miércoles, 30 de octubre de 2013

TAN LEJOS DE DIOS Y TAN CERCA DE EE UU. (MEXICO I)

México en el corazón siempre, incluso ahora en el momento en que, tras evocar sus grandezas y generosidades, me llega el estruendo de la violencia de los narcos en Michoacán y la réplica del ejército. Años atrás nos llegaban las mujeres asesinadas de Chiapas, las tumbas del desierto,  que dio origen a una de las escenas más terribles y hermosas del teatro de Alex Rigola con texto de Roberto Bolaños, 2666. Qué rara ley indescifrable une la belleza,  la grandeza y el misterio de una gran nación, a la sangre y la violencia. México ha mamado mucho de esto en las fuentes de  la llamada madre patria .Hasta la banda en armas se llama Los Caballeros Templarios. Ignacio García tiene razón al darle ese sesgo de actualidad a la obra de Bergamín, La sangre de Antígona, en la que participa la UNIR. Vuelvo a recordar la vieja oración: "México, tan lejos de Dios y tan cerca de los EE UU". Recuerdo Sed de mal de Orson Wells; recuerdo,  hace unos meses, Arizona, de Juan Carlos Rubio, dirigida también por Ignacio García y magníficamenente interpretada por Aurora Cano y Roberto Calva, lo cual  nos lleva a los periodistas españoles García Garzón, (ABC) Justo Barranco (La Vanguardia), Miguel Ayanz (La Razón), Cesar López (El Periódico) a hablar de teatro, de actores y actrices,  de qué si no. A Rosana Torres (El Pais) la echamos de menos; al parecer sigue en coma. Un beso.

Me recuerdo con Ana hace 25 años en las viejas fotos de papel de las que nunca nos separaremos salvo con la muerte. Cuernavaca, Guadalajara, Chichen Itzá,  Chiapas. Fotos en el Zoco, rodeados de proclamas indigenistas, fotos ante los grandes monumentos al Sol y a la Serpiente Emplumada con un guia imponente como un  Dios,  "mero descendiente de Moztezuma". Y los murales de Rivera, Siqueiros, Orozco. A Siqueiros casi llegué a perdonarle que, por culpa de su estalinismo bestia, ametrallara a Trotski, aunque no pudiera acabar con él, labor que remató más tarde el español Ramón Mercader  Recuerdo el pánico   de   Javier Armada, compañero de la Escuela de Periodismo y cónsul entonces de España en DF, cuando le dijimos que queriamos recorrer el país de costa a costa y, además conduciendo Ana un coche alquilado y sin pistola, naturalmente. No pánico, terror sintió Javier Armada. Y nos ofreció, para compensar,  hacer una excursión, a Queretaro,  en la que yo me ponía ciego de mezcal como el cónsul de Malcolm Lowry en Bajo el volcán. Éramos más jóvenes y hasta yo, que nunca he sido un Allain Dellon, como me sugiere A. de Tocqueville, era más guapo. Ana resultaba  fascinante y más cuando perpetraba esos arranques aventureros de exploración conquistadora, o los ghetos de las galleras y la lucha libre. De verdad, creánme, nosotros los de entonces, ya no somos los mismos, aunque Ana conserve mucho de su misma mismidad.

Tras el estreno de La sangre de Antígona  comento de pasada estas cosa con Miguel Arrufat Consejero Delegado de UNIR al que le gustaría ver la corrida de la México. Vano intento; ni siquiera José Mata y Rudi, de Los toros en el Mundo, pueden hacer  nada; sólo queda  gallinero,   inaccesible en la MéxicoEn otra mesa, López Antuñano, Esperanza D,Ors, Ignacio Amestoy; y el Estado Mayor de la UNIR, Carlos Mayor, Presidente, finura de diplomático; y José María Vázquez, mesura y discreción de Rector .

 Lo he pasado en México mejor que el sufriente y triste Eugenio Noel cuyo Diario íntimo, editado por Almuzara tengo delante. El pobre Eugenio Noel solo ve en Mexico, hostilidad, miseria, canallismo, sobre todo por parte de la colonia española y en eso acasa tenga razón; la colonia española era la que era, el don Celes, de Tirano banderas:  tenderos, avaros, prestamistas, gachupines. Por encima de su antitaurinismo y su antiflamenquismo, Eugenio Noel tenía enquistada su condición de escritor menor del 98. Eso, unido a un ego muy desarrollado  y una soberbia de misionero redentor, configuró una personalidad devastadora, sobre todo para él mismo. Se pasa el tiempo ensalzando  su exceso de talento y su escasez de dinero. No hay página de su estancia en Máxico de este Diario íntimo  en  la que no recuente sus dineros y su gastos, fuente de todas sus desventuras, con una patética reiteración: en pesos, en pesetas, en dólares.  Y los grandes éxitos de sus conferencias sin público y que apenas le pagaban. Hay que leer su Diario íntimo, novela de la vida de un hombre. Planeo una guía para leer a Eugenio Noel, y puede hacerse a partir de este diario.. Planeo también una guía para leer a Chaves Nogales, más allá de su Belmonte mítico. Y puede hacerse a través de los libros que está publicando Almuzara Andalucía Roja´o el más reciente, Los enemigos de la República, por ejemplo.

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