ahorcar, no de adornar.

Es de los monárquicos de quien debe guardarse Felipe VI. La gente del común ya sabe que República no es sinónimo de izquierdas ni de igualdad social. No hay duda de que lo más peor de la tan denostada segunda  República fue el bienio negro, republicano pero de derechas y reaccionario. Podemos, el partido que ha irrumpido en la política española con aires apocalípticos y justicieros tampoco dará cuartel a Felipe VI. Pero tranquilos, no llegarán muy lejos. Mucho ruido y pocas. Podemos no es un apéndice estrafalario del sistema, forma parte del sistema con otros truenos y otros relámpagos. El sistema  estaba incompleto sin esa franja de desheredados. Ahora nadie podrá decir que no somos una democracia ejemplar.



Añadido breve a esta entrada: ante la indigencia de  cerebros políticos con autoridad intelectual y moral para presidir una hipotética III República española, cobra fuerza la posibilidad  de que el Rey Felipe VI gobierne a título de Presidente Republicano. Eso exigiría ciertos retoques constitucionales absolutamente viables.

Otro pequeño añadido: Como puede comprobar quien siga leyendo, la única solución razonable para el llamado "legado Javier Villán" era firmarlo -excepto lo ya donado al Museo Taurino de Colmenar- como se ha hecho, con la Fundación Jorge Guillén de Valladolid. No se trata sólo de un legado, sino del estudio,  difusión y cuidado de una obra.

Día duro para andar por Madrid y más para un cojo como yo: ni un puto taxi. Huelgas, manifestaciones, algaradas en la calle. Sobre  la abdicación de Su Majestad, se  anuncian en el Congreso algunos votos de  chiste, que suenan a  pitorreo si no fueran indigencia mental. Bien  ido y mejor abdicado sea el Borbón; cumplió con lo que la historia de este país cafre y desventurado le encomendó.  Lo que  pase con Felipe VI dios o el diablo dirán. Confieso, sin embargo, que una República presidida por  alguno de los actuales prohombres de la derecha o de la izquierda, me pone los pelos de punta. No empecemos la casa por  el tejado y demos tiempo al tiempo.

Desayuno en el bar de al lado todavía con la vaga esperanza de un eurotaxi, para cojos y discapacitados,  que me ayude a algunos desplazamientos por Madrid que considero imprescindibles; nada de nada, nada hay imprescindible. Algunos esquiroles del taxi que conozco de otras huelgas temen a los piquetes y no es cosa de explicarles a los activistas militantes oíd vosotros, que llevo a un cojo. Lo único, las urgencias de los hospitales, supongo que con bandera blanca. Y me vuelvo a casa con la bolsa de periódicos, que los kioskos no están en huelga y sigo siendo un adicto al papel.

Me llaman algunos amigos de Palencia indagando sobre las causas concretas de la donación de mi archivo documental -cartas, manuscritos, documentos-  pinacoteca y  biblioteca, a la Fundación Jorge Guillén de Valladolid. Sólo hay una causa concreta; la mía de donarlo y la de Valladolid de aceptarlo y cobijarlo. Lo de toros está ya donado al Museo Taurino de Colmenar Viejo, menuda sala:  Sala Javier Villán. Una donación, al menos por mi parte, sólo exige una cosa: garantía de que el receptor la valore culturalmente y cuente con  estructuras  suficientes para gestionarla. El Ayuntamiento de Palencia carece de esos medios y el proyecto cultural de la Fundación Jorge Guillén tiene otro alcance y otro calado.

La cuestión del “legado Javier Villán” se ha convertido en elemento de discordia, aunque no demasiado, en mi querida Palencia. Creo que, en el fondo, lo que hemos hecho es quitarle un peso de encima al Ayuntamiento. La oposición sociata municipal acusa a los peperos de desinterés y desdén por la cultura. Como siempre: reyerta de partidos que, dicho sea de paso, me da igual uno que otro. Primero, Javier  Villán es una parte muy pequeña de la cultura palentina;  no ha lugar. Segundo, ignoro si otros grupos políticos de una ciudad tan enredada y enredadora, por muy levítica y hermosa que sea, tienen o tenían más interés por este legado.  No sé si había voluntad política; lo que no hay, en unos ni en otros, son medios; y sin medios, aunque la voluntad sea tortuosa e indiscernible, se acaba la discusión.

Si apenas existe viático  para mantener el imponente legado de Juan Manuel Caneja y  su Fundación ¿cómo van a distraerse medios para gestionar otro legado de mucha menor importancia? Para mí, vale más el puesto amenazado de un conserje de la Fundación, que el más valioso de nuestros cuadros, por mucho que Ana y yo  veneremos nuestra pinacoteca. Se interesan esos amigos y la concejala de Cultura, doña Carmen Fernández, también por el destino de dos retratos de Isabel -uno de Baltasar Lobo, otro de Javier Clavo- propiedad de Ana Merino Herrero por transmisión  testamentaria.  He ahí una prueba de que la cultura sí interesa al Ayuntamiento. Ana, por afecto a Isabel, asumió hace años el compromiso moral de que esos retratos se colgarían en la Fundación, junto a los cuadros de Juan Manuel. Nadie soy para contradecir ese designio.

A mí, lo que me gustaría es que todos los esfuerzos del Excmo Ayuntamiento  y los demás miembros del Patronato, confluyesen en sostener una Fundación que languidece, aunque sobreviva, y que fue posible gracias al esfuerzo de unos pocos y a la generosidad de Juan Manuel Caneja y de su mujer. Eso es lo más  importante. Eso y el Teatro en Palencia, cuyo Festival y Certamen de Textos tienen un bien ganado prestigio nacional y cuyo destino, honradamente, no veo muy claro. Y aquí paz y después gloria; bien están las cosas como están  y a quien dios se la dé San Antolín se la bendiga.

 Y ya que ha salido el teatro a relucir, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y el Carrión por  Palencia, me preguntan qué tal  lo de Israel Elejalde. Supongo que se refieren a El Sótano,  la obra de Benett i Jornet, que ha dirigido y se está representando en La Pensión de las Pulgas, porque en el Misántropo, como actor, Elejalde está fuera de toda discusión.  No tengo  inconveniente en calificar El sótano como una pieza de terror; de terror seco, bien construido, progresivo y opresivo, sin sorpresas gratuitas y  en la que la sabiduría teatral y la precisión verbal van abduciendo, poco a poco, al espectador. Para ese proceso de captación, Elejalde cuenta con un texto excelente y con dos actores Juan Codina y Victor Clavijo, llenos de recursos de la mejor ley; primero, la tensión inquietante e íntimamente violenta que imponen al diálogo;  segundo, acaso lo más difícil, la capacidad para que las emociones nunca desvelen una verdad que sospechamos pero no llegamos a adivinar. Desenlace abierto, aunque oscuramente provocador.  A Juan Codina, le recordamos por un papel también inquietante hace poco en El desahucio en la Sala Mirador.  

martes, 10 de junio de 2014

TOROS Y TEATRO; SINDICALISMO Y SINDICALISTAS. MASONES Y MASONAS.


Lo peor de estos Sanisidros es que no he podido ver a los amigos en las Ventas ni en los bares aledaños de discusión taurina, el ágora de Cúchares: Chuco, Basilio, Valderrama, Antonio Sánchez, Jose Luis y Julia, Paquito y Josefina, tantos y tantos que vamos apartándonos de las plazas o, por lo menos, restringiendo la asistencia a las mismas, acabando con las buenas costumbres. Lo mejor,  acabados los festejos taurinos, es qe vuelvo con más fe al teatro, con auténtico mono de teatro. 25 años he compaginado en el Mundo la crítica teatral y la crónica taurina, sin que ni uno ni otro se hayan resentido. Es hora de descansar y dar al teatro lo que  es del teatro. Y algunos muletazos en tentaderos.
 No me olvido la vertiente cultural que Carlos Abella imprime a los Sanisidros. Presentaciones de libros, entre los que destaco la novela de Celia Forneas, Recuerdos, y la biografía de Agapito García Serranito, el gran e infortunado torero de la sierra colmenareña: en ambas intervine junto a Antonio Lorca y junto a las autoridades y aficionados de Colmenar Viejo, mi otro pueblo además de Torre de los Molinos. De las exposiciones programadas por el gerente de Asuntos Taurinos de la CAM, la sorprendente y original Diálogo con el vestido de torear. Y otras dos verdaderamente memorables que han dejado huella: José y Juan y Camilo José Cela y los toros, ésta en el palacio de Cibeles.  Hoy por hoy, Carlos Abella insustituible: toros y cultura.

Abandono, pues, las Ventas y me pierdo  en el laberinto teatral de Madrid: docenas de obras, sobre todo en el circuito alternativo,  ecos todavía de la lectura dramatizada de La Argentinita, en el Maria Guerrero, un auténtico montaje,  dirigida por Santiago Sánchez. Me llaman de la librería Yorick, especializada en  teatro -función que antes desempeñaba La Avispa de Julia y de Joaquín- editora de  La Argentinita, no tienen caseta en el Retiro, su "caseta está en la calle Valencia 21, pero los libros de teatro y La Argentinita van bien.

Fallo de los Buero Vallejo, de Teatro Joven, de ámbito nacional: en torno a los 300 grupos de participación; patrocina Coca Cola, en medio de vendaval de Eres y conflictos sindicales, al parecer en vias de solución definitiva. Como ya se ha contado, el Ere y las ofertas de Coca han sido muy superiores y beneficiosos para los trabajadores: el doble de los dias y compensaciones por año que han pactado las centrales mayoritarias en las reestructuraciones laborales de su personal. Como Luis María Anson daba colaboraciones  y sustento en el “ABCC verdadero”, a Marcelino Camacho y yo soy un sindicalista póstumo, o sea de Marcelino y los compañeros mártires del tardofranquismo,  la cosa pasa de teatro a los actuales burócratas sindicalistas: respeto unánime al sindicalismo, pero  no a los depredadores que lo usufructúan.  El último cabo que queda por atar, al parecer, es Fuenlabrada y Coca Cola ofrece, al parecer, reabsorber a los parados que se descolgaron del Ere, en condiciones no inferiores a las de aquellos que se acogieron a los pactos.  Anson para demostrar su rechazo del boicot a la firma patrocinadora de los Buero, pide Coca Cola. Yo no puedo sumarme a la petición: siempre he sido de tinto crianza y últimamente añero, Ribera del Duero; clarete de Cigales y verdejo de Rueda. Lo cortés no quita los buenos caldos y eso lo saben Beatriz, Marcos de Quinto y Juan José Litrán.

 De este certamen de los Buero, han salido algunas luminarias de la farándula, entre ellas Natalia Huarte, premio a la mejor actriz hace algunos años y hoy estrella de la Compañía Joven de  Teatro Clásico. Natalia se ha incorporado a un jurado de lujo del que daré noticia, con el fallo, los próximos días. Mientras, la Unir,  prepara Almagro y cuida la gira de  El Jardín de los cerezos. Y  Teatro del Arte, santa santorum  antes de Angel Gutierrez, programa otro jardín de los cerezos, menos Vagtangov que el del niño ruso, menos Chejov también y menos  Stalisnauski ideado y dirigido por Rebeca Ledesma. Una compañía joven  monta, El jardín, la última clase, el último dia de curso en una escuela de interpretación. Vida privada, amistades, amores, rencores, enconos, discusiones entre escena y escena: una teoría, muchas teorías de interpretación. Un montaje didáctico sobre la vida y obra de Chejov; teatro dentro del teatro, muy fresco  y juvenil con Pirandello al fondo. Un recorte en las escenas iniciales no le vendría mal.

 Y en este ávido reencuentro con el teatro, Israel Elejalde como director de El sótano en La Pensión de las Pulgas, con un texto de Benet y Jornet. Volveré sobre él, pues siempre es atrayente que un actor de prestigio afronte tareas de dirección, produce cierto morbo. En el Español, Sala Pequeña, Novecento, un grandioso texto de Barico con un grandioso Miguel Rellán. Volveré sobre estos montajes. Y volveré a ver, si me queda un hueco,  la reposición de Conversaciones con Alá, que María Hervás   estrenó en Pequeño Teatro y que fue candidata al Valle Inclán. Quedo con Natalio Grueso para intercambiar libro: él me da su novela reciente y yo Historias golfas del Café Gijón.

Y sigue la Feria del Libro sin perder gas,  en la que, contra  mi costumbre, he firmado dos días  Historias intelectuales y golfas del Cafe Gijón;  Disbook caseta 136. Por la tarde gente del común, desconocidos; por la mañana gente del teatro y los toros; todos bienvenidos, aunque quizá conmueven más los desconocidos, que llegan desprecupados e inocentes, sin compromisos de amistad. Muy buena  experiencia en esta Feria, a la que hacía más de diez años no venía.

Una recomendación:

Masonas. Historia de la masonería femenina.- Edit.Almuzara. Autora, Yolanda Alba. Apasionante recorrid0 por el proceso que llevó a muchas mujeres de diversa condición y cultura a enrolarse en la masonería. El libro supone  un doble avance: el reconocimiento de los derechos de la mujer y un paso en el esclarecimiento del secretismo de la masonería, los masones tan desconocidos como mal entendidos. Una autora tan inquieta y plural como Yolanda Alba, tan cosmopolita y universal que nada de lo humano le es ajeno, ha hecho un gran trabajo: desvelar las razones que llevan a trastocar un sistema androcéntrico en otro más abierto en el que la mujer adquiere  protagonismo. Y de paso arrojar más luz sobre la Masonería que, como escribe Yolanda Alba, no es una secta, ni un poder político, ni una ONG, ni una religión. Es una forma de conocimiento,  de hombres y mujeres libres, sin credo determinado, ni partido político, ni ideología común  que tiende al progreso de la humanidad; Igualdad, Libertad y Fraternidad es su divisa: Sabiduría, Belleza y Bien.

   

domingo, 8 de junio de 2014

SAN ISIDRO. REQUIESCAT: MIURA NO FUE MIURA.



Lo mejor de la miurada fue un toro, el segundo, que no parecía miura, Jabonero de nombre. Temperamental, pero noble y rutinario. Encastado en cierta medida y con  movilidad; mas pedirle la vuelta al ruedo es de locos.  No sé qué dirán palmeros y especialistas; pero es probable que esta noche y mañana jaleen al mismo público que el otro dia censuraban con saña por aplaudir a los victorinos; ¡qué país, que paisaje y qué paisanaje! Esto es un contradiós. Lo encomiable del otro dia es que Victorino fue Victorino y lo censurable de hoy es que Miura no ha sido Miura. El tercero y cuarto, de nobles y apacibles, parecían juampedros; al quinto, inválido, le echaron los cabestros. Y el sexto,  muy flojo y mansurrón y de peligro sordo. Todos sin personalidad y de casta aguada. Todo es discernible y discutible; mas, pedir la vuelta al ruedo para el segundo solo puede obedecer a un momento de enajenación transitoria. Bien por el presidente.   El primero fue el peor, con los pitones en el cielo como si quisiera cornear la virginidad plateada de la luna. Rafaelillo, el león de Murcia, estuvo igual de mal en el malo que en el bueno. Y Serafín Marín, el exiliado de su Cataluña natal, el hijo de charnegos nobles y trabajadores, se estrelló de parecida forma que el murciano. El rey de este San Isidro finiquitado sigue siendo, por las malas Victorino; y por las buenas, Puerto de San Lorenzo.

De lo que podemos estar seguros es de que no saldrá de esta corrida ninguna propuesta para el Premio Paquiro. Ni siquiera a la cuadrilla de Javier Castaño. Porque, me pregunto yo, por qué el peonaje no puede aspirar a un Paquiro, que premia y la jerarquía. Marco Galán, David Adalid y Fernando Sánchez son excelente subalternos, con personalidad propia y forman un equipo conjuntado, pero están lejos del Paquiro, aunque más lejos está Javier Castaño. Ayer, por ejemplo, Joselito Rus, Curro Robles, aunque salieron mal de la cara del toro, pusieron  pares de buena ejecución. Hablando absolutamente en serio, yo creo que la gran hazaña, el gran acontecimiento ha sido la ciencia del doctor  Máximo García Padrós y su equipo, suturando heridas, restañando sangre, recomponiendo cuerpos. Ha sido una feria crudelísima con varios momentos críticos.

Que en estos momentos, a casi un año de la primera reunión del jurado, las redes sociales hayan empezado ya a discutir, unos con coña y otros en serio, sobre el Paquiro. Eso  solo ocurre con este galardón. Al Paquiro le precede su fama e incluso la profecía; lo cual demuestra su máxima importancia entre moros y cristianos. El Paquiro lo crearon Luis María Anson y Luis Abril, con el paraguas financiero durante años de Telefónica en solitario y últimamente en collera con Caixa Bank. Nunca se le ha dado a un ganadero y en ese caso Victorino resulta impepinable.  Hay más días que longanizas y queda mucha tela que cortar y a la vuelta lo enden tinto. ¿Cuántas vidas ha salvado García Padrós el último mes?. Eso es un hecho muy relevante. Si alguien lo propusiera yo lo apoyaría sin reservas; aunque antes, naturalmente, le pediría que se retirase del jurado. Pero me temo qe no. Ya hay amigos y colegas pensando en Perera y su conquista de  las Ventas; o  en el Corpus  próximo de Granada de JT.  

EL SINDROME VICTORINO: QUE VIENEN LOS MIURAS


EL SINDROME VICTORINO-ALIMAÑA: QUE VIENEN LOS MIURAS

A propósito de mi declaración el otro dia a vuela pluma de la Rioja como cuna del castellano; un capotazo literario al toreo de Diego Urdiales y a sus seguidores, mis amigos. Releo todo o casi todo de lo que el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, con Santonja a la cabeza, ha investigado y escrito sobre la cuestión. Como de costumbre, el catedrático Gonzalo Santonja le pega un vuelco a la historia. Ya lo hizo hace no mucho con las teorías cronológicas orteguianas de la corrida, haciendo retroceder en algunos siglos el origen de su actual estructura. Deducciones inmediatas; el castellano nace en la calle, brota por generación necesaria  y exigencia natural de las gentes que ya no podían entenderse en latín o lo hacían con dificultad. Sus orígenes son anteriores en dos siglos a las Glosas Emilianenses, que datan no del siglo X, sino de mediados del XI. Imprecindible para estas cuestiones el Cartulario de Valpuesta,  una joya de dos tomos editada por el Instituto y ya casi agotada. Vean ustedes dónde nos llevan los toros. Empezamos con una verónica o un natural de Diego Urdiales y acabamos en las Pizarras Visigóticas y su parentela. Y a Por los albores del toreo a pie. Aclaradas estas cuestiones lingüísticas con aroma de Berceo, volvamos a los toros: el síndrome del victorino alimaña sacude y condiciona la tarde, última de San Isidro 2014, de las Ventas: que vienen los miuras.

Así que antes  de que se desate  la guerra de los toros de Zahariche, si es que hay tal guerra, otro paseo por la Feria del Libro. Un título recomendable: 

Otras vanidades.- Poesía, Endymión. Daniel G. Sanguino. He compartido muchos ratos esta feria con Daniel, de Disbook. Somos colegas de colección, él mucho más joven. Y recuerdo a Jesús Moya, sus libros, su generosidad y su albergue de gatos. Sus ediciones sobre todo. No hay poeta español, creo, al que Jesús  Moya no le haya prestado ayuda u oportunidad. Como si fuera uno de sus gatos menesterosos y comunistas. Todos los gatos de la calle Cruz Verde donde Jesús Moya, viejo pilar de Edit. Ayuso, tenía Endymión,  acababan siendo rojos. No sé en qué se les notaba, pero lo eran. Por si acaso lloviera, cosa no infrecuente, en la Feria del Libro, les recomiendo estos versos de Otras vanidades: “El sutil perfume de la tierra mojada/ me llena de una extraña emoción”.  Hay más y mejores,  pues este poemario de intención totalizadora, tiene la insólita extensión de 200 páginas.

 

sábado, 7 de junio de 2014

FERIA DEL LIBRO: UN AMIGO CON 27 PAPAS. VENTAS, GUERRA DE LOS VICTORINOS


Tras la batalla  de ayer de los victorinos en Las Ventas, peor que el desembarco de Normandía, precisamente en el dia justo del aniversario del dia D,  llega la posguerra, la calma de una tarde de caballos; pero la Guerra Fría entre el sistema y los aficionados persiste. Mañana deseo unos miuras apacibles para la terna, en la que está Rafaelillo,  que durante toda la tarde tendrá  en áscuas a Pepe Lucas, el pintor volcánico, mediterráneo y murciano. Como se cuenta por lo menudo en Historias Golfas del Café Gijón, hubo un tiempo en que a José Lucas dejé de citarlo en mis crónicas. Hoy, a expensas de lo que pueda ocurrir mañana con Rafaelillo y Castaño y Serafín Marín con los miuras, lo recupero con todos los honores.

Sabia decisión de la empresa de Madrid poner una de caballos tras el duro rifirrafe de los victorinos, la corrida del terror, el salario del miedo como escribe Carlos Ilián en Marca. Un respiro y el domingo, la miurada ausente muchos años de Madrid; que salgan miuras de fresa y nata, como los victorinos del interregno, o la vamos a tener otra vez. No hay que engañarse, en esta trifulca en la que a Victorino Martín el sistema se le ha tirado a la yugular, se plantea más que los problemas de una corrida: está en juego una idea de tauromaquia.  Tengo yo que llamar a Luis María Anson, al propio Illán, a Luis Abril  a  Fernando Almansa, presidente del jurado, a ver si al fin premiamos a un ganadero. El Paquiro ha distinguido a intelectuales como Gimferrer y Vargas Llosa, a la Junta de Bilbao en la persona de Javier Aresti,  a toreros insignes en proporción  casi exclusiva  y excluyente. Es hora ya de que elijamos a un ganadero: mismamente Victorino Martín, si no pega el petardo en Bilbao. En el Valle Inclán procuramos que estén representadas todas las vertientes de la farándula, aunque predominan los cómicos y cómicas. Pues lo mismo en el Paquiro. Hay más días que longanizas, pero convendría que fuéramos pensándolo.

En ausencia de toros está tarde Feria del libro o Teatro. O las dos cosas. La Trinidad non sancta de toros, libros y teatro es un buen sostén para andar por la vida. De todos los amigos que han  pasado por la caseta de Almuzara, 136, a que les firme Historias Golfas del Café Gijón ha habido un encuentro especialmente conmovedor: Javier Ruiz Martín, al que conocí de niño y que, por esas cosas imprecisas e iluminadas del lenguaje infantil, me llamaba sobrino. No lo reconozco; y sólo cuando se le saltan las lágrimas al decirme que Eduardo, su padre, y Andrés, su hermano,  han muerto, recupero a aquel niño y listo de hace cuarenta años. Y recuerdo las ensaladas de tomate pelado, especialísimas, de Pepita, la madre. Eduardo Ruiz es un gran poeta de un solo libro, Sobre los unicornios y otras crónicas,  que publicó en Colectivo 24 de Enero, una colección fundada por  Emilio Sola, Javier Reverte, Pablo Jiménez, Francisco García Navarrete y yo. Todos tienen un lugar en el archicitado  Historias intelectuales y golfas y a Javier Ruiz le tiemblan las manos cuando abre el libro,  memoria de su padre.  Ha salido también escritor, aunque no sé si también poeta y me trae un libro que recomiendo:

 Los 27 papas del cardenal Belluga.- Editorial funambulista. Javier Ruiz Martín lo ha traducido del latín, partiendo de unas crónicas del cardenal encontradas en la biblioteca del Vaticano. 27 semblanzas de 27 papas trazadas por el cardenal Belluga que, consciente de sus debilidades e insuficiencias, se negó a aceptar el capelo cardenalicio. El Papa Clemente XI le sometió al voto de obediencia y esa experiencia, de forma mordaz y con una pluma implacable y ligera,  es la que narra Belluga, obispo de Cartagena, a lo largo de estas páginas. 27 Papas, 27 biografías, 27 retratos que demuestran cómo, bajo la autoridad divina de la silla de Pedro, aquellos seres  eran, antes que nada, hombres de carne con sus miserias, muchas,  y sus grandezas, algunas. Algo así como el poder, la gloria y  la cruel contradicción. Javier Ruiz  Martín me dedica el libro en el recuerdo de su padre y en nombre de sus hermanos y su madre. Dios te lo pague. De vuestra casa del Paseo de la Chopera, hace muchísimos años, salí vestido de ceremonia para mi boda con Ana.   

viernes, 6 de junio de 2014

SAN ISIDRO; UN VICTORINO DESCUBRE LAS LIMITACIONES DE AGUILAR

Después del gran toro, el tercero, llamado Vengativo, la casta brava y dura tiene un nombre: Victorino Martín. El cuarto no fue tan gran toro, pero también puso en evidencia las limitaciones de Antonio Ferreras. Los diestro no pudieron con los victorinos y, por degracia, los subalternos se llevaron la peor parte;  Manolo Rubio se fue al hule. Gajes del oficio,

La  función crea el órgano. Es decir, un suponer,  que dirían en mi pueblo de Torre de los Molinos, la costumbre del toro bravo y duro crea la técnica lidiadora. Cuando los toreros se acostumbran o exigen el  ovejo, se encuentran en situaciones como la de ayer: a la deriva. O sea y por  no meterme en cuestiones de biología y fisiología placenetera; cuando menos se ejercita el órgano, más innecesario es. Esta es la cuestión: órgano y función.  El órgano del torero, la técnica, desaparece porque con el toro pastueño y mansurrón no necesita  ejercitarla. Lo demás es cuento.

 Honra y honor a Victorino Martín. Y, por supuesto, honra y honor y a los matadores y a todo el que se viste de luces; pero los victorinos fieros de ayer  han puesto en entredicho a  toreros que  admiro: Aguilar,  Ferreras y Uceda Leal, a este menos porque sus toros eran digamos más normales. 
Resumiendo, el fracaso de ayer de Aguilar y de  Antonio Ferreras pone sobre el tapete la cuestión primordial de estos tiempos: el toro bravo, la verdad del toro frente al apacible conformismo de los toreros. Desconocen la función y, por lo tanto, carecen de órgano: la técnica lidiadora. Mi solidaridad con  Manolo Rubio, un puntillero roto por el arreón  de un manso encastado, en el último momento. A los 63 años, maestro,  lo mejor es no vestirse de luces y plata. Y menos delante de un victorino. Que los sentimentalistas me expliquen esto.  A Venancio Venero, en Bilbao, le pasó lo mismo. No recuerdo con qué ganadería.

jueves, 5 de junio de 2014

SAN ISIDRO; DOS OREJAS EN UN TORO PARA SALIR A HOMBROS. URGE.

En la Beneficencia estuve en Las Ventas con Javier Cacho y con Ernesto Caballero; y hoy he estado acompañado por Antonio Piedra, de la Fundación Jorge Guillen, de Valladolid. Una corrida iniciática, la primera que veía en su vida este experto en muchas cosas, menos en toros. Yo le había recomendado fijarse en Manuel Jesús el Cid y su izquierda y luego ocurrió que  el Cid  toreó mejor por derechazos que por naturales. Que matara de forma infame cuando, probablemente , tenía la vuelta al ruedo asegurada, no es nuevo. Manuel Jesús es un gran torero y un matarife.

Luego vino Daniel Luque   y Piedra, que hace unos años me publicó uno de los libros que más me gustan, Memorial de insomnios,  se quedó fascinado con el sevillano. Es lo mejor de llevarse a los toros a un neófito virgen de todo conocimiento; la Fiesta le entra por los sentidos, por intensidad emocional inmediata, sin tecnicismos. Se quedó también perplejo por las banderillas de Juan José Padilla, en especial  el par en la modalidad del violín.

Pero ja revelación para Antonio Piedra fue Luque en una tarde luminosa, de ramalazos salvajes: heterodoxo dentro de una ortodoxia capotera, refrescante, agil, perfecta: lo clásico y la improvisación; la sorpresa, el adorno por bajo, la trincherilla...Y luego, con la muleta, los cambios de manos y cierta ralentización del muletazo dentro de una matemática desbaratada y sin fórmula precisa. Ha vuelto el imprevisible Daniel Luque, ha recuperado  las Ventas con la fuerza de un novillero en agraz y un matador más asentado, sin la demesura de antiguas ambiciones irracionalistas. De golpe, Luque se ha hecho adulto.

Dicho esto  y sin ánimo de restarle meéitos a su salida a hombros, convendría repensar la suma orejil venteña para abrir la Puerta de Alcalá. Es poco razonale que una oreja en cada toro, acumulen el mismo premio  que dos orejas en uno solo; el ejemplo de La Maestranza y el País Vasco no debiera desdeñarse. No todo lo que viene del Norte y mucho menos del Sur, en cosa de toros, debe ser desdeñado.

En resumen, Antonio Piedra volverá a los toros. Se le notaba en la fascinación por los enigmas, la geometría, las curvas y las rectas del trazo torero: por el colorido de los tendidos, por los severos juicios sin apelación del respetable. Por el espíritu plebiscitario de la masa.
La corrida de Puerto de San Lorenzo, por su blandura y su flojera inicial amenazaba desastre. Se devolvió el primer astado y los dos siguientes también debieron marcharse a los corrales. Pero la casta de los atanasios remontó, especialmente en el tercero. Ahí empezó el milagro de la transfiguración y la segunda parte fue ejemplo de razonable bravura sin excesos, de temperamento  y de movilidad. Eso se llama casta.

SAN ISIDRO. LA ULTIMA BENEFICENCIA; VA POR USTED,MAJESTAD



La crónica de este dia de Beneficencia es una crónica rara. El rey cesante, el Borbón torero y cachondo, preside desde el palco  de las Ventas. No hay convulsión, creo yo, ni a favor ni en contra. España es así, señor. Unos aplauden otros callan, dos toreros le brindan un toro y el otro no. Bien, vale. mientras esto no se convierta en una querella más, y fratricida, monárquía- republica, al final, todos  contentos. Bien marchado señor. Me siento republicano, pero sin demasiadas convicciones. Al final no sé qué es peor, Felipe VI o Aznar, por ejemplo. Este país es la  leche. O morimos de cuchillada o de pistoletazo. De momento me quedo con Felpie VI  y con la Leti. Luego, dios dirá. 

Corrida de Beneficencia con Juan Carlos I en el palco regio, por última vez. Al final los toreos subirán al palco, abrazarán al Borbón igual que antes abrazaban a Franco  y aquí paz y después gloria. Adios, señor, y gracias por los servicios prestados. El brindis del Juli fue muy cortesano. Supongo que algo así estará pasando en el palco y luego en la sala de ágape y recepción: cortesanías. Guárdese, señor de los cortesanos. Del pueblo, usted ha tenido que temer menos.
 La corrida de la Beneficencia, a beneficio de qué, una vulgaridad mediocre. Los toreros, además, cobran un pastón. Nada que objetar, pero que le quiten el marbete: Be ne fi cen cia. Eso era antes. Me he llevado para tan magno acontecimiento a un amigo, Javier Cacho, el mejor de los Cacho, y a otro amigo, uno de los mejores del teatro español, Ernesto Caballero. Ernesto no debe avergonzarse, y no lo hace, de ir a los toros;  y aprende con sensibilidad rápida;  el mejor del 98, Valle Inclan del que Caballero sabe un güevo, veneraba a Belmonte. A Caballero le gusta Fandiño; no es lo mismo que Belmonte, claro. Fandiño cortó ayer una oreja que, comparada con la   que le regaló a Julián López la primera plaza del mundo, es una oreja de oro. Bueno, se la regaló el presidente porque los tendidos, sobre todo el 7, se cabrearon con Julian.
A Fandiño le sobra cólera toreando y le falta despaciosidad. Comparado con el trofeo a un Juli encorvado siempre y crispado, lo que no hay que confundir con el poderío, pura gloria. Pero tampoco hay que engañarse: así Fandiño no llegará más lejos de donde está. Alejando Talavante, en el limbo o si se prefiere, en la inopia. Claro que con una corrida tan vulgar e impropia como la de Alcurrucen no se le puede pedir más.

Javier Cacho y Ernesto Caballero se meten en la gresca del aluvión y el torrente de la plaza, desangrándose por el patio de arrastre. Los pierdo, los reencuentro. Me parece importante que uno de los grandes dramaturgos españoles, director además del Centro Dramático Nacional, venga a los toros. No me suicidaré si los toros desaparecen, pero me parece muy bien  que  los poetas y el teatro español piensen, al menos, que no son una aberración moral.

Y un milagro comprobado: la bella Elena existe, me choqué con ella en el maremágnum, Elena García Salamanca,  corriendo como en la tele del Plus, "que me voy al palco, que ya subo".  Pues bueno, pues vale, pues vete al palco. Entre la muchedumbre, tan violenta y torrentera como el toreo del Juli, Fandiño, de Talavante,  Elena Salamanca parecía al luz del Plus zarandeaba por la muchedumbre.  

martes, 3 de junio de 2014

SAN ISIDRO. VENTAS PERERA. Y URDIALES PURO. RETIRO, GINTONIC ALMODOVAR.



Esta Feria de 2014 tiene ya un nombre: Miguel Angel Perera. Impepinable. Madrid y una parcela muy amplia del mundo de los toros es suyo. Es su momento, aunque a mí,  incluso tras esta segunda salida a hombros, me parece impropio hablar, todavía,  de la "época Pereda".  Impropio  e imprudente. En tiempos, tras una faena más firme que perfecta como la de ayer de Perera; tras una faena de pureza de Diego Urdiales, aunque sincopada,  sé lo que hubiera ocurrido al finalizar la corrida: fiesta flamenca, da igual la Suma de la Abadia de la CAM, la Quimera o Sala García Lorca y, en su defecto, noche de vino y de claveles. Hubiese llamado a Pepe Rioja, Luis Domínguez, Pedro Mari Azofra, Mariam, Paco, Marisol, Carlos y todo Logroño si es que la Rioja, además de ser la cuna del castellano, sigue siendo  taurina y peregrinante detrás de Diego Urdiales. Noche de vino, claveles,  palmas y quejíos jondos.  Y acaso también de  gintonics, que para todos los paladares hay sabores. Yo tengo esos recuerdos flamencos y vinícolas de Logroño, pero hace casi cincuenta años que olvidé el gintonic, una pasión que amenazaba convertirse en letal: el placer de la muerte.

Hoy recupero la frescura adolescente de aquellos  gintonics   gracias a un libro de lujoso primor de Miguel Angel Almodóvar, un antiguo colega de nocturnidades, pero sin alevosías. A Miguel Angel lo recuerdo como poeta, experto en pintura y organizador de libros de poesía y pintura; también a lo grande como este titulado El arte del gintonic (Edit. Oberon). Y ahora me lo encuentro como sabio y revolucionario de aquella coctelería  en la que  nos bañábamos la gente del 69 o así. Como experto y sofisticado gastrónomo se  presenta Miguel Angel Almodóvar, rodeado de barmen de nacional e internacional prestigio. No sé si Almodóvar es gastrónomo sofisticado y universal; pero me ha fascinado  la gama de   ginebras, toques culinarios y tapas de acompañamiento y horas del dia  que maneja. Y coloraturas de esas horas y del cóctel resultante tras el ajetreo de sabores y combinaciones. Ganas me están  dando de volver al gintonic, pero hace siglos que mandé al museo mi coctelera.

Antonio Ferreras está en la  plenitud dorada, clásicamente otoñal que algunos vaticinaban cuando la orfandad de sabiduría de algunos otros pretendían emparejarlo en collera con David Fandila. Acabó borrando las banderillas de un atleta muy respetable como Fandi y, ahora, en cuanto a torería,  Ferreras va camino de la maestría. y la perfección.

Muy  poco toro, endeble, blando de remos y blando de carácter para un torero tan recio y con tanto poderío como Diego Urdiales, otro diestro que, tras una senda de espinas, tiene un lugar de respeto y excelencia  en el escalafón. Diego Urdiales salió vestido de verde,  nada que ver con el sangre de toro o rioja profundo que le prestó a Maite Túrrez para su Diálogo con el Vestido de Torear; ni comparación. Con ese vestido, el de la primera oreja en Madrid, cualquiera. Bueno, cualquiera que sea Maite Túrrez.

  Muy poco toro el inválido, segundo,  de Adolfo Martín para torero tan firme. Y si me apuran poca corrida para cartel tan grande y tan templado en la plaza de Madrid: Ferreras, Perera y Urdiales. Blanda y sin fondo, que es lo peor que puede ocurrirle a este ganadero, un rey de las Ventas. Para mal lidiar reses así de flojas no se necesitan toreros tan poderosos, si bien todos demoostraron, en especial Perera, que el poderío también vale para apuntalar toros flojos  Serios y bien armados de pitones, pero desarmados por dentro  y con las patas de trapo. El quinto, un torazo con poco alma. Y Diego Urdiales, un torerazo: profundidad, técnica que no siempre entendieron los tendidos; aroma viejo, despaciosidad que sí entendieron los tendidos. Pureza.  El sexto, otro torazo y el de mejores condiciones. del encierro.  La izquierda de Perera, y la derecha, puso a la Ventas de pie. Esta Feria tiene un nombre: Miguel Ángel Perera. Dos Puertasgrandes y ayer, algunos naturales incuestionables. Su momento, su poder. Y su confianza en sí mismo.

 

FERIA DEL LIBRO; POESÍA DEL DOLOR

No  sé muy bien por dónde va la poesía de este momento ni qué cantan los poetas españoles de ahora. A veces, cuando nos reunimos para cosas de teatro, Jaime Siles al tanto siempre de todo, me comenta libros y nombres que me resultan extraños; extraños y lejanos. Otras veces escucho a Antonio Lucas, que lo tengo más a mano en la redacción del Mundo. Este extrañamiento es sin duda culpa mía que, en esto de la cultura, empiezo a parecerme alarmantemente al Borbón abdicado: me he entregado más a los toros que al poema; sanseacabó. Prometo enmendarme y no estaré más en un tendido si no es acompañado de un poemario. O, mejor aún, de la poesía taurina que, por los campos de Castilla, de la mano de Gonzalo Santonja y el Instituto castellano y leonés de la Lengua, en la voz primordial de Victoria Vera, hemos ido sembrando a voleo en los últimos años. Poesía y toros, Majestad: no es mal binomio.

No sé por dónde va la poesía española de ahora, pero tengo en mi mesa tres libros, cuyos títulos por sí solos conmueven e inquietan: Los desengaños, de Antonio Lucas; Áspera nada, de Juan Meseguer y La hora del lobo, de  Javier  Magano. Los tres títulos evidencian un inconformismo y, seguramente, una diatriba y un compromiso y muchas denuncias, palabras devaluadas por una historia inconclusa; son libros de poetas jóvenes en cuyas manos hay que poner el futuro de la poesía. En cierta medida en manos de Antonio Lucas ya está, como puede estarlo el periodismo de combate y trinchera. Lucas es un articulista excepcional que, como en poesía, tiene por delante un camino largo.

Los desengaños.-Visor.- Es el último premio Loewe. De una madurez inquietante, de unos 38 años todavía aurorales, por los que parece ha pasado toda la historia del mundo: sus catástrofes, sus infamias, los gozos humillados; tanta desafortunada esperanza y tanta revolución de los sentidos devorados; tanta impostura y tanta política menestral y canalla. Inquieta este libro. Por el lenguaje, por la palabra nítida e incandescente. Por el miedo al futuro que no logrará redimirse ni siquiera recurriendo a los fantasmas del pasado. Cualquier cita, al azar, valdría para definirlo. Y al azar escojo esta: “Pero aún no ha saltado el frío de las ramas./ Aún lo oscuro anuncia un álgebra muy loca./ Aún vivimos de alquiler, de sueño a sueño/ y nunca estamos del todo en las palabras”. La palabra podría ser nuestra salvación y más en periodistas como Lucas; pero ni eso.

La hora del lobo.- Edit Vitruvio. Juan Magano. Primer libro, y no lo parece, de un autor novel, que tampoco lo parece. Escribí de él hace algunos meses y en todo lo que dije me reafirmo. Poesía del laberinto emocional, muy lúcida, cargada de símbolos y de amenazas. Poesía culta, sensorial, con destellos demoniacos y luces arcangélicas. Aunque lo afirme su biografía y su bibliografía, resulta difícil creer que sea un poeta primerizo. Y, si un poeta se define por sí mismo y por sus fuentes y los magisterios aceptados y reelaborados, he aquí una muestra: “no hay para la belleza más origen que la herida” (Jean Genet). O esta otra de Marqués de Sade: “sostuve mis extravíos con razonamientos”.

Áspera nada.-. Edit. Rialp.- Juan Meseguer. Accesit   de Adonais en 2013. Nada mejor para definir esté áspero poemario, con indudables destellos de trascendencia supraterrenal, la fé como controversia y no como dogma no del todo dilucidada, que algunos argumentos del jurado para premiarlo: “visión desazonada y crítica de la realidad”.  Eso, y las demás razones del accésit, se resumen  en este verso de Meseguer: “sólo el que persevera en el dolor verá cumplidas sus certezas”.

Mientras dure la Fería del  Retiro ni un dia sin libros. Así que ya lo saben os aficionados taurinos. Si quieren enterarse de lo que pasa en mi diario de Las Ventas, tendrán que pasar por el aro de la poesía. La crónicas taurinas siguen colgadas en diariodejavervillan.blogspot.com