domingo, 26 de enero de 2014

MÁS LECTURAS, MÁS GOZO Y MÁS ESCAPARATE. Y TEATRO INVEROSÍMIL

El legado de Brecht.- Juan Antonio Hormigón. Publicaciones de la Asociación de directores de Escena

A simple vista y sin meternos en grandes y sesudas explicaciones, podría decirse que el legado de
Bertold Brecht es inmenso e incuestionable, aunque un poco menos en España donde casi siempre de le interpretó mal o incluso se le manipuló; sin mala intención pero sí  con cierto sectarismo político mostrenco. La teoría del distranciamiento  sevconvirtió en cartón piedra, en máscara inanimada de sí misma. Y la dialéctica en un doctrinarismo político de la libertad que se vislumbraba. ¿Han pasado los tiempos de Brecht?. Juan Antonio Hormigón no lo cree y yo tampoco. No son buenos tiempos para la lírica ni para a épica ni   para el drama. No son buenos tiempos`para nada y ahí la obra de Brecht, -sus personajes, su temática sus argumentos- son muy de nuestros dias. Y su teoría desde la bases lúdicas y a la vez comprometidas y testimoniales del Organon hasta el gran Corpus de sus escritos, Brecht es un autor y un director de nuestros dias. Hormigón señala que hay un legado  perceptible en la superficie y otro subterráneo, más alejado de exégesis  coyunturales. Hormigón se centra más en el descubrimiento de esta subterraneidad, que en la superfice obvia y más conocida. El teatro de Brecht afecta a la historia y al devenir de los tiempos y trata de resolver las contradicciones fundamentales de época; estas no son otras que las del capitalismo en una fase brutalmente  y aparentemente terminal, pero con evidente fuerza y potencia todavía para mantener sus estructuras. La pregunta que se hace Hormigón es clave: ¿qué puede hacer el teatro para contribuir a una conciencia emancipatoria?.  ¿Cómo puede llevarse a escena ese privilegio, muy limitado, de las artes, para contribuir a la transformación del mundo?. Y entonces, claro, Hormigón recurre a Bertold Brecht.

El egoista.María Rosa Gálvez. Versión, Juan Antonio Hormigón. ADE, Serie Literatura dramática.

Esta obra nunca llegó a estrenarse, pero podría estrenarse en estos tiempos en los que el terrorismo doméstico  del macho causa más muertes que el terrorismo político de ETA. María Rosa Gálvez es definida por Hormigón como la escritora más notable de la ILustración: actitud crítica y renovadora, necesidad de un cambio moral en la sociedad española basado en una revolución legisladora que favorezca  la presencia y los derechos de la mujer.  Puede que Gallardón  la hubiera llevado a la hoguera, aunque la defensa de la mujer María Rosa Gálvez la sitúa prudentemente en el divorcio. El egoista se escribió a caballo entre el siglo XVIII y XIX ( Gávez vivió poco 1768-1806) y aborda temas tan oscuros entonces como contemporáneos nuestros: el maltrato conyugal, la violencia de género. Quizá, todavía, nadie se atreva a montarla; pero, al menos, conviene leerla.

Insólita experiencia en la sala TU:
Medito sobre mi pasión por el teatro y llego a la conclusión que es algo tan inexplicable y pérfido como un amor maldito. Acabo de llegar, hoy domingo mientras la gente hace ejercicios espirituales y deportivos ante el televisor, de una sala minúscula, la sala TU por el barrio de Malasaña con reminiscencias heroicas contra la francesada. Una sala de dieciseis metros cuadrados en la que conviven y evolucionan 11 actores y 60 espectadores. Jamás ví teatro tan directo, tan orgánico, tan inmediato, tan promíscuo. Tan imposible, por decirlo con una palabra a la que me resisto. Nápoles Millonaria, de Eduardo de Filipo, dirigida Francisco Vidal. Pero esto merece otro artículo: aunque conservo la respiración de los intérpretes adherida a mi piel: su respiración, sus rencores, sus sudores y ese temor superado del público que se les mete dentro del cuerpo. Hasta luego

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