domingo, 26 de enero de 2014

LA LECTURA COMO GOZO Y PLACER. ESCAPARATE DE LIBRERIA.

Acumular libros es una gozada. Y leerlos, más; eso es una obviedad. Aunque,  como decía no sé quién, no aprovecha todo lo que se come sino lo que se digiere. Me parece recordar que era doña Gertrudis Gómez de Avellaneda, pero no me atrevería a poner la mano en el fuego. Indicativo de la cultura de una persona que visita tu casa y se queda pasmada ante los miles de libros, es la pregunta tópico: "Y ¿los has leido todos?". Pues sí, dejéemoslo en casi todos. Algunos se solventan con  el prólogo y otros con la solapa y contraportada. Otros esán sobados, requetesobados, subrayados, anotados. A casa siguen llegando libros, además de los que compramos de motu propio. Y no se tira de un sencillo opúsculo. Es como el síndrome de Diógenes en positivo; no se trata de acumular mierda, sino saberes, conocimiento, sabiduría; aunque no siempre y uno acaba por preguntarse para qué sirve leer tanto. Si la respuesta  no es para gozar, por puro placer de leer, ,mala cosa. Borges   lo decía: "puedo no estar orgulloso de lo que he escrito, pero sí de lo que he leido. Mentía en parte; orgulloso estaba de lo que había leido y también, y mucho, de lo que había escrito. Pura pose. Lo que se dice tirarse el nardo.

Últimos libros recibidos de la ADE, al frente de la cual Juan Antonio Hormigon está llevando a cabo una ingente y ciclópea labor editorial. Hormigón tiene acumulado en su cabeza todo el saber del teatro. ¿Tendrá tiempo de leerlos nuestra gente de la farándula?. Les vendría bien, a todos nos vendría bien:

Erwin Piscator: Teatro, política, sociedad. Edición Cesar de Vicente Hernando. Publicaciones de la Asociacion de Directores de Escena.
Tres palabras, tres conceptos indisociables: teatro, política y sociedad. Hablando de teatro político, en Piscator está todo. Perseguido por los nazis, como Brecht,  ya había desarrollado en los años veinte los fundamentos de un teatro como análisis de la sociedad. Siempre polémico, siempres agudo y sagaz. Sin Piscator hubiera sido imposible el Brecht más dialéctico y didáctico; y tampoco sería entendible  Peter Weis ni el Teatro Documento en general. La formulación de un teatro del proletariado en el periodo de entreguerras y los fundamentos del Teatro Documento en los cincuenta y sesenta del pasado siglo. Su labor de director, con la cumbre de Guerra y Paz, sentó las estructuras de un teatro revolucionario y de agitación; un teatro que supuso, desde el plano de la dirección y desde su profundización en la práctica actoral y la iluminación, un cambio radical en la teoría y la práctica de la renovación escénica. Excelente edición de  César de Vicente Hernando de un volumen presidido por el rigor y por una idea capital "las características de la clase social dominante determinan las formas de la creación artística".  De ahí la preocupación de Erwin Piscato por fijar  un  teatro del proletariado y el Teatro Documento".

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