lunes, 21 de octubre de 2013

MALDITO LUNES SIN TEATRO NI NADA

Crónica de una mala tarde.

Lunes, la gente de la Farándula descansa y una tarde sin teatro es una tarde muerta. No puedo imaginarme un mundo sin teatro. Bueno, sí puedo: barbarie, devastación, soledad y pensamiento congelado. ¿Quién puede querer un mundo así?. No se devanen los sesos, miren en derredor, abran los periódicos y hallarán la respuesta. Una tarde sin teatro es una negra profecía; me imagino a las fuerzas ocultas del poder urdiendo sus estrategias sin el freno o el dique del teatro: documento, agitación, diversión,...... contrapoder. Esa es la clave: contrapoder.  Y el poder....teme el teatro como conciencia, como apertura magnífica de la mente a la revuelta colectiva. Hacen bien, señores mandamases  del sistema en temer al teatro; pero quítenle ustedes el criminal 21%  de IVA. En el fondo, la  farándula son buenas gentes, El viaje entretenido ......Perdonen, pero hay siglos en que uno no está para nada; es la hora violeta, de Montserrt Roig, es la hora del lobo de Javier Magano,  un joven poeta que acabo de descubrir, apadrinado por un poeta no tan joven que descubrí hace 40 años, Pablo Jiménez.

Yo lo que quería, de pequeño, era ser actor. Llegaban los cómicos a la taberna de mis padres, a pernoctar en unos jergones de paja o de borra,  y a hacer La pasión y Genoveva de Bravante y yo no me separaba de ellos. Hasta llegué a hacer el protagonista de San Tarsicio, el niño mártir, que por algo era el hijo de la directora  la señá Rosario y del ayudante de dirección el señor Francisco. Los cómicos y comicantas me siguieron  fascinando y luego en Barcelona, de charnego, con tal de salir a un escenario de barrio y decir, señor el café está servido,  era el muchacho  más feliz del mundo. En el fondo, mi prosa tiene un ritmo interno aprendido no solo en los clásicos, sino en los actores. Ernesto Arias  dice que mi blog suena mejor leido en voz alta. Pudiera ser. Cuando no escribía de esto, me tragaba todos los ensayos donde me dejaban entrar los amigos y vi cientos de funciones entre cajas . Muy, muy, muy, demasiado en el fondo, soy periodista y poeta por falta de talento para ser actor. Cuando veía a mis amigos y amigas que me cobijaban en los camerinos y luego me invitaban a cenar, me convencí muy pronto de que, a poco que ensayara, podía ser el peor actor del mundo. Y me dediqué al periodismo.

Bien. Venía diciendo que es La hora violeta, la difusa hora de los sueños, acaso de la tristeza o la hipocondría machadiana  que es lunes y no hay función y las salas están cerradas. Busco en la estantería el libro violeta y magnífico que, a la vuelta de un viaje a Leningrado y Moscú, me dedicó Montserrat Roig. No lo encuentro; están casi todos, pero La hora violeta, no. Alguien debió de llevárselo una noche de vinos y madrugadas sucesivas, seguro. El otro dia me declaraba ladrón de libros en épocas de penuria y Lorenzo Silva, el pontonero de la COPE, contestó en un tuiter que eso no se hace, que mejor el bibliobús. Yo nunca he robado libros en casa de amigos, eso nunca. La dedicatoria de Montserrat Roig era para Ana y para mí y tenía la complicidad del riesgo y el desbordamiento de quien acaso se sintiera ya amenazado por el cáncer.
Quizá por eso La hora violeta,  que no encuentro, empieza a convertirse en La hora del lobo, de Javier Magano. Hablaré en otro artículo de él. El libro me ha conmovido y me ha turbado, sacudido quizá por las fuentes explícitas que Magano confiesa; vean: Jean Genet, "no hay para la belleza más origen que la herida"; Baudelaire: "o vase de tristesse,o grande taciturne"; Von Platten-Hallermünde, "quien ha contemplado la belleza/ deja su suerte en manos de la muerte"; Marqués de Sade, "sostuve mis extravíos con razonamientos"....Y así. Solo un poeta me había interesado  tanto hace algunos años: Antonio Lucas, auténtica raza de poeta y de periodista. No es mala mezcla, periodismo y poesía.
Me llega un libro de Paco López Barrios sobre toros Mágica ceremonia; conociendo a López Barrios me imagino que se armará el follón. Nacionalistas, eurpeista, progres a la violeta, antitaurinos y otras especies,  querrán cortarle la cabeza, por no decir algo mucho más sensible que, en la juventud, nos interesaba, y usábamos, más que la cabeza. Este libro no irá a la Biblioteca de Colmenar Viejo, al menos hasta que lo haya leido y escriba de él. !Temblad, temblad, malditos!
Me llega una foto de un ternerillo bravo, recien puestos los crotales, de Maite Túrrez. Bajo la protección de la madre, el choto se muestra seguro y cabreado. A la defensiva. Se le ve la bravura en los ojos. Y la arrogancia. Y el desafío. Irá al Museo Taurino de Colmenar, aunque......no sé. Me fascina esta infancia brava, esa disposión a plantarle cara a la vida. No sé, no sé....Su mirada es un mundo y, a lo mejor, cuelgo la foto en mi despacho.

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